EL VALLE DEPORTIVO

La verdad no peca, pero incomoda…

Desde hace muchos años, pero muchos eh, aprendí a darle el realce a los tiempos, a la preparación, a la cordura, pero sobre todo a la congruencia. No creo estar tan alejado de la realidad, aunque signifique que en varias oportunidades no comulgue con las ideas de otros y sus planteamientos, sin embargo, tampoco es para denostar y mucho menos menospreciar, porque si bien es cierto que una cosa es la crítica otra muy diferente es la agresión y las consecuencias que conlleva, así que, después de una introspección, análisis frío, con la carga emocional a tope, varias hipótesis y un sinfín de porqués, es momento de elevar el ancla y no dejarnos caer o quedarnos atrapados en el fango. Es, sin duda, el momento que tuvo que ser, y así tenía que suceder, insisto, no sé si estuvo bien o no, pero al final lo único que nos toca a todos, es apuntar pa´lante, apoyar para ser respaldado, cuidadoso para establecer mecanismos de rescate inmediato, fomento de las bases estructurales en y desde casa, difundir de manera efectiva mediante la promoción altamente competitiva, valores que sigan enalteciendo la capacidad de ser y estar. La proyección inminente, así como la creación y consolidación de espacios abiertos y cubiertos, son una necesidad que debe abarcar más allá de los escritorios y de papeleo, de las falsas promesas y nula eficacia, de dar y no quitar, de brindar y no castigar, de ofrecer y no fustigar, de orgullo y no de poner dedo, de vitorear y no despotricar, de cumplir y no prometer, de ejercer y no hacer como que se hace, de privilegiar sin distingos, etcétera.

Las variantes que señalo son la fiel muestra de que México, hoy más que nunca necesita un ejercicio tácito de rescate en todas las áreas de la vida y de lo cotidiano, no podemos ni debemos seguir permitiendo no crecer, no entrarle, hacernos de la vista gorda, como que no pasa nada o peor aún, como si solo fuera por una cuantas horas o días. No! basta ya de tanta debilidad y hasta de cobardía, porque si bien es cierto que estamos a la intemperie en varias aristas, el deporte -que no es la excepción- debe ser, no la punta de lanza, sino toda ella para generar tracción, soporte, consolidación, superación y, en su momento, hegemonía, dejando de lado tanta barata, absurda y canibaliza administración del sistema deportivo mexicano, y eso que debió ser y se quedó únicamente en unos cuantos, genere áreas de oportunidad para el deporte social, escolar, asociado y federado, así como el de alto rendimiento, pero para que esto surja un efecto domino y una sinergia real y efectiva, la o las administraciones en los tres niveles de gobierno deben, necesaria y obligadamente, contar con personal altamente capacitado y probado para tan semejante responsabilidad y dejarse de hacer pentontos con aquellos figurines de ocasión, estilo muñecos de pastel de bodas, que nada más porque se les antojo y les dieron ganas, pues también se lanzan como si de sus otrora herramientas de trabajo les hayan proporcionado lo que se necesita. No amigos, no nos equivoquemos ni una vez más, no hay que permitir ni dejarnos que se impongan las imágenes por encima de las personas, no permitir el momento de moda ni el aprovechamiento de la ignorancia de unos cuantos. El deporte necesita gente preparada, con escuela, con estudios de nivel, con formación requerida y fortalecida, con títulos certificados y no de San Juan, con cédulas profesionales y no nada más de una cancha de futbol, de una alberca, de una duela, de un tatami y mucho menos del yoyo, la ruleta o las canicas. Necesitamos servidores que, salvaguardando la proporción de mi comentario, den la vida por el deporte antes que su bolsillo y la corruptela que conlleva, urge -y los hay- personas fieles creyentes a principios y valores deportivos, no más pseudo estrellitas de ocasión y mucho menos aquellos que se colgaron de un momento de alegría deportiva sin más realidades que eso. Ejemplos sobran y hoy, infortunadamente, sobresalen como quién se dice que metió un gol, un tal Moisés Muñoz, que sin pena ni gloria, se apresuró a formarse y alinearse, bah; Gustavo Ayón, Adrián Chávez, Rommel Pacheco, y varios más, quienes gracias a sus alternativas deportivas pudieron hacer algo, pero en sus disciplinas, ¡carajo! esto es toda una romería, sirviendo al mejor postor, aplaudidores y porristas, estirando la mano por un hueso, como si “simplemente” haber desarrollado una carrera deportiva diera los elementos para estar a cargo de una responsabilidad socio-deportiva, pero estamos en México, en el país donde todo puede pasar y nada es imposible.

El nivel de asombro es bestialmente proporcional a la ignorancia, a la soberbia y al oportunismo de quienes hoy celebran, disfrazando caras llenas de resentimiento, lágrimas, penas, pesares, ausencias y más. Basta entonces de miseria deportiva -entre otras- acá se tiene y se debe ser pulcro así como honestamente trabajador, o como decía mi Tía Petra: “…zapatero a tus zapatos…”

Pásenla bien!!!