EMERGENCIAS Y URGENCIAS 32

6 de febrero de 2025

Sacerdote Daniel Valdez García

Queridos hermanos y hermanas,

En el apasionante relato del Evangelio según san Marcos 6, 7-13, observamos a Jesús convocando a sus Doce discípulos para una misión extraordinaria. Con autoridad divina les otorga poder sobre los espíritus inmundos y los envía con instrucciones claras y sorprendentes: que no lleven más que un bastón, sandalias y una única túnica. Les encomienda que, en cada población, se queden solo donde sean bien recibidos y, si no lo son, que sacudan el polvo de sus pies como un poderoso testimonio.

Y allí van los discípulos, impulsados por el fervor del mensaje, proclamando el arrepentimiento, expulsando demonios y sanando a los enfermos con el simbólico y antiguo poder del aceite.

Jesús, al embarcarse en la formación del nuevo pueblo de Dios, opta por una misión audaz para sus «Doce» apóstoles, embajadores de su divino mensaje de Reino y conversión. Su misión se define por una pobreza que, paradójicamente, les concede una libertad de espíritu insospechada.

Ahora, adentrémonos en la fascinante historia de la unción con aceite. Desde los antiguos médicos egipcios, quienes eran no solo sanadores sino custodios de secretos sagrados, hasta su mención en el Evangelio de Lucas, donde el samaritano utiliza vino y aceite para restaurar y sanar (10, 25-37). Médicamente, conocemos que las heridas húmedas deben secarse y las secas humedecerse, con el vino como agente secante y el aceite como conservador de la humedad vital.

El aceite de oliva se revela como un sanador de antiguas herencias, capaz de restaurar la piel y sanar heridas, mientras el vino actúa como un potente desinfectante. En la actualidad, la ciencia avanza hacia maravillas como el aceite ozonizado y el vino destilado.

Propiedades curativas del vino: Ayuda a reducir el colesterol; disminuye riesgos de artritis; reduce el riesgo de cáncer; previene enfermedades del corazón; mejora la salud mental; ralentiza el envejecimiento y mejora la digestión.

El aceite de oliva contribuye a la cicatrización por su efecto sobre los fibroblastos, esenciales en la regeneración de tejidos. La cicatrización tardía cambia la microbiota de las heridas, permitiendo la colonización de patógenos. Aceite de árbol de té y de emú han sido terapéuticos seguros; sin embargo, se debe proteger su integridad ante diversos factores como la oxidación.

En la nanomedicina se usan aceites ionizados y ozonizados en terapias con hidrogeles en nanocápsulas, reduciendo toxicidad y potenciando efectos curativos. En otra ocasión les hablaré de la medicina regenerativa con vinoterapia y oleoterapia, que ya usaban los romanos de la antigüedad.

Concluyo señalando que la historia de la medicina y la teología, que hablan de taumaturgos capaces de realizar prodigios, muestran que, en tiempos antiguos, los cristianos preferían la unción con aceite a la acción médica tradicional. Con el paso de los siglos, visionarios como el Papa Eusebio en el 309 y el Papa Juan XXI en el 1272, ambos médicos, reivindicaron el lugar de la medicina como ciencia necesaria y digna de todo cristiano.

Amén, amén, Santísima Trinidad.