AMLO: perseverancia o necedad

Andrés Manuel López Obrador, mejor conocido como AMLO, ha puesto fin a su periodo presidencial a las 23:59 horas del lunes 30 de septiembre de 2024. Polémico, controversial, irreverente, pero digno de análisis como un personaje único que vino a revolucionar la política mexicana y la forma de ejercer el poder.

Muchos ciudadanos experimentan una sensación de pérdida al saber que este líder carismático termina su sexenio presidencial, pero algunos más, agradecen que por fin se haya terminado su mandato que por la presencia mediática que tuvo, sintieron de más de 6 años.

La figura de López Obrador representa cosas distintas, hay quienes lo perciben como ejemplo de constancia y perseverancia, para otros, un hombre con una necedad desmedida por llegar al poder. AMLO se afilió al PRI a mediados de la década de los 70, vínculo que le costaría duras críticas. Los primeros fraudes electorales los enfrentó en su natal Tabasco, el primero en 1988, donde por primera vez fue candidato a la gubernatura por el Frente Democrático Nacional (FDN), pero perdió la elección con el candidato del PRI Salvador Neme Castillo. Durante la jornada electoral (vigilada por el Ejército), y con información reportada en ese momento, abundaron las irregularidades: los representantes del FDN fueron expulsados de las casillas, las actas se adulteraron y hasta los mismos soldados colaboraron en el relleno de urnas.

En las elecciones estatales de Tabasco de 1991, AMLO volvió a denunciar fraude en seis municipios donde ganó el PRI y en los que se tenían indicios del triunfo del Partido de la Revolución Democrática (PRD). En protesta, el líder perredista inició una marcha a pie desde Villahermosa, la capital de Tabasco, hasta la capital del país, a la que denominó “Éxodo por la Democracia”. La marcha concluyó en la Plaza de la Constitución del entonces Distrito Federal (DF) el 11 de enero de 1992, con un discurso ante cerca de 40 mil simpatizantes.

A dos semanas de haber concluido el “Éxodo por la Democracia”, el 28 de enero de 1992 y tras una negociación con el secretario de Gobernación; Fernando Gutiérrez Barrios, se acordó la anulación de las elecciones en algunos de los municipios de Tabasco, y ante la presión generada por dicho éxodo, el actual gobernador; Salvador Neme Castillo, renunció a su cargo siendo sustituido por Manuel Gurría Ordóñez como gobernador interino.

En 1994, volvió a ser candidato a la gubernatura de Tabasco bajo las siglas del PRD. López Obrador obtuvo el segundo lugar siendo derrotado por el candidato del PRI; Roberto Madrazo Pintado. Andrés Manuel acusó de “fraudulentas” a estas elecciones, argumentando que su opositor había rebasado el tope de gastos de campaña, también señaló incongruencias en el conteo del 70% de las casillas instaladas y la caída del Programa de Resultados Electorales del Estado de Tabasco en tres ocasiones.

Santiago Creel y José Agustín Ortiz Pinchetti, consejeros ciudadanos del Instituto Federal Electoral (IFE) coincidieron en la existencia de irregularidades en 78% de las casillas. Por su parte, el Comité de Derechos Humanos de Tabasco declaró a las elecciones como “una perfecta farsa implementada por el gobierno (encabezado por el PRI) para aparentar unas elecciones libres que nunca se dieron”. Sin embargo, se declaró ganador a Roberto Madrazo.

Entre 1996 y 1999, AMLO ejerció la presidencia del PRD. Este cargo fue el preámbulo para la jefatura de gobierno del Distrito Federal que ganó el 2 de julio del 2000. Durante ese periodo marcó algunas de las principales señas de identidad de su estilo de gobierno al inaugurar la modalidad de ruedas de prensa diarias a las 6.00 de la mañana y convocó a consultas populares para definir la continuidad de su mandato.

El final de su gestión en el DF estuvo marcado por un proceso de desafuero que iniciaron los opositores del PRI y el PAN, a partir de un pleito judicial por la expropiación de un predio (El Encino) y una acusación de desacato a una orden judicial por parte de la Procuraduría General de la República (PGR). Muchos mexicanos lo vieron como una maniobra para evitar la llegada de AMLO al gobierno de la república, respaldada desde los Pinos por el presidente Vicente Fox. Este proceso inició un culto a la figura política del líder izquierdista, que acumuló un gran capital político con las masivas movilizaciones en su defensa.

