Situación de las cárceles en México
- Elva María Maya Marquez
- 2 agosto, 2019
- Columnas
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Dentro de estos grupos llamados o considerados vulnerables, existe un gran número de personas de las cuales como sociedad no se quiere hablar, me refiero a las personas que se encuentran en la cárcel. El discurso a partir del cual se les mira los convierte en algo menos que seres humanos, incluso sin haber cometido algún delito, donde para mala fortuna de muchos, la “justicia” actúo de “manera injusta”, por lo que esta problemática merece ser vista desde una perspectiva que considere sus derechos.
Normalmente se tiene una creencia popular de que una mala condición es algo que merecen las personas que están en algún centro penitenciario, la visión tiene que ser más amplia para comprender que la justicia no sé da en forma de venganza y si una persona cometió un delito, en términos de justicia tiene que cumplir una pena en la cárcel ya que parece que aún no queda claro, que la violencia solo genera más violencia.
El “nuevo” modelo de ejecución penal que se estableció a partir de la reforma procesal penal de 2008, corresponde a la reinserción social que deja atrás paradigmas como la regeneración establecido en 1917, o el modelo de readaptación, establecido aproximadamente en 1965. La gran diferencia es que los modelos mencionados se fijaban en la persona y buscaban ser un tipo de “tratamiento” para que las personas al salir de la cárcel pudieran de alguna manera reincorporarse a la sociedad. Vale la pena señalar que el modelo de regeneración era porque se consideraba a la persona como degenerada y el de readaptación, porque era un inadaptado, modelos que sin duda alguna deben quedar atrás.
La reinserción social busca dejar en el pasado esta forma de ver a las personas que están en la cárcel, que dentro de la constitución ya no se les nombra como delincuente, sino como la persona sentenciada por algún delito que desde ahí, intenta cambiar la percepción, donde lo que se trata de sancionar son los hechos y no a las personas que aun estando en ese lugar, no son necesariamente las que cometen un delito pero efectivamente, también existen quienes sí lo hicieron y tampoco se va a romantizar la cárcel, pero lo que se debe tener presente es que las personas que se encuentran actualmente en este tipo de lugares, es porque están llevando un proceso en el cual aun no han sido sentenciados, es decir, de forma preventiva y los que sí han sido sentenciados, se encuentran por cometer delitos contra la salud, portación de cantidades menores de droga, por haber robado comida en alguna tienda etc., pero al pensar en cárcel, se imaginan delitos como homicidio, secuestro, extorciones que también se encuentran en estos lugares pero lo que prevalece, son los delitos considerados como menores. La cárcel debería ser un sitio para reeducar a las personas, cuestión que evidentemente no sucede y en contra parte, se convierten en una universidad para el delito, por lo que pequeños delincuentes salen graduados como miembros de bandas criminales que participan desde el interior en delitos como el fraude telefónico y secuestro exprés.
Las cárceles están sobre pobladas y el peor de los delitos que se comete parece ser, el ser pobre. Esta semana, el presidente menciono en su conferencia matutina los casos de más de 3 mil mujeres presas que no tienen porque estar en la cárcel, por lo que se hablo de una iniciativa de ley de amnistía es decir, “una media general con la que el Estado renuncia a la aplicación de la pena respecto a determinados delitos”. Es obligado hablar este asunto y analizarlo desde todos los enfoques posibles para entender en la medida de lo posible, cual queremos que sea el papel de las cárceles en México.