HISTORIA Y DETALLES DE LA ÚLTIMA CENA DE DA VINCI

Daniel Valdez García

INTRODUCCIÓN

Lo que sabemos de la Última Cena de Da Vinci es importante, y también es relevante lo siguiente. Ojalá lo disfruten.

Leonardo nació en 1452 en la localidad de Vinci, Italia. A los 15 años, inició su formación artística como aprendiz en el taller del artista Andrea del Verrocchio. Su talento atrajo la atención de las élites en Milán, Roma, Florencia y Venecia, pasandogran parte de su vida trabajando bajo el mecenazgo de papas, duques y reyes.

Como artista, el portafolio de Leonardo es pequeño; tres creaciones destacan: la Mona Lisa (un retrato pintado), el Hombre de Vitruvio (un dibujo científico) y La Última Cena (fresco bíblico). Para contemplarla, hay que reservar con meses de antelación; la visita tiene una duración máxima de 15 minutos. Es una visita controlada, pues las emanaciones corporales no son adecuadas para las obras de arte.

Ludovico Sforza, apodado “el Moro” y duque de Milán, contrató a Leonardo para organizar un banquete de bodas. Siendo un gran innovador, preparó un enorme pastel dentro del cual se realizaría el banquete; los animales destrozaron todo y él salió huyendo. En 1495, el mismo duque le pidió que pintara la Última Cena en el refectorio del convento dominicano de Santa Maria delle Grazie en Milán como parte de la renovación. Da Vinci tenía 30 años en ese momento.

  1. CARACTERÍSTICAS DE LA OBRA

“Mide 4.6 m de alto y8.8 m de ancho. No es un fresco. Leonardo quiso darle la mayor luz posible y no quiso verse presionado para pintar al temple; sino que se tomó el tiempo suficiente para marcar la transición al alto Renacimiento, logrando un naturalismo y verosimilitud. La iluminación se logra por tres ventanas al fondo. Después de eso, serán los paisajes en las obras. Esta es la obra más reconocida del arte occidental.

Ya había otras representaciones de la última cena de Jesús; sin embargo, Leonardo representó a Jesús y sus doce apóstoles en una mesa. No obstante, Da Vinci optó por representar el momento en que Jesús le anuncia a sus seguidores que uno de ellos lo traicionará, poniendo gran parte del enfoque de la pintura en las reacciones de cada una de las personas representadas: “en los rostros de cada uno, se puede ver amor, miedo, indignación o pena por no poder entender el significado de Cristo; y esto provoca una sorpresa comparable al obstinado odio y la traición que se ven en Judas” [1]; uso persona reales para representar a los apóstoles.

Están distribuidos en grupos de tres, números representativos de la Santísima Trinidad, y hacen referencia al pasaje de Lamentaciones 3:31-33. Jesús está en el centro. Ninguno tiene aureola o halo de santidad. Leonardo pintó a seis discípulos a cada lado de Jesús; en el primer grupo a la derecha de Jesús están Bartolomé, Santiago el Menor y Andrés, que miran fijamente a Jesús y lucen sorprendidos ante la revelación de su maestro. En el segundo grupo, a la izquierda de Jesús, Simón Pedro está enojado, Juan desvía la mirada con tristeza y Judas Iscariote —el apóstol que planea traicionar a Jesús— parece sorprendido de que Jesús haya descubierto su plan; Judas no es apartado del grupo como en otras obras. El siguiente grupo a la izquierda incluye a Tomás, Santiago el Mayor y Felipe, quienes miran a su maestro con incredulidad. El último grupo, a la derecha, está formado por Mateo, Judas Tadeo y Simón Zelote, que discuten entre ellos para tratar de dar sentido a la noticia que Jesús ha dado.

Esta obra maestra, es considerada la obra cumbre del arte religioso, en su composición es equilibrada y tiene perspectiva avanzada, además del naturalismo de sus figuras.