Después de los diferentes acontecimientos, López Obrador se registró como candidato presidencial para las elecciones de 2006, sus contrincantes fueron Felipe Calderón por el Partido Acción Nacional (PAN), Roberto Madrazo por la Alianza por México, Patricia Mercado por el Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina y Roberto Campa por el Partido Nueva Alianza (PANAL).

A pesar de la campaña de miedo que inició en contra de AMLO, en el mes de abril López Obrador se perfilaba como el favorito. No obstante, la polémica siempre estuvo presente, ya que, el IFE aprobó una campaña propagandística diseñada por el PAN en la que a través de spots de radio y televisión se utilizó la frase: “López Obrador, un peligro para México”. Los anuncios iban acompañados de imágenes en donde se comparaba a López Obrador con el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

Además, el Instituto Federal Electoral permitió la difusión de spots televisivos al Consejo Coordinador Empresarial y del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios en apoyo al candidato del PAN. Empresarios particulares y organizaciones registradas también influyeron en la campaña mediante spots de televisión, entre ellas:  Sabritas, Jumex y Pepsi quienes gastaron en propaganda indirecta en la que se utilizaron frases como “tengo las manos limpias” que fue el eslogan de campaña de Felipe Calderón, o en el caso de Jumex diseñar una campaña de publicidad subliminal en la que utilizaban transiciones y tipografías idénticas a las usadas en los spots de Felipe Calderón. Ante esto, el IFE no hizo nada.

El 2 de julio de 2006, al concluir la votación, se anunció que el conteo rápido no podía definir a un ganador. El 6 de julio, el fallo del IFE determinó que con el 0.56% de diferencia en la votación (menos de 1 punto porcentual), el candidato con mayor número de votos era Felipe Calderón Hinojosa, con lo que pasó a ser presidente electo de México en medio de fuertes acusaciones de fraude.

Para las elecciones de 2012, la historia se repite (AMLO se presenta como candidato y vuelve a declarar fraude electoral), en esta ocasión el contendiente del PRI fue Enrique Peña Nieto y Televisa hizo lo propio al encargarse de construir un candidato en sus diferentes espacios promoviendo su imagen. Por otro lado, las investigaciones apuntaban a que este, no ganó legítimamente la elección presidencial, sino que se impuso por medio de la compra de votos.

La Comisión de Investigación MONEX, conformada en 2012 por la Cámara de Diputados, ya había demostrado que Peña Nieto rebasó el tope de gastos de campaña excediendo 14 veces lo permitido. Este monto no solamente involucra la utilización de las famosas tarjetas MONEX sino también tarjetas de otros bancos como Bancomer y Banamex, y de manera muy significativa las tarjetas de Soriana que, de acuerdo con la comisión investigadora, dispersaron por lo menos 2 mil 294 millones de pesos durante el proceso electoral. Frente a esto, el INE impuso una sanción irrisoria y el candidato del PRI llegó a la silla presidencial.

En 2018, después de una historia de aparentes fraudes, pero con un respaldo popular significativo, AMLO llegó a ser presidente de México con el respaldo del partido que fundó; MORENA, con el cual obtuvo 30 millones 113 mil 483 votos, es decir, 53.19% de los sufragios emitidos en esa elección. Hoy, de acuerdo con las declaraciones del expresidente que ha marcado un parteaguas en la historia reciente de México, pone fin a su vida política y se retira con 77% de aprobación de acuerdo con la encuesta de cierre de su gobierno realizada por la encuestadora Enkoll. De igual forma, el 68% de los mexicanos lo considera el mejor presidente de la República de las últimas tres décadas (levantamiento de la encuesta del 20 al 22 de septiembre). Finalmente, en una escala de 0 a 10, donde se pide a los encuestados otorgar una calificación al presidente, la calificación promedio es 8.2.

Así es como se cierra una página de la historia de este país. Querido por muchos, odiado por otros. Este, es el expresidente que impregnó un sello particular a su mandato y que llevó a hablar de política a quienes nunca lo habían hecho o no con tanto interés. La historia habrá de juzgar al presidente que declaró una Cuarta Transformación y que, por el bien de todos, —de acuerdo con su lema de gobierno— colocó primero a los pobres.

Las luces y sombras se comenzarán a ver con mayor nitidez al pasar del tiempo, sin embargo, desde ahora se advierten temas en los que queda a deber y se espera que la próxima presidenta pueda dar continuidad y en la medida de lo posible pueda comenzar a resolver temas que a la mayor parte de la población le preocupan.

La continuidad de un gobierno que se asume de izquierda y bajo el mando de una mujer es lo que el país va a experimentar durante el siguiente sexenio. Es momento de respirar profundo y esperar qué le vaya bien a México, que nos vaya bien a todos.