EL VALLE DEPORTIVO

Pedro Eric Fuentes López

Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así -Miguel Delibes-

No. La historia no es sencilla, es más compleja de lo que uno siquiera puede y podría imaginarse, incluso, ni en las mismas ideas volátiles se alcanza a darle la dimensión real a ciertas situaciones que circulan en la vida, en la nuestra, en esa en la que aspiramos a ser mejor cada día, aunque signifique algunas -muchas- veces perder para ganar. Así pues, hay quien nace para no pertenecer a ningún lugar ni formar parte de grupo alguno, no sostienen una o alguna convicción que no pueda ser alterada o trastocada, y “sus” posiciones extremas les resultan casi siempre sospechosas, inútiles, o simplemente no les conciernen. A lo mejor estaría mencionando a un ser extraño por naturaleza, alguien cuya conducta no puede predecirse y cuyas ideas flotan en el aire como un rebaño de nubes. Es sabido que en ciertas situaciones de aislamiento -que puede parecer irresponsable o frívola- se libera de tener que proceder siempre con precaución, con miedo de echar por tierra los planes de alguien, o bien, en la eterna angustia por determinadas posiciones de otras personas, sin embargo creo que la neta es aprender a aceptar y reconocer que un comportamiento así no les convierte -ni a nosotros mismos- en un desahuciado moral; es decir, simplemente hay que hacer y tener congruencia en el momento del viaje, del riesgo, de las consecuencias -éstas reconocerlas y saber muy bien que se presentan sí o sí-  que los amantes de la innovación y del peligro, tanto como de los excluidos, auto descartados y auto desterrados por así convenir a sus intereses, podría concluirse como que su temor los sobrepasa y una manera de atenuar ese y otros miedos es adherirse a cuestiones de afirmaciones absolutas como aquellas donde solo el valor de sus palabras y discursos son absolutos, válidos y únicos, pero no existe la verdad absoluta ni la verdad verdadera y mucho menos aquello de mis pensamientos-mis creencias…¿Temor? ¿a qué? Quizás a no saber algo con toda certeza -normalmente- o a vivir en constante duda de todo y de nada. No obstante, tal vez, la condición sería -o es-  no ser un tanto cuanto medroso, sino al contrario, ser valiente y arriesgado.

Entonces, justo en el momento correcto, incluidos resultados negativos que produce el dogmatismo del cual señalo hoy, pues éste con el correr del padre cronos se va disminuyendo en la actualidad, y por muy ilusorio que resulta y en consecuencia llega a prevalecer pero, en lo más profundo de cada quien, de aquellos que comulgan con una sola tendencia a sus verdades absolutas, indiscutibles y sin cuestionamientos. Eso ocurre y está en el día a día, y caray el deporte no podía ser excluido, porque infortunadamente abundan charlatanes que pretenden vender facultades extraordinarias y que son invisibles a nuestros ojos profanos de tal o cual atleta, deportista, equipo o grupo, y es ahí cuando obligada y necesariamente debemos y tenemos que abrir la mente para ser capaces de discernir e identificar cuándo sí, dónde sí, y con quién sí. No hasta que se les antoje, a la hora que quieran y puedan o mucho menos con su placentera -dicen- idea de que con un discurso envolvente se componen y arreglan las cosas y los temas. Nel!!! cuando los vean, escuchen y detecten, ¡ámonos!

Siempre he sostenido que la excelencia es permanente y no transitoria. Lamentablemente el deporte que es universal ha sido y es regido por la jerarquía, en la que domina el más fuerte, sin embargo, en el sistema deportivo mexicano, cualquiera puede ser campeón, quedándonos claro que en el sistema jerárquico se premia a la excelencia, mientras que en el democrático prevalece la mediocridad. Y es por ello que cuando aquellos que se aglutinan y protegen como grupos de alborotadores, promotores de la burla y el desprecio, son tan anarquistas que para ellos no existe más razón que la que ellos mismos se otorgan. Es decir, con aquello de que lo que la mayoría diga, exprese, externe y vote, es la realidad, ¡no es cierto!

Y claro, hoy en día abundan los dogmáticos a quienes les molesta que se hable mal de sus ídolos en cualquier disciplina deportiva, no importa el logro de otros, ni las conquistas, ni los metales, y mucho menos los sacrificios empeñados antes, durante y hasta posteriores de un certamen, nombre! les vale madre y llenos de complejos, acuñados en crear adoradores de papel y cristal incluso llegan ofreciendo sus servicios a la honorable directiva de equipos, conjuntos, departamentos deportivos, instituciones diversas, etcétera, para que al corto-mediano plazo conjunten un jodido nido de alimañas para seguir fomentando la mediocridad y seguir regando que lo que existe es lo ideal, cuando absolutamente eso nada tiene que ver con la realidad. Así pues, a pesar de los pesares y ya sabiendo identificar las terribles garras del anonimato colectivo que se quiere adueñar hasta de nuestros sueños del deporte y aún siendo la idea de ser extravagante, extraño, o por lo menos con la noción de quien se mantiene alejado de aquellos que gozan de tu extrañeza, sugiero, respetuosamente que no les dediquemos tu vida ni la mía, ni tus ideas ni las mías, ni tu sufrimiento ni el mío, a una persona, condición y/o “concepción” de conducta y mentalidad irrebatible.

Mejor, camina por otro lugar, apártate de la tibieza e incongruencia. ¿Qué más?

Pásenla bien!!!