EMERGENCIAS Y URGENCIAS 44

18 de febrero de 2025

Sacerdote Daniel Valdez García

Queridos hermanos y hermanas,

Hoy, en nuestra reflexión número 44 sobre “Emergencias y Urgencias”, nos centramos en el pasaje del Evangelio según San Marcos 8, 14-21: En aquel momento, al navegar en la barca con Jesús, los discípulos se percataron de que habían olvidado llevar más pan; contaban con solo uno. Jesús entonces les advirtió: “Fíjense bien y cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes”.

Los discípulos discutían entre ellos diciendo: “No tenemos panes”. Jesús, al notar esto, les preguntó: “¿Por qué discuten sobre la falta de panes? ¿Aún no entienden ni comprenden? ¿Está tan embotada su mente? ¿De qué sirven sus ojos si no ven, y sus oídos si no oyen? ¿No recuerdan cuántos cestos de sobras recogieron cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres?” Ellos respondieron: “Doce”. Jesús continuó: “¿Y cuántos cestos recogieron cuando repartí siete panes entre cuatro mil?” Contestaron: “Siete”. Jesús les preguntó finalmente: “¿Todavía no entienden?”

Durante la travesía, los discípulos malinterpretaron la advertencia de Jesús sobre la “levadura de los fariseos y de Herodes”, es decir, el peligro de caer en un “mesianismo” puramente nacionalista. Si caen en esto, solo replicarían los errores de un antiguo Israel terco. El Maestro incansablemente los guía hacia valores más espirituales. San Lucas, en su pasaje paralelo, iguala esta “levadura” a la hipocresía (Lucas 12, 1). Debemos priorizar evitar esa “levadura” antes que buscar un pan meramente material (ver Mateo 6, 33).

En otro ámbito, el vértigo psicógeno se describe como una sensación inespecífica de embotamiento, cabeza vacía, o despersonalización, frecuentemente ligada a la ansiedad, trastornos del ánimo, o como secuela en personajes predispuestos.

El síntoma de pesadez en la cabeza relacionado con disfunciones temporomandibulares (ATM), puede acompañarse de dolores de cabeza o mareos. Lo cual es un tema de neurootología. Las causas comunes pueden incluir sinusitis, baja presión, hipoglucemia, problemas de visión, ciertos medicamentos, laberintitis, estrés, ansiedad, alergias, y trauma craneal. También, el burnout, o desgaste profesional, es un factor a considerar.

Espiritualmente, se conoce como “ceguera de la mente y embotamiento del sentido”, opuesto al “don de entendimiento” que lo da el Espíritu Santo. No implica pecados, que son siempre voluntarios; aquí no hay tal intención.

Lo embotado se contrapone a lo agudo. Un sentido agudo percibe de lejos, mientras que uno embotado solo distingue lo inmediato. Intelectualmente, percibimos no por distancia física, sino por propiedades y efectos. Un intelecto agudo entiende rápidamente con profundidad; uno embotado requiere repetición y sigue sin comprender plenamente. Para ilustrar mejor dejé literal el pasaje del evangelio de hoy que trata del embotamiento de la mente.

Hoy, existe un notable embotamiento espiritual comunitario por guiarse con “fideísmo”, sin poder dar razón de su fe (1 Pedro 3,15). Se tiende al exceso de credulidad o incredulidad. La virtud reside en el equilibrio.

Amén, amén, Santísima Trinidad.