  1. ALGO MÁS QUE ARTE EN LA ICONOLOGÍA.

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No es un fresco, sino que Leonardo creó su propia técnica con pinturas al temple y óleos sobre piedra, perfeccionando cada detalle sobre el muro que pintó. En cuanto a durabilidad, los resultados fueron rápidos; en pocos años, la obra comenzó a descascarse y a deteriorarse. Además de los riesgos del moho y la humedad, para mediados del siglo XVI estaba totalmente arruinada. Las primeras restauraciones inadecuadas empeoraron la situación. El paso del tiempo y los elementos agresores han dejado muy pocas pinceladas originales de Da Vinci, quien la pintó entre 1495 y 1498, o sea que tardó cuatro años, así que la obra tiene más de 500 años. La última restauración tardó 21 años a cargo de restauradora italiana Pinin Brambilla, inició en 1977.

En varias ocasiones ha estado a punto de desaparecer. A mediados del siglo XVII, fue mutilada, dejando a Jesús sin pies, pues hicieron una puerta en la pared en la que se encuentra la obra; durante la Segunda Guerra Mundial, el 15 de agosto de 1943, estuvo a punto de destruirse en mil pedazos durante el bombardeo de la ciudad de Milán, ya que se destruyó un aposento contiguo a solo 20 m de la obra.

El punto de fuga es la imagen de Jesús, y en él convergen todos los puntos; sus brazos extendidos y mirada tranquila equilibra toda la obra.

La obra, más que ser la última cena, es el anuncio de Jesús acerca de la traición a sus discípulos (Jn 13, 21-23). Juan tiene rasgos femeninos; es el único que lleva un colgante o dije. El rostro de Juan tiene un gran parecido con el de la Mona Lisa, un cuadro pintado cinco años después. Se ha rechazado la posibilidad de que sea una mujer la que esté sentada a la derecha de Jesús y no uno de los apóstoles.

Además, la obra está repleta de simbolismo, lo que ha generado debates y controversias. Algunos ejemplos son: Sorprende también que Pedro tenga un cuchillo en la mano como alusión a lo que hará después, cortando la oreja de Malco, el sirviente del sumo sacerdote, con un puñal. También se observa la sal derramada cerca del codo del Iscariote. Hay discusión sobre los pescados que aparecen en esta representación; no se sabe si son arenques o anguilas.

Hay la mitad de un pretzel (pan), es muy antiguo su uso, posiblemente de los celtas para celebrar el inicio de la primavera, en Alemania eran puestos en la palmas a bendecir el Domingo de Ramos; y en la Edad Media solo se comía en la Cuaresma. Dos símbolos de la Última Cena son el pan y el vino; la copa, cáliz o santo grial no aparece en esta pintura.

Leonardo da Vinci entendía la pintura como una ciencia, pues implicaba la construcción del conocimiento relacionado con la filosofía, la geometría y la anatomía. Se sostiene la teoría de que Mateo es Platón, que no era bien visto por la Iglesia, para que recordemos la triada platónica (la Verdad, la Bondad y la Belleza). Incluso se habla del autorretrato del autor en las dos personas de los apóstoles Tomás y Santiago; el gesto de Tomás de levantar un dedo era típico de Leonardo. A su vez, el tercer grupo ha sido interpretado por algunos estudiosos como una evocación del amor platónico que busca la belleza.

Al representar a la Santísima Trinidad a través de los gestos de los apóstoles, Tomás señala al Altísimo, mientras que Santiago el Mayor extiende sus brazos evocando el cuerpo de Cristo en la cruz. Finalmente, Felipe lleva sus manos al pecho, como una señal de estar ante la presencia del Espíritu Santo.

Se dice que Leonardo visitó varias prisiones hasta encontrar a quien representará a Judas el Iscariote con todos sus vicios y maldad.

Además, el músico italiano Giovanni Maria Pala dice haber descubierto notas musicales ocultas en la composición, que, al ser tocadas, producen una pieza que Pala afirma “suena como un réquiem”.

[1] Georgio Vasari en Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos.