La verdadera reforma judicial

Es de todos sabidos lo cierto de esa idea de que la justicia se comporta como una telaraña de jardín, donde los animalitos pequeños caen y son atrapados, pero los más grandes simplemente la rompen y siguen su camino. 

Es cierto que existe un porcentaje doloroso de personas que estando en la cárcel no tienen sentencia o que siendo inocentes, pugnan un pena que no les corresponde; pero que al mismo tiempo, hay personas libres que por deficiencias del proceso gozan de una inmerecida tranquilidad.

Sin duda existe un área de oportunidad en la administración de justicia del poder judicial, o mejor dicho, del aparato de justicia que genera un cúmulo de atropellos y de perjuicios en los derechos de muchos ciudadanos, sin embargo, la forma en la que esta problemática es abordada por parte de la clase política dominante, resulta lamentable.

Mucho se ha dicho que la procuraduría o ahora fiscalía, debería ser autónoma, y algunos esfuerzos se han hecho al respecto, pero nada se ha ejecutado en la realidad, pues todos sabemos que la procuraduría en lugar de la defensoría del pueblo se ha convertido en el caballo de batalla de la presidencia de la república, atizando contra los que le indica el poder y dejando sin investigar a quienes han sido ojo de la polémica verdadera por el cobijo de la clase política.

Se acumulan los procesos que no se mueven porque los actuarios y notificadores piden dinero o solicitan transporte porque no tienen los insumos mínimos para realizar su trabajo, o que por falta de autoridad, no se solicita algún documento que resulta estar a cargo de los dueños del proceso, jueces o magistrados. Faltan manos y escasean recursos para poder tener un rezago mínimo, pero tampoco observo que el debate se centre en ello.

También se ha debatido que los delitos del fuero común puedan ser ventilados por algún jurado con la finalidad de legitimar sus decisiones de índole local, como se hace en las regiones estatales de los estados unidos, dejando así mucha de la carga de la decisión en la propia ciudadanía, evitando casos de corrupción.

La investigación es un punto primordial para la justicia en México, pues el 99% de los delitos cometidos no llegan a una sentencia, lo que implica que no existe una investigación del delito ni capacitación formal para el personal que realiza ésta, con la finalidad de que integren de manera correcta el expediente y generen certidumbre en puntos como asegurar la cadena de custodia, atender correctamente a las víctimas, cuidar a los menores de edad y vigilar el correcto desarrollo de todo el proceso.

Pues son muchos los verdaderos temas que nada tienen que ver con una votación de jueces y magistrados que no resuelve absolutamente nada respecto de la corrupción, sino que tiene que ver con las ganas de romper completamente con la carrera judicial que impulsa la constante actualización y capacitación del personal del poder judicial.