Los individuos desafiantes siempre perseguirán a otros, y sin embargo siempre se considerarán perseguidos. Alfred Adler.

Nada mejor para comprender y entender a ciertos individuos que van por el mundo denostando todo como si fuera la gasolina de su ser, con la única intención de sobresalir a costa de todo y de todos porque si no, esa condición de ser especial y en su creencia hasta únicos y los mejores, no tendría cabida un grado de humildad, en cambio, a cada paso se encargan de ventilar sus “grandes conquistas”, sus grandes cuates o bro´s, sus más elevados conocimientos que nadie los iguala y menos los capta, sus invariables encuentros con personajes públicos y de orden personal, manifiestan -casi siempre- su enfado por todo y por nada, más aún cuando según ellos, nadie los entiende a pesar de que -dicen- enseñan, les gusta el exhibicionismo y más en grupos, poner el dedo en la llaga y señalar a quién no es de su agrado o le pasó por alto su efigie, no les gusta que siquiera se les contradiga y mucho menos que expresen algo distinto, diferente, porque para ellos primero, luego, después y al final, siempre serán ellos -autonombrados- los más chingones…

Blasfemias puras a espaldas de los demás, enrojecidos de voraz molestia y enojo por ser interrumpidos y no dejar que concluyan sus monólogos que, ni cuenta se dan que ni a sus disque seguidores, aplaudidores y lamesuelas, les causa tan solo un momento de quietud y aprendizaje, al contrario, generan más divisiones, lejanía, hartazgo, y caen tanto en la absurda y ridícula condición ya ni de sentirse sino de creerse los mesías en el lugar donde están, luego entonces, todos los demás sobran, no congenian con ellos y son tachados -los otros- de contestones, arrebatados, gritones, contrarios y más, y entonces aparece como por arte de magia la real definición de esos que sólo aspiran a ser reconocidos por todo y por nada, a costa de los demás, de aseveraciones sin ton ni son, denigran, acosar, humillar, sobajar y desplazar a quien se les ponga enfrente o peor, si se les lleva la contra. ¡Patrañas! esos sujetos deben estar en otros lugares, lejos de la sociedad, alejados del servicio público y de los encargos profesionales, aislados de los reflectores de todo trabajo, porque casi siempre son rechazados y a su decir eso les viene mejor y los envalentona, los invade la soberbia y su complejo de superioridad salta a la vista de todos, menos para sí mismos. Bah!

¿Cómo surge el complejo de superioridad? Según Adler, surge como un mecanismo de compensación para ocultar sentimientos de inferioridad. Esta teoría sugiere que detrás de la fachada de persona que se cree superior, a menudo se esconde una profunda inseguridad; “muestran una actitud altiva y prepotente y pueden ser despreciativos con los demás. Creen que sus cualidades son superiores al del resto de la gente y miran con autosuficiencia y por encima del hombro a los demás, al considerarlos menos” Este trastorno de personalidad también llamado narcisista, es un trastorno mental que se caracteriza por un patrón generalizado de sentimiento de superioridad -grandiosidad-, necesidad de admiración y falta de empatía, entonces éstas personas con trastorno de personalidad narcisista sobreestiman sus capacidades y exageran sus logros -lo que se denomina grandiosidad-, insisto, creen que son mejores que los demás, únicos o especiales. Cuando sobreestiman su propia valía y sus logros, a menudo también subestiman la valía y los logros de los demás.

Lo descrito ¿les parece conocido? Lo han leído y/o escuchado en algún lado? En un momento determinado? Personajes identificables? Excuso decir que la mayoría acertamos a decir que sí y no solo eso, sino que es por demás mencionar nombres y sobre todo por las condiciones de un tejido social que nos envuelve cada vez más a lo inimaginable, porque pensar que el deporte y sus protagonistas dentro y fuera de las actividades, parecen cada vez más propensos a ser ese tipo de personas, por supuesto el tiempo coloca a cada quien en su lugar y en el momento preciso, a lo mejor se tarda, pero nunca falla.

El sistema deportivo mexicano tiene sentada en un lugar que no le pertenece, que no es de nadie, que no tiene título de propiedad ni mucho menos, es más, es tan prestada que bien deberían saberlo quienes llegan a esa silla, empero, hoy en día parece que entre más soez, vulgar, inculta, arrogante, pedante y muchísimos etcéteras, como quien encabeza la administración nacional, sean las condiciones necesarias para ocupar un encargo profesional que les queda grandísimo y por ende las excusas, vituperios, insultos y valemadrismo -tal cual lo señala- sea la carta de presentación. ¡No, no, no y más no! estamos ávidos de vientos de cambio, de gente honesta y trabajadora, el deporte mexicano lo que menos necesita es gente manipuladora, soberbia, majadera y que entienda que ser servidor público ejerce un doble compromiso, primero con uno mismo y enseguida con la sociedad. Claro, no muchos comprenden y mucho menos entienden estos conceptos. Aaaah pero qué tal los que se sienten figuras públicas y no toleran más allá de lo que escupen, aunque se lo pasen diciendo que la verdad absoluta no existe y que menos las de ellos, pero en la práctica hacen de todo eso su modus operandis…vaya calaña de narcisistas.

Pásenla bien!!!