
JUEVES SANTO: INSTITUCION DE LA EUCARISTIA
- Daniel Valdez García
- 17 abril, 2025
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17 de abril, 2015
Sacerdote Daniel Valdez García Queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús, Nos encontramos en uno de los momentos más significativos para la fe cristiana. Hoy, parece que el tiempo se detiene por lo que está a punto de suceder. Como sacerdote, siento la gran responsabilidad de prolongar sacramentalmente la presencia de Dios entre la comunidad. Las acciones y palabras de Jesús tienen un significado duradero, especialmente en este Jubileo de la esperanza de 2025.
Nuestro arzobispo, Mons. Raúl, ha otorgado la posibilidad de obtener la indulgencia plenaria desde hoy jueves hasta el domingo de Pascua. Por ello, visité a los enfermos en sus hogares y agradezco a los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión por su apoyo. Les pido que informen a los enfermos sobre esto el domingo cuando reciban la comunión. En las lecturas de hoy, la palabra Pascua, que significa “el paso de Dios que nos libera”, nos guía hacia la libertad, emulando la Pascua judía (cf. Éxodo 12, 1-8. 11-14). San Pablo, en su primera carta a los corintios (11, 23-26), relata por primera vez la Eucaristía.
San Juan (13, 1-15) ofrece detalles teológicos que resaltan el acontecimiento en que Jesús, el Señor, se convierte en siervo y lava los pies a sus discípulos. Hoy, los invito a vivir momentos de silencio sagrado y contemplar el amor infinito de Jesús, quien dio su vida por nosotros. Tres expresiones resumen esto: De pie, quitarse el manto, y lavar los pies.
Jesús se pone de pie como Señor; nosotros también debemos mantenernos erguidos en el evangelio. Estar de pie significa ser peregrinos de esperanza, siguiendo las enseñanzas de Jesús hasta la Resurrección. La virgen María estaba de pie junto a la cruz cómo peregrina de esperanza. Sólo quienes se levantan del confort pueden seguirlo hacia su Pascua, para liberarnos de la apatía espiritual. Jesús se quitó el manto y se ciñó una toalla. Nadie le quita nada; él da su vida voluntariamente. Es el Cordero de Dios que transforma el Cenáculo en el altar de la nueva alianza.
En la cruz, se convierte en el trono de gloria, venciendo al pecado y la muerte. Al resucitar, el Padre lo eleva. Jesús también nos da a su madre, la Virgen, como nuestra. Esta noche, nos pregunta: “¿Qué tiene esta noche de diferente?”. Respondemos que Jesús se ha quitado el manto para purificar a su Iglesia, él ha establecido el sacrificio de la nueva alianza y eterna. .
Finalmente, lavar los pies no es solo una tradición, sino que plenamente integrada a la celebración de la Eucaristía, hagamos lo que Jesús dijo a sus discípulos: “También ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan”, eso significa quDurante la Eucaristía, debemos emular a Jesús y lavarnos los pies unos a otros, ayudándonos mutuamente, construyéndonos y salvándonos del pecado a través de su pasión, muerte, y resurrección. Guardemos un momento sagrado de silencio y permitamos que las palabras y gestos de Jesús transformen nuestra existencia, llevándonos de la tibieza al compromiso pleno.
Como dice el salmo 115: “¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de salvación e invocaré el nombre del Señor.”