“La belleza no es sino la atracción del abismo”. Uwe Frisch

De verdad que cuando caes en la decepción, desilusión e impotencia que llena de coraje, de esa que hace mella en las tripas y no puedes hacer nada, lo único que resta, a pesar de los pesares, es aceptar que existen personas, grupos, instituciones, clubes, entidades y más, incapaces de soslayar y que, en cambio, provocan huida, distancia, lejanía y destierro. En el deporte esto para nada es la excepción, al contrario, pareciera pan de todos y cualquier día, entonces como clara muestra de ello, está es lo sucedido en el futbol femenil español, donde en una inimaginable e inaceptable imagen, se nota que la evolución no es para todos, la educación deportiva de pronto parece invisible, no se nota y lo peor del caso que causa estragos con tan solo: ni mover un dedo…Resulta que en la final por el título de la Supercopa de España, que se jugó este domingo en el estadio José Fouto de Mérida, Extremadura -en el suroeste de España en la frontera con Portugal- entre Barcelona enfrentándose a la Real Sociedad, tuvo los tintes más atractivos dentro del terreno de juego, con un cuadro blaugrana femenil revalidando su cetro tras imponerse por 3-0 a su rival, con goles de Aitana Bonmatí en dos ocasiones y cerrando el marcador Oshoala, sin embargo, al final fueron ignoradas por los directivos y ellas mismas tuvieron que ir a recoger sus medallas de campeonas. ¡Increíble pero cierto! Hay imágenes recorriendo todo el mundo, en donde se muestra a las futbolistas azulgranas, y también a las de la Real Sociedad, teniendo que pasar a tomar sus medallas de campeonas y subcampeonas, ¡¡para colocárselas ellas mismas¡¡ sin una ceremonia de premiación, causando el grado más elevado de indignación, molestia y otras cosas que no debo escribir, y todo porque el presidente de la Real Federación Española de Futbol (RFEF), Luis Rubiales, ni siquiera se presentó al partido. Y entonces vienen a mi mente los recuerdos de que justamente hace una semana, el propio Rubiales, bajó al escenario en la ceremonia de premiación del certamen varonil entre Real Madrid y Barcelona allá en Arabia, por lo que, la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) emitió un comunicado donde detalla que las jugadoras de ambos conjuntos han sido menospreciadas, entre otras cosas, durante el momento de recoger las medallas de campeonas y subcampeonas, además -subraya- fueron claramente infravaloradas por parte de la RFEF, que no reconoció como se merecen a las brillantes finalistas de la Supercopa de España, además de que no recibieron el mismo trato que a los varones, siendo víctimas de una clara discriminación en relación a sus compañeros dejando para el recuerdo una imagen lamentable que no se puede volver a repetir”.
A ver, seamos claros, yo no quiero dejar pasar este acto como una irresponsabilidad de un futbol que se supone está en la élite mundial y que, para todos debe ser ejemplo, pero este tipo de actos nos debe invitar a todos a no repetir patrones ni modelos que solo sirven para para salir del paso. También, dejo en claro que la ropa sucia se lava en casa, empero el tema es que, si dejara pasar de largo este inoperante cuento, sería justamente hacer como que no pasa nada y es cuando más pasa. El tema es álgido por donde se le vea, porque ganar cualquier partido de fucho es complicado, y si vamos y vemos la evolución del balompié femenino en los últimos años está yendo al alza y nos exige que sigamos mejorando nuestra versión en todos los aspectos de nuestro entorno personal y profesional a cada instante, así que, para los adustos y extrovertidos personajes que siguen sin creer que el juego lo puede practicar quien sea, tenemos el mejor claro ejemplo de que el rendimiento en un terreno de juego es el mismo y que, quien sea triunfador debe ser reconocido en igualdad de condiciones que sus congéneres.
Quiénes nos dedicamos a esta profesión no podemos ni debemos dejar pasar por alto este tipo de hechos que solamente estorban, malean y ponen trabas al proyecto del futbol femenil mundial. Hoy el caso es en España y debemos tomarlo con seriedad, por lo que implica la promoción, difusión y fomento de la Ley de Cultura Física y Deporte, que contempla -entre otros temas- aspectos básicos para animar una justa igualdad entre hombres y mujeres. Hoy, en pleno siglo XXI, debemos apostar y aportar lo ecuánime y necesario para crear una sociedad más justa y honorable en toda práctica deportiva, por lo que yo sigo insistiendo que los eventos deportivos deben ser exactamente iguales a la hora de organizar los masculinos y los femeninos. Se presentó este vergonzoso momento a nivel internacional, pero también ha ocurrido en otras aristas del deporte y sus consecuencias han tenido sus desgloses, los han corregido y han evitado caer en acciones no leales a la competitividad e igualdad; quizás el tema con relación a nuestro balompié no tenga semejanza -ojalá que nunca- sin embargo, recuerdo cuando mi abuela Pacecita decía: “mijo, cuando veas las barbas de tu vecino cortar…pon las tuyas a remojar…”
¡¡¡Pásenla bien!!!