EL VALLE DEPORTIVO

Espero que las personas finalmente se den cuenta de que solo hay una sola raza -la raza humana- y que todos somos miembros de ella. Martin Luther King.

Y siguen pasando los días, semanas, meses y años, con la inevitable condición del ser humano en querer demostrar superioridad o imponer formas y estilos que denostan y atentan contra otro sin importarles absolutamente nada de nada, incluso, con la férrea opción de causar daño, lastimar, y en varios casos, hasta ser causantes de atrocidades. Pero ni reflexionan, ni piensan, por el contrario, superan tanto sus propias historias que terminan ya ni siquiera creyéndoselas sino como en una película, siendo escritor, director, actor y todo lo que conlleva por hacerse notar y al final de la historia, como todos ellos, esconderse en el anonimato, agachar la cabeza, negarlo todo, echar culpa a otros, desvirtuar el o los conceptos, etcétera, eso crea un entorno difícil de comprender pero más aún de controlar y superar. El odio disfrazado de aficionado cada vez más se apodera de aquel que concurre entre la multitud a un evento deportivo -en este caso- en donde da rienda suelta a su violencia contenida, creando caos, avalancha de emociones, manifestaciones de alarma que aun en pleno Siglo XXI sigue existiendo y que tiene que parar de una forma u otra pero a la voz de ya. El tema lo he tocado en varias ocasiones, ha sido uno de esos de intenso estudio y sobre todo de revalorar entre mucha gente. La agresión y degradación que implica el racismo, la xenofobia y la intolerancia, tanto dentro del deporte como fuera de ello, conlleva a miles de discusiones, obvio, unas a favor por otras en contra, pero donde no puede ser es que a estas alturas de la vida misma, lo globalizado del mundo, las cambiantes variantes de las esferas de la vida, etc., las creencias y adopciones de conductas malignas, sean el estandarte para el ataque directo contra otra persona, donde -lamentablemente- sí les importa el color de piel, la creencia religiosa o de credo, la preferencia sexual, condición socio-económica y más, sin embargo, en el maldito cáncer de la sociedad sigue siendo la iracuda segregación racial que ha tenido como consecuencia, impactar en el mundo deportivo sin distingo de actividad, grupos, sociedades, entidades o naciones. El mal arrastra y lo peor es que impera. La Real Academia de la Lengua define el racismo como “la exacerbación del sentido racial de un grupo étnico que suele motivar la discriminación o persecución de otro u otros con los que conviven”.

Así que, como un acto de alta reflexión sobre el racismo en el deporte y su prevención, debemos comenzar ya no solamente a reconocer que la violencia en nuestra sociedad genera una intensa preocupación social en donde -insisto- el ámbito deportivo no ha sido ni es la excepción, generando una alarma social, tanto por su proyección mediática y amplificadora, como por la incoherencia entre esa violencia y los valores intrínsecos del deporte; valores éticos y referentes en la vida, sino a combatirla desde la trinchera en que cada uno de los que amamos y nos dedicamos al deporte, entendiéndose esto como una acción directa pero sin atropello, señalando al o los culpables de la generación de violentas acciones que convocan a los inadaptados a tratar de ejercer en el escenario que sea su poca materia gris…El deporte amateur, profesional y el de alto rendimiento son un referente ético en valores para la sociedad, por su gran atracción social y el impacto en los medios de comunicación, pero es muy importante abordar y prevenir la violencia en el deporte en las categorías inferiores, dado su impacto en el proceso de educación infantil y juvenil, es decir, y aunque a muchos les da y dé risa: la verdadera inclusión, participación, orientación e integración a las masas  a través del deporte, sin duda son los tres ejes rectores, es decir: salud, educación y deporte, en seguida y de la mano, claro está, en la escuela de vida y  familiar, el fomento y desarrollo de la tolerancia, acompañada de valores sólidos para no gritar: puto o negro…

La educación es -quizás- la herramienta más poderosa contra el racismo ya que nos da instrumentos metodológicos y pedagógicos para eliminar los prejuicios que lo motivan y nos ofrece los suficientes instrumentos que ayudan a romper barreras raciales y que nos dirijan a procesos inclusivos. Así que, es de suma necesidad primara crear protocolos reales y específicos en los propios centros educativos donde se promuevan y fomenten la cohesión social y arraiguen valores como el respeto, la tolerancia y el juego limpio. Creo firmemente que los órganos de gobierno, sociedad civil e iniciativa privada deben y tienen que ser los garantes de una lucha contra el racismo y la discriminación que nos haga alcanzar ese verdadero respeto a la diversidad, tan necesario en nuestra sociedad y no tener más casos lamentables como los presentados en escenarios de futbol internacional, con ese mentado grito en las gradas por parte de los nuestros, o como el emitido en el futbol español, inglés, francés, etc.,  ya que el deporte es un fenómeno social que posibilita multiplicar su dimensión como factor efectivo de integración no de separación mucho menos de agresión;  el deporte es un lenguaje universal, por eso constituye en sociedades multiétnicas un poderoso factor de integración intercultural, que favorece el desarrollo de identidades múltiples e incluyentes, que refuerzan la cohesión y la convivencia social. Basta ya de tanta incultura y de soeces instintos, hagamos algo por y para el deporte, por y para nosotros, por y para los que vienen, por y para mejorar -al menos- en algo lo muy agria que está la sociedad en general en todo el mundo. Cierro con estas líneas que ojalá hagan eco en uno que otro. La Carta Internacional de la Educación Física, la Actividad Física y el Deporte, adoptada por los estados miembros de la (UNESCO), el Olimpismo, y también por las leyes y normas mundiales, destacan la importancia de erradicar cualquier conducta violenta o intolerancia en el ámbito de la actividad física, tal como lo refiere la Ley 19/2007 de 11 de julio, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte.

Pásenla bien!!!