¿Quién fue Zedillo?
- Elva María Maya Marquez
- 24 septiembre, 2024
- Columnas
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Desafortunadamente para los familiares, amigos y simpatizantes de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato presidencial para las elecciones de 1994, este hombre fue asesinado el 23 de marzo en la colonia Lomas Taurinas en Tijuana, Baja California, durante un mitin de campaña. Afortunado su coordinador de campaña; Ernesto Zedillo Ponce de León, quien tras seis días de este trágico evento y con el país conmocionado por el asesinato, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se decanta por él, como nuevo candidato del partido oficial.
Bajo un contexto totalmente enrarecido, el economista de 42 años fue el elegido para dirigir el rumbo del país para el período 1994-2000. Catalogado como un hombre con una imagen de servidor público competente, pero gris como figura política, de perfil bajo y que tampoco destacó como coordinador de la campaña presidencial, ya que era un secreto a voces que nunca fue bien recibido por el resto del equipo de Luis Donaldo Colosio, y que, por sus frecuentes errores, Colosio estaba a punto de destituirlo del cargo cuando ocurrió el atentado.
Bajo la opinión pública, prevalece la idea de un complot orquestado y dirigido en el seno del PRI, ordenado por el entonces presidente de México; Carlos Salinas de Gortari, pues había señales de que su candidato y eventual sucesor no seguiría su agenda, por lo que habría dado la orden de quitarlo de la contienda para colocar a alguien que le permitiera seguir manteniendo el control, aun cuando no ocupara la silla presidencial.
El sexenio de Ernesto Zedillo no solo es recordado por las matanzas que hicieron que se volteara a ver a México a nivel internacional (Aguas Blancas, Acteal, El Charco y El Bosque), también figura la devaluación de 1994 que dejo en ruinas a miles de familias y empresas, el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa); este plan de rescate a empresarios donde las deudas privadas se hicieron públicas y se espera que los mexicanos terminemos de pagar para el 2042, los presuntos nexos del presidente Zedillo con el cártel de los Amezcua Contreras y la privatización de algunos bienes de la nación, son tan solo algunos de los acontecimientos que ocurrieron durante su administración.
El 20 de diciembre de 1994, los mexicanos despertaron con la noticia que conjuntó la falta de reservas internacionales, la devaluación del peso mexicano, la fuga de capitales, la falta de liquidez y el aumento de la deuda del país en lo que se conoció como el “error de diciembre”. La crisis que sufrió México fue causada en gran medida por la opacidad del régimen del presidente Carlos Salinas de Gortari, generando desequilibrios insostenibles.
El 28 de junio de 1995, miembros de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) iniciaron su recorrido en la mañana a Coyuca de Benítez, Guerrero, con el objetivo de pedir el cumplimiento de las promesas de ayuda para los cultivadores de café. Los campesinos se transportaron en dos camiones de carga, el primero fue detenido por un grupo de policías y agentes judiciales del Estado, quienes, a golpes, obligaron a los trabajadores a bajarse y los retuvieron acostados en el suelo a la altura de “El Vado”, a tres kilómetros del poblado de “Aguas Blancas”.
Con el segundo camión, se realizó el mismo procedimiento, en este caso, las autoridades presentes dispararon en contra de los campesinos indefensos durante casi 20 minutos, el saldo total fueron 17 campesinos asesinados y 14 heridos, mientras que, por el lado policial, dos elementos resultaron lesionados por heridas de arma blanca.
El 22 de diciembre de 1997 se recuerda la Matanza de Acteal en el municipio de Chenalhó, ubicado en la región de “Los Altos de Chiapas” al sureste de México. Un grupo de aproximadamente 60 paramilitares dispararon con armas reservadas para uso exclusivo del Ejército a un grupo de hombres, mujeres y niños integrantes de la organización pacífica “Las abejas”, quienes se encontraban haciendo oración dentro de una ermita del poblado Acteal, en donde se encontraban en situación de desplazamiento. El saldo fue de 45 indígenas tzotziles muertos, incluidos niños y mujeres embarazadas, pero el gobierno mexicano calificó como un conflicto étnico entre comunidades. No se esperaba que el presidente Zedillo reconociera que ordenó la masacre.
La madrugada del 7 de junio de 1998, elementos del Ejército Mexicano arribaron a la comunidad “El Charco”, ubicada en el municipio de Ayutla de los Libres, en el Estado de Guerrero y rodearon la escuela primaria “Profesor Caritino Maldonado Pérez”, donde se encontraban durmiendo varios indígenas participantes en una asamblea para tratar asuntos relacionados con proyectos productivos para sus comunidades.
A las 4:50 horas de ese día, inició un tiroteo cuyo fin se dio hasta las 10:55. Seis horas de balazos padecieron quienes estaban en la escuela. De acuerdo con los sobrevivientes, tras rodear el lugar el Ejército irrumpió disparando y lanzando dos granadas de fragmentación: lo que provocó el fallecimiento de 11 presuntos guerrilleros, 5 heridos (entre ellos varios campesinos), 25 detenidos y dos presos, Erika Zamora Pardo y Efrén Cortés Chávez. Los dos últimos se encontraban ahí con la finalidad de cooperar con la comunidad en labores docentes.
Tras concluir el tiroteo, los campesinos y presuntos guerrilleros fueron acostados en las canchas de la escuela, algunas fuentes periodísticas hablan de la aplicación del “tiro de gracia” contra varios de ellos.
Unos meses después de la matanza de Acteal, el 10 de junio de 1998, la sangre volvió a las comunidades indígenas de Chiapas, pero esta vez sería en el municipio de “El Bosque”, a solo unos kilómetros de Acteal. El Gobierno federal encabezado por Ernesto Zedillo, y el Estatal a cargo de Roberto Albores, continuaron con su aparente estrategia de desestabilizar el norte de Chiapas, donde el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) cada vez ganaba más terreno, situación que con Aguas Blancas, Acteal y El Charco, quedo evidenciado que le provocaba “nerviosismo” al gobierno en turno.
En esta ocasión, las comunidades indígenas declaraban zonas autónomas los municipios que habitaban y los dos órdenes de gobierno no permitirían estos movimientos insurgentes, por lo que, al igual que en Acteal, realizaron un operativo para según ellos “pacificar la región”.
El día terminó con un saldo de nueve muertos: ocho personas de la comunidad y un policía muerto. También hubo 53 detenidos, entre ellos dos menores de edad, así como robo con violencia y tortura. El Gobierno declaró que no se había roto la tregua ni la ley para el diálogo y que el operativo era para capturar delincuentes, asegurar armas y restablecer el Estado de Derecho.
Lo que pasó durante el gobierno de Ernesto Zedillo, fue una política deliberada para atacar a la población civil, pero se debe poner particular atención en que eran poblaciones indígenas donde se cuenta con elementos para considerar una perspectiva discriminatoria por parte del Gobierno Federal, ya que más que homicidio o delitos de lesa humanidad, había tintes genocidas.
En materia de privatizaciones, con el argumento de que gran parte de la red ferroviaria estaba deteriorada y que el Estado no tenía los recursos suficientes para atenderla, el presidente Zedillo reformó en marzo de 1995 la Constitución para abrir la puerta de los ferrocarriles a la industria privada que hasta la fecha mantiene casi en su totalidad el control de las vías que recorren el país y de la cual obtuvo beneficios una vez que dejó la Presidencia.
Entre 1996 y 1998, Ernesto Zedillo privatizó el sistema ferroviario mexicano, entregando concesiones por entre 20 y 50 años al Grupo Ferroviario Mexicano (Ferromex), Grupo Acerero del Norte (Peñoles), Medios de Comunicación y Transporte de Tijuana, Grupo Triturados Basálticos (Tribasa). Asimismo, la filial de Transportación Ferroviaria Mexicana, ofreció al gobierno mil 400 millones de dólares por la concesión de 3 mil 960 mil kilómetros de vías, más de 3 mil locomotoras y alrededor de 10 mil vagones. Ese tramo de vías férreas, que movía el 40% de la carga, se conectó con vías de Estados Unidos y Canadá.
Cuando finalizó su sexenio, Zedillo se volvió integrante del consejo de administración de la empresa Union Pacific, miembro del Grupo Ferroviario Mexicano (GFM) conformado por Grupo México e Ingenieros Civiles Asociados (ICA), a la que le entregó una concesión en 1997 para operar el Ferrocarril Pacífico Norte.
Desde el 1 de diciembre de 1994 hasta el 30 de noviembre de 2000, estos son algunos de los episodios del sexenio de Ernesto Zedillo, para dar paso al primer presidente no abanderado por el PRI, luego de que Vicente Fox ganara los comicios presidenciales del año 2000 con el PAN.
Un personaje siniestro que hoy quiere volver a México después de más de 20 años a dar clases de impartición de justicia, el mismo que un 24 de diciembre de 1994, entonces con mayoría priista, aprobó una reforma al artículo 94 constitucional con la cual jubiló a los 26 ministros que entonces integraban la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El objetivo de la reforma era deshacerse de los ministros afines a su antecesor, Carlos Salinas de Gortari, y para callar las críticas y asegurar que los ministros no se inconformaran, les concedió un “retiro dorado” con una pensión vitalicia. Ojalá que los que hoy parecen tan entusiasmados con el expresidente Zedillo, no tengan tan poca, pero tan poca memoria para olvidar quien es, pues ante la búsqueda de una figura de contrapeso a Morena no se puede errar de esta forma y pretender dar el título de salvador a la patria aun asesino como él, pero ahora que regresó no sería mala idea que quienes lo entrevistan le pregunten que hay de las cuentas que debe al Estado Mexicano ¿o n