El regreso a clases; entre las prisas y la improvisación

Que la educación básica en México es deficiente no es sorpresa. Que ocupamos los últimos lugares en educación, tampoco lo es. Que los rezagos y las desigualdades se acentuaron con la pandemia, es un hecho, pero es innegable que el progreso a largo plazo de un país se basa en gran medida en el sistema educativo entonces ¿Qué hacemos? ¿Y cómo lo hacemos?
El pasado 26 de abril el Gobierno Federal presentó el nuevo Plan de Estudio para los alumnos de educación básica. El Plan establece seis fases de aprendizaje que abarcan distintos grados escolares; educación inicial de 0 a 3 años (fase uno) nivel preescolar que abarca 1°, 2° y 3°, (fase dos), 1° y 2° de primaria (fase tres), 3° y 4° de primaria (fase cuatro), 5° y 6° de primaria (fase cinco), y secundaria (fase seis). El problema es que no se tiene claridad sobre esto y parece que tampoco mucho interés en explicarlo.
De acuerdo con la aún secretaria de Educación; Delfina Gómez, para el ciclo escolar 2022-2023 se realizará una prueba piloto en 30 escuelas por Estado ¿Cómo se eligieron las escuelas? ¿Cómo se inicia con esta implementación? ¿Cómo se dará el seguimiento y se evaluarán los resultados? ¿Cómo? no se pone en duda que este plan sea para mejorar, pero hace falta información al respecto.
El plan se basa en siete ejes de articulación: artes y experiencias estéticas, pensamiento crítico, interculturalidad crítica, igualdad de género, inclusión, vida saludable y apropiación de las culturas a través de la lectura y escritura ¿y después? Todo esto “suena bien”, parece interesante, con muy buenas intenciones, pero realmente los estudiantes, profesores y autoridades educativas están preparadas para este cambio.
Las escuelas se vieron en la necesidad de cerrar sus puertas producto de la pandemia, algunos con mucho esfuerzo lograron continuar, pero con afectaciones socioeconómicas, familiares y personales, el aprendizaje no fue el mismo. Por otra parte, una gran mayoría se quedó ahí, con las ganas de seguir, pero sin recursos humanos y tecnológicos para hacerlo. Ustedes consideran que realmente estamos en condiciones de comenzar un nuevo plan de estudio antes de tener un diagnóstico del nivel de rezago que se tiene, y sin valorar la condición emocional de los estudiantes que en algunos casos será necesario ¿Entonces, será que un nuevo plan de estudio es lo que se requiere en estos momentos?
El ciclo escolar pasado la reanudación de clases presenciales se dio en varios planteles educativos con algunas adecuaciones como: el dividir a los grupos y seguir brindando la opción de seguir desde casa, pero este ciclo escolar representa un nuevo comienzo y la pregunta es ¿Cómo se preparó el sistema de educación pública para el regreso de más de 24 millones de niñas, niños, adolescentes y jóvenes? ¿Cuál es la estrategia a seguir? ¿Cómo se retomarán las clases? ¿Cuál es o cuál será el nuevo papel de las y los profesores?
Mejorar la educación es parte de un problema integral, es el resultado de todos sus componentes; todos somos responsables, aunque unos lo son más que otros. Para que la educación funcione tanto los actores que intervienen como las circunstancias deben estar en armonía y el gobierno tiene una gran responsabilidad en el tema, por lo que no se puede dejar de cuestionar que por tercera vez durante este sexenio se dé un cambio en la titularidad de la Secretaría de Educación. Primero, Esteban Moctezuma, después Delfina Gómez; que era un hecho que se iría para buscar la candidatura del Estado de México por segunda vez, y ahora, Leticia Ramírez, compañera de lucha de AMLO desde hace 28 años y encargada de la Oficina de Atención Ciudadana de la Presidencia de la República.
En la “estrategia” de esta administración hay mucha improvisación y muchas prisas, pero ante lo que hoy vivimos se tendría que tener mayor información para saber dónde estamos parados y hacia donde pretendemos avanzar, fueron casi dos años donde nuestra vida cambió, tanto alumnos como docentes no dejan de sentir cierto temor ante posibles contagios, muchos conocerán por primera vez su escuela, a sus compañeros y maestros de manera física, la socialización y readaptación no será igual para todos. La situación merece manejarse con cuidado y con mucha empatía.
Una cosa es que las infancias y juventudes se encuentren en una etapa en que son más moldeables y flexibles, pero no se puede abusar, hoy se habla de entornos sanos, donde el estudiante se sienta feliz y tranquilo, aspecto que siempre debió contemplarse, pero no se puede romantizar el tema y pensar que sin un eje claro esto se va a lograr.
Si queremos que como país se avance todos debemos ver el tema educativo como algo serio y prioritario, enviar o llevar a los niños a la escuela no es suficiente, cumplir con los contenidos de manera acelerada, tampoco lo es, y pensar que un nuevo plan de estudios hará el cambio, es irresponsable, pues siendo sinceros, el rezago viene de sexenios atrás
Todo aquel que vea a la educación como motor de cambio y transformación, estará a favor de la actualización, de invertir más recursos económicos y humanos, de mayor compromiso, colaboración y trabajo en equipo desde la educación inicial hasta la educación superior. Pero lo volvimos a hacer, un sexenio sin mayores avances en educación y sí, esta administración se enfrentó a una situación más compleja; la pandemia, pero precisamente por eso las decisiones al respecto debieron pensarse mejor.
Algo debemos aprender, no cometamos los mismos errores una y otra vez, no condenemos a más generaciones a una formación desfasada y desarticulada, si el gobierno no da respuestas algo debemos hacer, el malestar ciudadano es inminente ante la falta de resultados, pero después ¿Qué sigue? La educación nos representa un desafío inmenso y debe ser vista, estudiada y analizada como parte de un proyecto de nación y no como parte de un proyecto sexenal.