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Linchamiento mediático: todos opinando de todo
- Elva María Maya Marquez
- 18 febrero, 2025
- Columnas
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Las redes sociales se han convertido en un medio de comunicación donde los millones de usuarios pueden compartir prácticamente todo; una foto, una frase, un video, un recuerdo y hasta lo que comen. De igual manera, plataformas como Facebook, “X”, Instagram y TikTok, se han transformado en espacios de difusión y propagación de noticias falsas o verdades a medias, insultos, amenazas y en general, mucho odio (hate).
El linchamiento mediático es parte del día a día, y aunque anteriormente se pensaba que para opinar de cierto tema era necesario conocer “medianamente” de lo que se hablaba, esta premisa se ha dejado de lado. Actualmente, con la mayor ligereza y total desconocimiento, las personas (en ocasiones por llamar la atención) buscan dar cátedras y emitir puntos de vista prácticamente de todos los temas, se sienten con la autoridad para criticar, señalar, e incluso llamar al linchamiento en redes sociales al no estar de acuerdo con alguien.
El preámbulo realizado, lo hago para hablar de Lucio “N” de 18 años y Diana “N” de 21 años, padre y madre del bebé que fue abandonado en calles del municipio de Tultitlán en el Estado de México, el pasado 11 de febrero. Tras la audiencia realizada el pasado domingo en juzgados de Cuautitlán, el juez impuso la medida cautelar de prisión preventiva por el delito de homicidio calificado en grado de tentativa. La siguiente audiencia será el 20 de febrero.
El video donde se muestra a Lucio abandonando al bebé ha provocado una furia desmedida en redes sociales. Los medios de comunicación saben el valor de un video de esas características para llamar la atención y sin recato alguno, han dado rienda suelta a la reproducción del video en sus diferentes espacios una y otra vez, acompañado de titulares que fomentan el odio.
Todos aquellos que se muestran severamente indignados se han puesto a pensar que hay detrás de Lucio. El joven no vivía con sus padres desde julio del año pasado, en ese momento, aún tenía 17 años, él, se fue a vivir con su novia Diana a la casa de la familia de ella, quien al parecer es madre de otro menor, lo que apunta a un posible embarazo adolescente. Cuando se va de la casa de sus padres, el joven dejó la escuela, lo que disgustó a su madre quien señaló que rompió comunicación con él durante meses.
En una sociedad donde se pretenden simplificar temas complejos a una lógica de héroes y villanos, se ha optado por clasificar a Lucio como el malo de esta historia y pensar a la madre como la heroína, pero lamento romperles el corazón a quienes elevaron a este nivel a la señora, pues precisamente este tipo de madres es de las que no se necesita, una mujer que ante lo sucedido y tomando en cuenta el contexto no es capaz de ser autocrítica con su papel como mamá al igual que el padre, y prefirió quedar bien ante los medios de comunicación y colocar a su hijo ante el escrutinio público para que la sociedad lo juzgue y lo vea como una especie de monstruo, no era necesario. La idea no es eximirles de la culpa, el hecho es indefendible y tanto Lucio como Diana tendrán que hacerse responsables de sus actos.
Es claro, seguimos teniendo dificultades en las pautas de crianza donde el modelo tradicional está superado. Lo que se requiere es una crianza amorosa, respetuosa, basada en el diálogo, la confianza y en la escucha, pero también en las reglas y en los límites, solo así se pueden prevenir este tipo de casos. Más allá de las redes sociales debemos regresar al mundo real y preguntarnos ¿Cuántos de los adultos que leen está nota contaron con educación sexual? ¿Cuántos de los que ahora tienen hijos han proporcionado de manera oportuna y sin prejuicios información sobre el tema? ¿Se han preguntado si en algún momento sus hijos han tenido dudas y tal vez por falta de confianza no les preguntaron?
La no repetición solo vendrá si conocemos y atendemos las causas, si prestamos más atención a los comportamientos de las juventudes y no se traslada la responsabilidad de madres y padres a internet y las redes sociales. Finalmente, es fundamental considerar que, antes de emitir o escribir cualquier comentario, se debe pensar, pues no siempre se puede ni se debe opinar de todo.