Demasiado bueno para ser verdad
- Elva María Maya Marquez
- 13 diciembre, 2023
- Columnas
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Trabajar cinco días a la semana y descansar dos, para muchos es una realidad y para otros, una mera ilusión. En esto se traduce la iniciativa de reforma que pretende disminuir la jornada laboral de 48 horas a la semana a 40, pero como era de esperarse, las fricciones fueron muchas y los consensos pocos ¿Quién gana? El sector empresarial ¿Quiénes pierden? Los de siempre, los trabajadores.
Para comprender el tema hace falta dar un paso atrás y volver al mes de abril de 2023 cuando todo parecía ser demasiado bueno para ser verdad; la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, aprobó el 25 de abril la iniciativa para reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas a la semana. Lo anterior tenía como propósito la modificación al apartado A del Artículo 123 constitucional para que la jornada de trabajo no exceda las 40 horas semanales y se disfrute de 2 días de descanso por cada 5 de trabajo.
La última vez que esta ley fue modificada tiene registro en 1917, pero cabe señalar que antes de la revolución mexicana, la jornada laboral llegaba a superar las 16 horas diarias, razón por la cual, en este año, se consagró en el artículo 123 de nuestra constitución, la jornada máxima de 48 horas semanales con un día de descanso, sin embargo, después de 106 años es obligado discutir y analizar el tema en aras de mejorar las condiciones de trabajo y de bienestar de la clase trabajadora.
De acuerdo con Saúl Escobar, investigador de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), “México es un caso insólito. Los mexicanos trabajan muchas horas y con salarios que no compensan esas horas de trabajo. Tenemos jornadas muy largas y salarios muy bajos”.
Pero vayamos a las cifras, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), organización internacional cuya misión es diseñar políticas para lograr un mejor nivel de vida de la población de los 38 países miembro y promover la prosperidad, la igualdad de oportunidades y el bienestar de las personas, México es el segundo país con un mayor número de horas trabajadas al año con 2 mil 226 horas, solo por debajo de Colombia con 2 mil 405 horas en promedio al año. En contraparte, se encuentran los países con menos horas trabajadas anualmente, Alemania con mil 341 horas; Dinamarca, con mil 372 y Noruega, mil 425.
No obstante, un razonamiento “lógico” llevaría a pensar que, al trabajar más, ganas más, pero en México no es así, el salario que se percibe en función de las horas de trabajo, no es equiparable. Por otra parte, la productividad de los trabajadores en México durante el 2022 fue la más baja entre los países de la OCDE, por lo cual se debe modificar la ecuación, a menor cantidad de días de trabajo, mayor productividad y no al contrario.
En los países donde se trabaja menos, la productividad es mayor y tiene sentido, cuando los trabajadores están contentos son más productivos y cómo no serlo si “tienen tiempo” para algo más que ir al trabajo ¿Cómo pretenden que una madre o padre de familia pueda conocer en un día lo que sus hijos y pareja hicieron en 6?
Viridiana Ríos, académica y periodista, señaló en el 5to Foro de Parlamento Abierto: Empleo, Jornada y Estándares de Producción en México, que en los últimos 13 años todos los partidos han presentado al menos 17 reformas para reducir la jornada laboral y ninguna se ha aprobado, esto, porque uno de los principales argumentos que se utiliza por parte del sector empresarial para evitar reducir la jornada laboral es que “no alcanza”, “las empresas quebrarían”, lo cual es una mentira, pero que se podía esperar de la inmensa mayoría de empresarios que están a costumbrados a llenar sus bolsas de dinero a costa del trabajo y explotación de otros.
Viridiana Ríos, compartió los resultados de su investigación en cuanto al reparto de las ganancias que generan las empresas, en el continente americano la proporción es de 56% a los trabajadores y 44% a los empresarios, en el mundo, 51% de ganancia se reparte a los trabajadores y 49% a los empresarios, es decir, casi un 50 a 50, pero en México, los trabajadores se quedan apenas el 34% de las ganancias generadas y el 66% se lo queda el empresario.
Que si las empresas o empresarios mexicanos “van a perder” ¿Por qué? Si nunca lo han hecho y prueba de ello el reparto inequitativo que realizan de las ganancias obtenidas en las empresas donde su mezquindad se observa en dos sentidos; en los bajos sueldos que mantienen y jornadas laborales extensas. No deja de ser interesante como es que mientras que media Europa se prepara para afrontar los retos de una jornada laboral de 4 días con 32 horas semanales, en México, nos siguen queriendo engañar con que la reducción a 40 horas que conlleva descansar dos días a la semana, no es posible.
Hace unos días (1 de diciembre), el hombre más rico de México, Carlos Slim se manifestó en contra de la reducción de la jornada laboral, argumentando que “es mejor que las personas trabajen 48 horas y ganen más a que trabajen 40 y ganen menos”. El empresario comentó que la medida podría afectar el poder adquisitivo de los trabajadores, argumento que no tiene sentido.
La reducción a 40 horas no implicaría una disminución del pago a los trabajadores, la iniciativa propone que se trabaje un menor número de horas por el mismo sueldo. En lo que respecta al tiempo extra, se comenzaría a pagar a partir de la hora 41, y no la hora 49 como actualmente se hace.
Los salarios en México durante décadas fueron muy bajos, haciendo la mano de obra muy atractiva para las empresas. Esto normalizó las jornadas de trabajo largas, pues los empleados hicieron de las horas extra y de turnos adicionales en sábado o domingo parte de su rutina de trabajo con el propósito de percibir mayores ingresos, dejando de lado su vida personal, social y familiar.
Aunado a lo anterior, se debe desmontar esta falsa y dañina idea de que el último empleado en irse es el más trabajador, aun cuando este, fue muy poco productivo, hay gente que pasa horas en sus lugares de trabajo “haciendo como que hace”, pero en realidad no hace nada.
No hay duda, bajo cualquier estándar internacional, México es de los países donde se trabaja más y el empresariado está acostumbrado a recibir una muy alta proporción del valor que se genera en las empresas, y no es que la reducción de horas laborales no se pueda, es que el sector empresarial no quiere, pero es una lucha que debe continuar.
La vida no significa llegar a la oficina, a la empresa, volver a casa y dormir. Hay más en la vida o debería haber algo más que solo trabajar, tiempo para socializar, hacer ejercicio, relajarse, conversar con los hijos, con su pareja, ver una serie, ir al cine, no hacer que la vida carezca de sentido. La gente no estudia o se capacita para volverse una máquina y los intereses de un cliente no son más importantes que los personales y los de una familia.
Muchos cantaron victoria antes de tiempo y la iniciativa se dejó para el siguiente periodo legislativo, es un tema trascendente y era de esperarse que estuviera lleno de dificultades y lo “raro” hubiera sido que la aprobación se diera de manera tersa, simplemente hubiera sido demasiado bueno para ser verdad. Para el 2024 no falta mucho, esperemos que el próximo año se cristalice la aprobación de esta reforma y no dejemos que el tema se olvide. #YoPorLas40horas