En México: educación sin educación
Laura Castillo García
Vocera del Movimiento Antorchista en el Estado de México
Mientras que millones de niños, niñas y adolescentes celebran el fin del ciclo escolar 2022-2023 y una importante cantidad de ellos están felices porque terminaron sus estudios de preescolar, primaria, secundaria, preparatoria y universidad, a los que se vieron obligados a abandonar los estudios por falta de recursos económicos de sus padres, no les queda más que mirar con tristeza lo logrado por sus compañeros.
De acuerdo con datos proporcionados por la organización Educación con rumbo, en el ciclo escolar 2022-2023, no se inscribieron un millón 285 mil 670 alumnos porque abandonaron las aulas por: Covid-19, porque más de 136 mil estudiantes quedaron huérfanos por la misma razón y a que 5 mil más quedaron huérfanos a causa de feminicidios.
Además, muchos de los que desertaron de la escuela incrementaron las filas del trabajo infantil, el cual en este 2023 registró la cantidad de 3.3 millones de infantes y jóvenes, quienes son explotados laboralmente desde los seis u ocho años, lo que les trae consecuencias negativas tanto en su educación, como condición física y salud mental.
Otro factor que impulsó la deserción escolar, en los años 2022 y 2023, fue la determinación de la 4T y su entonces secretaria de Educación, Delfina Gómez Álvarez –hoy gobernadora electa del Estado de México–, de desaparecer las 27 mil escuelas de tiempo completo que atendían a 3.6 millones de estudiantes de educación básica, quienes se vieron grandemente afectados.
A través del programa nacional de escuelas de tiempo completo –que lanzó en 2007 el presidente Felipe Calderón Hinojosa, de filiación panista, y continúo Enrique Peña Nieto, del PRI, y tenía por objeto elevar la calidad de la educación básica de alumnos mexicanos– los niños y niñas recibían sus materias ordinarias de educación básica, pero también materias complementarias, como una lengua extranjera o conocimiento de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, además de actividades artísticas y deportivas, con lo que se les brindaba educación integral. Asimismo, eran una gran ayuda para las familias más vulnerables porque las escuelas de tiempo completo desayunos y comidas. Ahora, los niños que permanecen en las escuelas comen tortillas con sal o frijoles y té o coca-cola.
O sea, la decisión que tomó López Obrador y ejecutó Delfina Gómez de acabar con las escuelas de tiempo completo afectó tanto a las niñas y niños de más bajos recursos; a muchos de ellos sus padres los sacaron de la escuela y ahora forman parte del trabajo infantil que los condena a la ignorancia y la explotación.
En México, pues, tenemos una secretaría de Educación Pública, que no brinda educación.
A todo lo anterior hay que sumar la reciente decisión de la 4T de ya no enseñar matemáticas a los niños de nivel básico: ahora tenemos que de 258 páginas de matemáticas que tenían los libros de texto gratuito, los ideólogos de la 4T las redujeron a 24 páginas, ¿acaso la 4T, aquellos que tienen maestrías nacionales y en el extranjero, están convencidos de que los niños y niñas aprenderán a realizar operaciones matemáticas y a construir un pensamiento abstracto y crítico para explicarse los fenómenos a los que se enfrentarán en su vida adulta? Seguramente sus altos conocimientos no les permiten afirmar cosa tan aberrante, pero su alineación política sí que se los permite.
En el año 2005, el entonces presidente de la república, Vicente Fox, pronunció una frase que indignó a millones de mexicanos, pero no por eso dejaba de ser verdad: “Para exaltar la capacidad, valía y aportes que hacen los migrantes mexicanos a la economía de Estados Unidos, el presidente Vicente Fox dijo que ellos están haciendo trabajos que ni siquiera los negros quieren hacer” (Realizan mexicanos trabajos que ni los negros quieren: Fox. Lajornada.com. 24 de mayo de 2005). Dos años después, para elevar la calidad de la educación, el Mandatario que le sucedió, lanzó el programa nacional de escuelas de tiempo completo, mismo que López Obrador desapareció para ocupar el dinero que ahí se destinaba en mejorar la infraestructura de las instituciones de educación, programa que también resultó un fracaso.
Sin las escuelas de tiempo completo y la no enseñanza de las matemáticas en la educación básica, López Obrador y su 4T están trabajando para que los mexicanos que no tienen la posibilidad de pagar su estancia en un colegio particular, hagan los trabajos más denigrantes incluso en el territorio nacional, pues no tendrán la educación mínima requerida para ocupar un puesto digno y bien remunerado en el mercado laboral. Seguramente la lógica del presidente es que los mexicanos ya no necesitan educación porque la inteligencia artificial ya es una realidad y pronto desplazará el trabajo de los seres humanos. O sea, no obstante el sobado discurso de López Obrador acerca de que trabaja para que los mexicanos tengamos mejores condiciones de vida, la realidad dice que más bien está creando las condiciones para que los mexicanos se ganen la vida en trabajos del más bajo nivel, los cuales ofrecen raquíticos salarios que no les permitirán salir de la pobreza.
Por el contrario, cuando el Movimiento Antorchista Nacional dice que día a día trabaja para construir un México mejor, no es solamente un discurso, sino que se concreta en acciones para mejorar la situación de los mexicanos; en los centros educativos que ha impulsado el antorchismo desde hace cerca de 50 años, directivos y maestros trabajan para dar educación integral a niños, niñas, adolescentes y jóvenes universitarios: además de brindarles los conocimientos académicos, trabajan para despertar y desarrollar los talentos artísticos y deportivos contenidos en niños, niñas, adolescentes, jóvenes y maestros. Asimismo, les fomenta la solidaridad hacia sus semejantes, lo cual los forma como seres humanos sensibles, aptos para ayudar a los grupos sociales que enfrentan graves problemas. Por ejemplo, en los eventos de clausura del presente ciclo escolar, las comunidades estudiantiles claman por justicia para los dirigentes antorchistas asesinados, el pasado 12 de abril, en Chilpancingo Guerrero: Conrado Hernández y Mercedes Martínez, y de su hijo menor de edad, Vladimir, quien este año se graduaría del nivel preescolar, pero que las balas asesinas lo impidieron.
Ese grito de justicia no se materializa solamente en consignas, sino también mediante la realización de hermosos eventos culturales que incluyen bailes, danzas, canto, música, poesía y sketches de teatro, que además de acercar la cultura a los ejecutantes, también lo hacen con los padres de familia, quienes han tenido una vida llena de trabajo, alejados de la diversión y el arte.
Ciertamente no todas las instituciones educativas impulsadas por Antorcha tienen el mismo grado de desarrollo, pero sí hay alumnos de muchos centros escolares que han destacado tanto en el ámbito académico como en artes y deporte, como referí en mi colaboración del pasado 13 de junio.
Felicidades graduandos, felicidades maestros antorchistas por dar pasos prácticos para la construcción de un México mejor. Falta mucho por hacer, pero los antorchistas trabajamos sin pausas. Pero una realidad es que requerimos de la voluntad y fuerza organizada de millones de mexicanos más: con su fuerza podremos conquistar el poder político del país para encaminarlo por otro rumbo, por el verdadero camino del desarrollo y progreso que beneficie a todos. Para lograrlo, necesitamos tirar a la basura de la historia a los políticos de la 4T y la porquería de “educación” que están dando.
Etiquetas: Educación pública sin educación. Desaparición de escuelas de tiempo completo. Huérfanos por Covid-19 y feminicidios. Trabajo infantil. Justicia para líderes antorchistas asesinados.