EL VALLE DEPORTIVO

La autenticidad se trata de ser fiel a lo que eres, incluso cuando todos a tu alrededor quieren que seas alguien más. Michael Jordan

Una de las personas más importantes en mi vida, me dijo: tal vez en este momento no…pero tengo seguro que en otro, sin duda, será posible…esto me hizo desvariar por unas horas y ponderar un centenar de preguntas sin respuestas, de escenarios posibles así como realidades detonantes, palabras sin eco, actos a medias, a pudendas, y por muy inverosímil que parezca con infinidad de imaginaciones que sólo fomentan atrapar y adoptar un sigiloso: aquí y ahora, no mañana, no después, no en otra ocasión, no en otro momento y, aunque no lo creo -al menos yo- no en otra vida…porque insisto, es hoy día, es la construcción y parafraseando es la mejor oportunidad para solidificar -en todo caso- un mejor despertar y un mágico respirar.

También, me ancló a esa mentada idea del tic tac del reloj, del camino pausado y eterno del segundero, ese que te invita inevitablemente a reflexionar, a asumir los riesgos, pero, sobre todo, a ser mejor, a estar bien, a buscar y encontrar paz, tranquilidad, argumentos que traen consigo lo que llaman felicidad. Aunque al ataque directo del cruce de miradas, de la voz de uno y del silencio del otro, se describen las mejores expresiones, emociones y sensaciones del bien nacer, de mejor hacer y por supuesto de mejor: ¡ser! Y punto de inflexión de esto es desprenderse de todo aquello que causó un detenimiento en el camino para aspirar a mejores condiciones en cualquier terreno de la vida, ya no esperando sino creando. Tampoco cediendo los momentos únicos por unos cuantos, sino dando paso a la congruencia.

Y así es en el deporte, porque de pronto cuando nos damos cuenta que la asignación, determinación y validez de una distinción a través de la entrega de un premio por cualidades, aptitudes y capacidad, no necesariamente corresponde a quién o quiénes se parten en cachitos no por conseguirlo, sino porque es fuente de inspiración y justamente de felicidad, y es entonces el momento que impera -infortunadamente- la palabra de merecimiento, aún cuando todos debemos enaltecer que los logros y en el caso en comento, no se trata de que lo merecen y/o merecemos, sino de que gracias al trabajo constante y diario, de buena fe y con amplios actos que validan, es como se reconoce la ardua labor del individuo. El premio, sea cual sea, pasa o mejor escrito, debería pasar por un canal de laboratorio estricto que anteponga logros y hechos reales, actuales, así como de alto impacto y limpiar de una buena vez por todas las características del merecimiento, obligación, tradición y aunque no lo quieran aceptar muchos, la imposición disfrazada de votaciones. Es tan soez que en la “determinación” de ponerle un nombre asignado, ya están marcadas las fichas o los dados y sólo es cuestión de un buen disfraz y darle rienda suelta para que se juegue -o al menos eso creen- con la capacidad de discernimiento de la gente. Así pues, y conste que lo he venido diciendo en este Valle Deportivo desde hace años, no creo en los premios porque perdieron su valía y constancia de reconocer el momento y realidad, refundieron su credibilidad arguyendo -de pronto- conceptos que no estaban en sus lineamientos y entonces se escudan para las designaciones.

¡Patrañas! siempre juegan a quedar bien y como lo señalé líneas arriba, no miran con hacer mejor, sino seguir el rol de ejecutores de alianzas discriminadoras con dedazos, haciendo a un lado los hechos, los números, la actualidad del momento, el impacto socio-deportivo, el fomento, el impulso, la difusión y todos aquellos valores que denotan una integralidad de alta huella perene. Incluso en ese sentido, existen reconocimientos especiales que logran su cometido: respetar y ponderar la labor de cierto personaje que influye de manera positiva en la sociedad. De tal suerte, todas aquellas expresiones de negatividad deben y tienen que estar lejos, muy lejos de nuestra mentalidad y vocabulario, podemos estar de acuerdo o no, pero eso no quiere decir que no se hagan notar las cosas. Si un personaje es -fíjense bien- digno de que se le otorguen las mejores fanfarrias y se haga notorio por doquier, está bien que se haga, solamente apelo a que se den a conocer los mecanismos de definición -entonces- para determinar y concluir quién o quiénes son los candidatos idóneos para la asignación del o los máximos gallardetes no sólo mundiales sino a nivel municipal, estatal y nacional.

Mientras la pugna de un sector esté centrada en el compadrazgo, amiguismo, cadena de favores incluyendo sus propios pagos de…, y mientras siga existiendo el maldito dedazo del cual somos presa todos, entonces seguiremos recibiendo los elegidos que cada ente deportivo quiera y entonces sigue el atole con un dedo. Por eso no creo en dichos actos ni objetos, mucho menos en las cada vez más refutables ideas tanto de propuestas como de asignación, lo mejor, como lo han manifestado algunos que se atreven a dar el do de pecho, es recibir la máxima gloria deportiva y/o en consecuencia inmersos en este mundo, del aplauso, palmada, abrazo y voces al unísono, no de felicitaciones, sino de las totales y absolutas gracias, ese el en verdad el mejor premio al esfuerzo y a los logros concebidos, lo demás, la historia lo reflejará.

Pásenla bien!!!