SANAR HERIDAS DURANTE LA CUARESMA 33

Domingo V de Cuaresma: “La belleza salvará al mundo”
Sacerdote Daniel Valdez García 
 
 
 
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
 
 
En este Quinto Domingo de Cuaresma, notamos que las imágenes están cubiertas para que nos concentremos en la Palabra de Dios, recordando que es tiempo de duelo y penitencia. La frase “La belleza salvará al mundo” de Dostoievski, retomada por el Papa Benedicto XVI, nos invita a reflexionar sobre una belleza que supera lo estético.
 
El Jubileo de los enfermos y el mundo de la sanidad, que comenzó ayer en el Vaticano, y termina hoy destaca la preocupación de Jesús y de la Iglesia por la salud. Incluso el Papa Francisco ha sorprendido hoy con una visita al final de la misa. Todos los profesionales de la salud son guardianes de esta belleza a través de su trato digno y respetuoso con los pacientes. Antes de sentir la curación, los pacientes deben sentirse cuidados, recordando que en la antigüedad, médicos eran llamados “iatros” o “cuidadores”, por eso les repito: “Son ustedes custodios de la belleza”, cada profesional de la salud es parte de la belleza que salva y que sana con el arte y la práctica de la medicina. Traigo a colación aquella expresión que los pediatras tenían presente ante un evento de Resucitación cardio pulmonar (RCP), diciendo las palabras del profeta Elías al resucitar al hijo de la viuda de Sarepta: “Oh Yahweh, Dios mío, te ruego que hagas volver el alma a este niño (1 Rey 17, 21).
 
A medida que nos acercamos a las fiestas pascuales, las lecturas nos instan a ampliar nuestros corazones, reconciliándonos con Dios y con nuestros hermanos. Reflexionamos sobre cómo estamos viviendo nuestra Cuaresma y recordamos el distintivo de Dios como misericordioso. Este tiempo es una invitación a vernos y ver a los demás con misericordia, especialmente ante la realidad del pecado.
 
El pasaje del profeta Isaías está cargado de esperanza, de tal manera que ningún enfermo se sienta con el peso del pasado, eso lo deja amargado. Dios le ha perdonado. Y el pasaje de la carta de san Pablo a los filipenses afirma que todo es fútil con tal de ganar a Cristo y de estar unido a él.
 
En el Evangelio según San Juan, Jesús, al no condenar a la mujer sorprendida en adulterio, nos muestra que la justicia verdadera es la del amor. Nos llama a seguir adelante, hacia la meta que Dios nos propone. Nadie nos puesto para juzgar, ni en la Iglesia ni en la medicina, sino para hacer el bien y evitar el mal.
 
Para aquellos enfermos o en hospitales, sepan que el amor de Dios está por encima de toda enfermedad, ese es su consuelo y fortaleza. Jesús, el Médico de médicos, es quien protege a los profesionales dedicados a preservar o a recuperar la salud, incluso y les concede la alegría de salvar vidas. Mi oración, mi más amplio reconocimiento y gratitud a todos los profesionales de la salud.
 
Finalmente, me dirijo a ustedes jóvenes: Sepan que quienes desean ser médicos o sacerdotes, aspiran a grandes vocaciones y profesiones que llenan de satisfacción; y que ser “cura de almas” es más que un título canónico, es una verdadera extensión de Jesús como Médico para las almas a nuestro cargo, y lo vivimos al decir a los enfermos y a los pecadores: “Tampoco yo te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar”.
 
Amén, Señor Jesús.