
Universidades chatarra
- Elva María Maya Marquez
- 8 abril, 2025
- Columnas
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El 21 de octubre de 2024, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció en conferencia matutina la desaparición de “productos chatarra” de las escuelas, como parte de la estrategia nacional “vida saludable”, que consiste en un conjunto de acciones que promueven hábitos saludables en las escuelas. Entre los objetivos planteados se encuentra: mejorar la nutrición, promover la actividad física, regular la venta de alimentos chatarra en las escuelas, prevenir enfermedades y en general, crear entornos escolares saludables.
En la conferencia matutina, el secretario de educación; Mario Delgado, daba a conocer que el 30 de septiembre de 2024, la secretaria de Educación, Leticia Ramírez, y el secretario de Salud, Jorge Alcocer, publicaron un acuerdo para promover la salud alimentaria en las escuelas. En este documento se establecen los lineamientos generales a los que deberá sujetarse la preparación, la distribución y el expendio de los alimentos y bebidas preparadas, procesadas y a granel, así como el fomento de los estilos de vida saludables en alimentación dentro de toda escuela del Sistema Educativo Nacional, emitido de manera conjunta por la SEP y la Secretaría de Salud.
La medida referida contaba con 180 días para entrar en vigor, por ello, el plazo para las adecuaciones era hasta el 29 de marzo, por lo cual, a partir de esta fecha sería obligatorio acatar dichos lineamientos para todas las escuelas de los tres niveles: básico, media superior y superior.
Dicha estrategia, no debe ser vista como una mera ocurrencia, por el contrario, obedece al serio problema de sobrepeso y obesidad de nuestro país que afecta a más del 75% de las personas adultas, y al 35.6 % de la población infantil; cifras que nos ubican como primer lugar a nivel mundial en obesidad infantil, y el segundo en adultos, superados únicamente por Estados Unidos (CodigoF, 2024).
Lo anterior, puede sorprendernos y no, pues desde los primeros meses de vida, la mayoría de los infantes inician el consumo prolongado de productos “ultraprocesados” y lo continúan hasta su vida adulta. Fórmulas y papillas para bebé, leche en polvo, leche de sabores, cereales en caja, galletas, panecillos empaquetados, embutidos, yogures, margarinas, jugos, refrescos, chocolates, dulces, mermeladas, frituras, pizzas y sopas instantáneas, entre otros, representan uno de los mayores problemas para la salud alimentaria, pues lejos de aportar nutrientes al cuerpo, lo que hacen es enfermarlo, y en algunos casos, ocasionar la muerte.
Cabe señalar que los “ultraprocesados” son productos, no alimentos; es decir, son preparaciones industriales comestibles que están elaboradas a partir de sustancias derivadas de otros alimentos, con ingredientes artificiales y aditivos para mejorar sabor, textura y durabilidad que suelen ser altos en azúcares, grasas y sal, con bajo valor nutricional y alto contenido calórico.
Más allá de la lluvia de “memes” donde aparentemente “se sufre” el cambiar los productos chatarra por frutas y verduras, se espera que la estrategia funcione, conscientes de que no es sencillo, ya que por años se permitió y se normalizó qué las tiendas escolares estuvieran llenas de productos que en definitiva no son saludables, pero que son los preferidos por la población estudiantil y a muchos de ellos, es para lo que les alcanza.
En algunos casos, las golosinas eran el premio por asistir a la escuela, obtener buenas calificaciones o “portarse bien”, lo que habla de un cambio cultural y de hábitos que comienza en casa e incluye, retomar la preparación del lunch, el cual, no debe integrarse por productos empaquetados o alimentos que, si bien se envían desde casa, contienen exceso de azúcar y grasa.
De seguir como hasta ahora, se estima que para el 2035, 1 de cada 4 personas tendrá obesidad, y se prevé que para 2035, la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes será de aproximadamente 56% y en adultos más del 80%.
En este sentido, quienes han dado la nota son, la Universidad Panamericana (UP), el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), la Universidad Iberoamericana (IBERO) y el Tecnológico de Monterrey, quienes se ampararon argumentando que se trataba de una medida que no debería ser aplicada a mayores de edad, pasando por alto el serio problema de obesidad del país.
Una alimentación saludable va más allá de la voluntad de las personas, mucho tiene que ver con el poder adquisitivo y el tiempo disponible, no obstante, la decisión que han tomado estás universidades es una mala señal, pues evidencian su falta de compromiso social y reafirman que su interés primordial es la obtención de ganancias, por lo que ahora, solo faltará agregar a su misión institucional; “gorditos pero felices”.