El último suspiro de la muerte

El camino del cempasúchil se ha cerrado,
calaveras de azúcar, fruta y adornos florales,
todas esas expresiones por amores del pasado,
hoy ya descansan en sus tumbas astrales.

Antes de marchar al arcano,
la flaca a varios se ha llevado,
almas mortales escondidas,
que burlar a la parca no podrían.

Su víctima primera notas de política escribía,
“tecleando” memorias de la vida,
mostrando en cada historia una sonrisa,
Pepe Nader, no imaginaba,
que de la mano de la Catrina saldría.

También a Sergio Nader se llevaría,
lamentaba que, de todos sus amores,
el “bigotón” jamás la miraría,
y visiblemente acongojada y con temores,
despacio y fuerte, al fin lo abrazaría.

Mientras marcha después de su terrenal visita,
La huesuda piensa que en el purgatorio,
debe iniciarse un proceso electoral.
su candidato es un ecologista,
que ya vive su velorio,
requisito indispensable,
para el inframundo tutelar.

José Alberto Couttolenc es el electo,
que acompañado del “Puma” Rodríguez siempre está,
es su hijo predilecto,
para el mundano tártaro gobernar.

Hace la Catrina una pausa en el camino,
para mirar el anaranjado cempasúchil y sus olores.
Es una breve pausa en el último destino,
de la dulce y sonriente Lu Torres,
que al verla quiso huir,
gritando piedad y no sufrir,
pero no, su alma ya viaja al frío panteón,
donde continuará dando clases, si, de comunicación.

En el camposanto baila la llorona,
baila con gran gozo bailes actuales,
quiere bailarlos todos, con la dama luchona,
la del Consejo, Laurita González,
que la mira con desencanto,
pues la tonada que le pone tiene llanto,
y bailarla no puede, le causa gran quebranto.

Para Alfredo Del Mazo,
la historia también ha terminado,
ni cómo salvarlo, ya ni al caso.
y aunque pendiente tiene muchas cosas,
la pero es que a la calaca nunca le gestionaron,
una de las tarjetas rosas.

El que de plano ha muerto y no tiene salvación,
es el AIFA,
ni vuelos, ni naves de aviación,
es un aeropuerto muy chafa.

La Catrina su pasillos caminó,
y sus huestes le dijeron,
que son obras de ardor,
caprichos de la 4T,
de don Andrés Manuel López Obrador.

De pronto suenan toquidos,
en el rústico y apocalíptico portón,
del otro lado se escuchan los gritos,
que claman respeto y perdón.
Son del Ejército Nacional,
que a la señora de la oscuridad,
ofrecen que la verdad revelarán,
de los 43 de Ayotzinapa y los que involucrados están.

La muerte no es tonta,
menos ciega y sordomuda,
aunque no tiene cabellera frondosa,
de estupideces no quiere ayuda.

Y muy cadenciosa más no sumisa,
la calaca sabe que el PRI, el PRD y el PAN,
en el EdoMéx, en coalición irán,
y ya ha invocado en las misas,
terminar con todas las risas,
de los morenistas al sufragar.

La que a salvo se sentía,
y suspiraba con gran encanto,
era Leticia Mejía García,
la secretaria del Campo,
pero a la huesuda Catrina no engañaría,
también ella, tiene plantíos,
en los terrenos del Camposanto.

Ya se despide la muerte,
regresará el año entrante,
no muchos tuvieron suerte,
hoy son muertos caminantes.

Se va rauda, su tiempo ha caducado,
acompañada del sotanero escribano,
del periodista de la sátira y el sarcasmo,
el señor de apellido Mandujano.

Aquel que exponía verdades dolorosas,
también un poco venenosas,
historias que desde el Sótano,
a la señora le divertían,
porque eran blasfemas que muchos ya temían.

Ya con esta me despido,
-dice la muerte cantando-.
Mi tiempo en noviembre se ha ido,
y reclaman mi presencia en el arcano.

Volveré,
porque las velas de muchos se apagaron,
amigos de antaño,
periodistas que con el paso de los años,
se convirtieron en compadres,
en hermanos.

Mi twitter @raulmandujano.