SIN TON NI SON
- Francisco Javier Escamilla
- 22 agosto, 2019
- Columnas
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Existe mucha propaganda y muchas frases trilladas de que cuidemos el planeta, que estamos terminando con el planeta, que no va a resistir; en realidad con quien estamos acabando es con la propia humanidad y esto al planeta lo tiene sin cuidado. Si el hombre desaparece del planeta éste se reestablece en menos de doscientos años, vuelve a estar verde y rebosante, continuando con su proceso de envejecimiento. Quien debe cuidarse a sí misma es la humanidad y en todos los sentidos, por eso, haciendo una relación de ideas que parezcan tal vez que no estén interconectadas ahora me referiré a un año que cambió al mundo, el mundo desde el punto de vista de los pobladores del planeta, un año que afortunadamente me tocó vivir y de ahí para acá he apreciado ese cambio. Tal vez, para no destruirnos debería existir otra transformación social como la de 1968.
Los Movimientos sociales de 1968, también llamados Protestas de 1968, Revolución de 1968, o simplemente el 68, se sucedieron en una progresión mundial de conflictos sociales, los cuales estuvieron caracterizados por rebeliones populares contra las élites militares y burocráticas, las cuales respondieron con una escalada de represión política.
Otros movimientos ligados a los de 1968 también se dieron en países como Estados Unidos con protestas contra la guerra de Vietnam, el Movimiento por los derechos civiles que ese mismo año sufrió el asesinato de dos líderes de trascendencia mundial, Martin Luther King y Robert Kennedy; también se realizó el Festival de Woodstock (1969). Otro movimiento es conocido como la Primavera de Praga con su propuesta de socialismo de rostro humano, el cual fue reprimido por la Unión Soviética provocando una profunda decepción en la opinión pro- comunista de occidente; además este movimiento de Primavera de Praga fue la chispa que desencadenó el movimiento parisino; en México tuvimos el Movimiento del 68, tristemente célebre por la conocidísima matanza de Tlatelolco, que fue el fin del movimiento, para poder dar paso a la inauguración de los Juegos Olímpicos en la Ciudad de México; en España hubo movimientos universitarios de oposición al franquismo.
Estos Movimientos de 1968 compartieron, de alguna manera, la misma ideología cultural o política, donde fue muy notable la participación estudiantil que llegó a arrastrar la participación de la ciudadanía común. Esta participación llegó a materializarse en ocupación de facultades, fábricas y talleres y en protestas callejeras o manifestaciones de gran envergadura, como la que encabezó el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra.
Las consignas de estos movimientos fueron globales, aunque se iniciaban por problemas concretos, se terminaban haciendo genéricas, demandando la solidaridad y conexión con otros grupos, transformaciones altruistas y universales. Distintas consignas sociales fueron enarboladas: movimientos pacifistas, feministas, homosexuales, los primeros ecologistas. También se desencadenaron movimientos artísticos como el arte pop, hippie, videoarte, psicodelia, etcétera.
No cabe duda, a partir de 1968 el mundo cambió, la forma de vivir del ser humano se modificó y las transformaciones políticas y sociales sufrieron un giro crucial. Este tipo de cambios dentro de la humanidad, son bienvenidos y no como el cambio climático.
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