GRILLANDO

Quienes hemos perdido a un ser querido de forma trágica, sabemos que el sufrimiento es tan grande que deja una cicatriz que nunca sana, algo que debe ser terrible cuando no se sabe su paradero y se vive con la incertidumbre de si sigue vivo, si regresará, si murió de forma trágica y un sinnúmero de preguntas que se convierten en un tormento de todos los días.

Por ello, es que a 10 años de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, este hecho lamentable de la historia mexicana, sigue siendo un pendiente de la justicia, primero con sus padres, sus seres queridos y con todo el pueblo mexicano que demanda de la verdad histórica, que evidentemente existe, pero que sigue oculta para no afectar a los intereses de aquellos que tanto daño le han hecho a nuestra nación.

Ayer, se llevaron a cabo las manifestaciones, que obviamente se vieron empañadas por los grupos beligerantes que llevan la consigna pagada de desviar la atención de este tipo de protestas, sin embargo, el fondo es el reclamo de los padres que siguen exigiendo el regreso de sus hijos con vida, aunque lamentablemente algunos ya solo se resignan a que les digan qué fue lo que sucedió y donde están los restos de sus seres queridos.

Incluso, a nivel internacional, el Comité de las Naciones Unidas contra la Desapariciones Forzadas, destacó que la verdad, la justicia y la reparación para las víctimas ya son necesarias a 10 años, por lo que exigió que sigan las investigaciones hasta conocer el paradero de los jóvenes desaparecidos, una tragedia que lamentablemente no solo viven los padres de estos estudiantes, sino más de 100 mil familias mexicanas que a la fecha desconocen el paradero de sus padres, hijos o hermanos.

Dos presidentes de México no dieron resultados en las investigaciones de este caso, por lo que esperamos que la nueva administración que encabezará la mandataria CLAUDIA SHEINBAUM, dé a conocer la verdad histórica, brinde paz a los padres y familiares de los estudiantes, y principalmente, aplique el peso de la justicia a quienes fueron los protagonistas de uno de los episodios más lamentables y oscuros de nuestra historia moderna que no puede quedar impune.

LA GRÁFICA DE HOY

Del fotógrafo JAIME ARRIAGA, es de las acciones que se tuvieron que llevar a cabo ayer en Toluca, después de que sonara la alerta sísmica, por lo que de inmediato se procedió a evacuar espacios públicos y privados, de hecho, a nosotros nos tocó en el periódico donde de inmediato salimos.

Y es que, nuevamente regresamos al tema de la importancia de prevenir y no lamentar, más en un país como el nuestro propenso a los sismos, huracanes, fuertes lluvias y demás fenómenos naturales que conminan a las autoridades y a la sociedad a ser más responsable en diversos sentidos.

En un país con más de 57 millones de personas viviendo en condiciones de pobreza, debemos entender la necesidad de hacer todo lo posible por sobrevivir, sin embargo, esa necesidad nunca debe estar por encima de la seguridad de nuestras familias y la propia, ya que lo más valioso que tenemos es la vida.

Lo anterior lo destaco, porque nuevamente somos testigos de las desgracias que dejan los huracanes que impactan las cosas mexicanas y que prácticamente provocan lluvias en todo el país, mismas que van acompañadas de inundaciones, deslaves, fuertes corrientes en los ríos y demás aspectos que deben ser un llamado a toda la población, pues esta es la constante de nuestro México, pero ahora con fenómenos naturales más drásticos por el cambio climático. 

Al observar los videos de los lugares que están siendo afectados, es evidente que hubo una mala planeación que va de la mano de la corrupción, la ineptitud gubernamental y la imprudencia de la gente, aspectos que se deben corregir o cada año seguiremos siendo testigos de este tipo de desgracias.

Insisto, en México debemos fomentar la cultura de la prevención y no de la lamentación, pues de ella depende la vida y el bienestar de miles de personas, por lo que sin importar lo titánica que parezca la labor, habrá que trabajar al respecto desde los gobiernos municipales, estatales y el federal, que en el papel estaban obligados a poner orden y que lamentablemente nunca lo hicieron.

Y VA DE CUENTO

Una tarde en los Sauces de Toluca, un empleado del INEGI, de nombre ALEJANDRO MEDINA, realizaba un censo, por lo que toca en una casa de donde sale un sujeto, de nombre DANIEL DOMÍNGUEZ, por lo que se presenta e inicia con el clásico cuestionario, en el que le pregunta: ¿Señor cuántos hijos tiene o qué tan grande tiene su familia?

Y DANIEL le responde: Bueno… Tengo tres niños y dos niñas.

A lo que ALEJANDRO le vuelve a cuestionar: ¿Entonces la tiene grande?

DANIEL le contesta: ¿Grande…? Pues, no tanto, pero me ha salido firme y cumplidora…

HASTA mañana con más GRILLANDO. Comentarios en “X” en @pepenader y en [email protected]