“Tirar la piedra y esconder la mano”
- Elva María Maya Marquez
- 16 octubre, 2024
- Columnas
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Cada persona es libre de expresarse hasta el punto en que no dañe al otro. La Constitución lo establece en su artículo 6°: “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de un tercero”. Por tanto, la libertad de expresión como derecho tiene límites que de transgredirse deben ser sancionados conforme a la ley.
Existen diferentes leyes que castigan la violencia en sus diferentes manifestaciones como la “Ley Olimpia”, que no se refiere propiamente a “una ley”, sino a un conjunto de reformas legislativas encaminadas a reconocer la violencia digital y sancionar los delitos que violen la intimidad sexual de las personas a través de medios digitales, también conocida como ciberviolencia.
Esta ley surge a raíz de la difusión de un video de contenido sexual no autorizado de una mujer en el Estado de Puebla —Olimpia Coral Melo— que derivado de lo que vivió, impulsó una iniciativa para reformar el Código Penal de dicha entidad y tipificar tales conductas como violación a la intimidad; acción que se replicó en todas las entidades federativas.
En este contexto, se entiende como violencia digital aquellas acciones en las que se expongan, difundan o reproduzcan imágenes, audios o videos de contenido sexual íntimo de una persona sin su consentimiento, a través de medios tecnológicos y que por su naturaleza atentan contra la integridad, la dignidad y la vida privada de las mujeres causando daño psicológico, económico o sexual tanto en el ámbito privado como en el público, además de daño moral, tanto a ellas como a sus familias. Las sanciones que contempla esta ley van de 3 a 6 años de prisión para quienes caigan en este tipo de delitos, y se verán obligados a pagar multas que van de las 500 a las 1000 UMA (Unidades de Medida y de Actualización), es decir, entre 50 mil y hasta 100 mil pesos aproximadamente.
No obstante, parece que el caricaturista del periódico “El Financiero”, Antonio Garci Nieto, no está enterado, ya que el pasado 4 de octubre, comenzó a difundir en redes sociales una imagen alterada de la senadora Andrea Chávez en pose erótica, en la que se superpuso el rostro de la senadora sobre el cuerpo de otra mujer que acompañó de un comentario ofensivo y denigrante. Ante las críticas, el caricaturista argumentó que se trata de “humor gráfico” y parte de su labor de crítica al poder.
Este hombre se quiere escudar bajo “su derecho a la libertad de expresión”, pero todo derecho implica responsabilidades y cruzó la línea, ya que en esta ocasión es Andrea Chávez, pero anteriormente con caricaturas que publica en el periódico “El Financiero” y comentarios que realiza en redes sociales, ha violentado a otras mujeres del ámbito político que por cierto, el diario donde colabora no percibe como ofensivas, pues durante la campaña presidencial, dibujó a la entonces candidata Claudia Sheinbaum, como un perro con correa y esa correa era sostenida por Andrés Manuel López Obrador ¿Eso es humor gráfico? ¿Es libertad de expresión? ¿Les parecería gracioso a alguien de los que lee esta columna una imagen así con su hermana, esposa, hija o amiga?
Orquídea Fong de la revista etcétera, comparte un listado de publicaciones que muestran quien es este señor después de una revisión en su cuenta de “X”. En mayo de 2024, posteó una foto de la exsecretaria de gobernación; Luisa María Alcalde y la tituló: “Amigas putonas del Bienestar”. En 2022, una foto de la legisladora trans; María Celeste con este comentario: “Las mujeres de ahora ya lograron la igualdad con los hombres, porque después de los 40 años también tienen que hacerse cada año examen de la próstata”. En 2021 a manera de pregunta coloca: “¿Cuántas candidaturas en Morena se habrán conseguido permitiendo que el jefe te agarre las nalgas?”. En 2020 publicó una foto de la esposa del expresidente López Obrador; Beatriz Gutiérrez Müller besando un árbol con el siguiente comentario: “Así como unas princesas besan sapos para ver si se convierten en príncipes, las NO primeras damas besan troncos para ver si se convierten en palos”. El 10 de septiembre de 2019, publicó una foto de la presidenta Municipal de Tepic; Geraldine Ponce con López Obrador con la pregunta: “¿Es piruja o nalguita? Pregunta seria”.
Todas estas ofensas han quedado impunes, pero en esta ocasión las cosas pueden ser distintas tras la denuncia interpuesta por la senadora Chávez. Este hombre ha ejercido violencia contra las mujeres de forma sistemática y ahora, se dice víctima de persecución y linchamiento, pero las únicas víctimas han sido las mujeres que desde redes sociales y con sus caricaturas ha denigrado, así que, “aventar la piedra y esconder la mano”, no le funcionará más.
Cobarde, nefasto y vulgar, así puede describirse a este individuo que también ha publicado los siguientes libros: “Por qué las mujeres aman a los pendejos”,” La pendejísima historia de la segunda guerra mundial”, “Pendejadas celebres en la historia de México”, “Etiqueta para pendejos”, entre otros, porque tiene más. Qué pena contar con “literatura” de este tipo, pero mientras tenga editoriales que le publiquen y lectores que compren sus libros, seguirá, pero tal vez pueda ir preparando un siguiente libro titulado: “Las consecuencias de las caricaturas y comentarios pendejos de Antonio Garci”.