El estado de nuestra Democracia
- Elva María Maya Marquez
- 5 julio, 2019
- Columnas
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Lo acontecido el domingo 1° de julio de 2018, probablemente será recordado como las elecciones que cambiaron a México en nuestra historia reciente, a un año de estos comicios electorales, algunos ciudadanos aún transitan entre el rechazo, el asombro, la aceptación y porque no, hasta la indiferencia respecto a los resultados obtenidos que aunque cueste reconocer, vino a darnos una especie de sacudida que invariablemente ha llevado a replantear la dinámica del país.
El pasado lunes se cumplió un año de estos comicios que se decidió no pasarían de largo y el zócalo de la Ciudad de México fue testigo de algo que no sé cómo nombrar, un acontecimiento gubernamental, evento de partido, declaración de un discurso, un balance o hasta una especie de mañanera. Lo más sencillo podría ser referirlo como lo que nos pareció a la gran mayoría, un informe, pero se negó a reconocerse como tal.
Ante un escenario de este tipo, resulta oportuno realizar algo así como un corte de caja y tratar de entender dónde estamos parados y que podemos esperar del gobierno o más específicamente, de nuestra forma de gobierno que de acuerdo con el presidente, será un gobierno del “pueblo” sin embargo, este no es un conjunto monolítico o uniforme ya que de ser así, supondría que todos los sujetos referidos bajo esta palabra, están de acuerdo con aquello que se dice o se haga no obstante, una forma de gobierno como la nuestra es decir; democrática, se ocupa de las diferentes posturas, de la pluralidad política para llegar a acuerdos políticos, ya que si el pueblo estuviera de acuerdo con todo, no tendría sentido hablar de las reglas que componen el juego democrático.
Si bien es cierto que la democracia no cuenta con una definición única, de manera general y “simple”, podemos referirnos a esta como una forma de gobierno que a diferencia de otras, permite la convivencia y competencia de la pluralidad política que existe en un país, así como el relevo de los gobiernos de “manera pacífica”, ya que si algo reconoce una democracia, es la diversidad que puede existir dentro de una sociedad y la cual se debe preservar mediante mecanismos y canales para su expresión y coexistencia.
En el caso de México, se puede hablar de una democracia incipiente, de una forma de gobierno que se ha tratado de construir de manera histórica y que debe ser entendida como una forma de organización social que tiene como premisa el bienestar de la sociedad, al colocar en el centro a los ciudadanos y, de manera particular la igualdad de los mismos. Es conveniente profundizar en las implicaciones que tiene vivir en democracia, a fin de evitar caer en simplificaciones a partir de las cuales se piensa que la democracia es algo que ocurre cada tres o cada seis años, la democracia no se limita a una participación mediante el voto, es una forma de vida que nos incluye a todos.
El camino hacia una consolidación democrática no ha sido fácil, por lo que los ciudadanos debemos apelar por nuestros derechos pero también cumplir con nuestras obligaciones, lo que conlleva a una participación activa, informada y responsable. El rumbo del país es un tema que merece toda la seriedad, el gobernar no deriva del sentido común o de una corazonada, y mucho menos se dará a partir de consultas a mano alzada, pensemos en un verdadero fortalecimiento democrático teniendo claro que la democracia no es algo que se da una vez y para siempre, es un ideal a perseguir y por el cual vale la pena trabajar todos los días.