EL VALLE DEPORTIVO

Siempre estoy haciendo cosas que no sé hacer, de manera que tengo que aprender cómo hacerlo. Pablo Picasso

Dicen que, de los segundos lugares, de los subcampeonatos, incluso de los terceros sitios, nadie se acuerda, sin embargo, yo no comulgo con esta idea, toda vez que el fuerte impulso por querer salir adelante y salir airoso de una competencia deportiva, así como de la vida misma empuja a querer destacar, a veces hasta sobrevivir y por momentos, quizás fugaces, permear en todo el universo. La situación radica en querer hacerlo y poder llevarlo al cabo, no basta únicamente con soñarlo, porque para que eso surta el efecto positivo se deben hacer congruentes actos de fe que van acompañados en todo momento a los sentimientos y emociones, es decir, con aquello con los que estamos en contacto las 24 horas del día, generalmente de manera inconsciente.

Dicen los eruditos en la materia, que la mente es el enlace entre el cuerpo y la conciencia, así que, para comprender un poco mejor del tema, también radica en aquello que se desea, recuerda, percibe, y/o experimenta, las sensaciones de dolor y placer, frío y calor, honor y deshonra, son experimentadas y reinterpretadas por la mente, entre otros. Entonces con éstas y otras situaciones, se percibe tal cual, como el pensamiento tiene la capacidad de distinguir todo, la mente refleja los mundos externo e interno, aunque su inclinación natural es centrarse en el mundo exterior. Además, la mente no se ubica de manera exclusiva en el cerebro, y acá lo realmente impactante porque, sino que es latente, elusiva y existe en todas partes, situación que provoca que cuando la mente está totalmente ocupada en los objetos captados a través de los sentidos, surge el estrés, la fatiga y la infelicidad. La mente puede ser un enemigo secreto o un amigo traicionero, influyendo nuestro comportamiento antes que tengamos tiempo de considerar causas y consecuencias, por tanto, el deportista como el individuo en sí, pasan por momentos álgidos y lograr una superación física y mental constante significa un logro que no cualquiera puede alcanzar, lo hacen solamente los aquellos que visualizan un camino distinto, un momento mágico lleno de oportunidades, donde no se mezcla lo negativo ni se deja nada a esa pequeña porción de suerte que existe en todo momento, al contrario, la lucha es perenne, en todo momento y con la suficiente capacidad de alcanzar el triunfo y ser parte de un grupo élite, o bien de ser parte de un podio con generalidades de causar la gran satisfacción de ser los mejores de todo el orbe.

Así es el destino del deporte en general, del deportista entregado y aguerrido, de quien no sucumbe ante las embestidas ni de los contrarios ni las adversidades, quien deja a un lado el pesimismo y va por todo o nada, aunque signifique en el trayecto un alto riesgo que se pueda pagar muy caro pero que, sin duda, llegar a la meta produce la fascinación total por lo conseguido, sin ponerse número especial en la cabeza, sino simplemente identificarse un ser privilegiado y especial. Así que el mejor ejemplo hoy en día, es Sergio Pérez, quien, a pesar de pelear codo a codo con su compañero por un título, éste se esfumó hace unos meses y fijó su meta en un compromiso vital para agenciarse un subcampeonato que a la postre hará que los anales de la historia en todo momento lo mencionen como el mexicano -hasta el momento- más importante en la industria del deporte automotor y que sirva su ejemplo como un envión motivacional para cualquier persona y, sobre todo, en el ámbito deportivo para intentar ser cada día mejor con la satisfacción del bien actuar, mejor preparación y extraordinarios logros a nivel personal y colectivo, cuando eso se logra, todo, absolutamente todo está dicho y entonces la mejor versión de uno mismo, es la conquista del lugar que alcanzas y mereces, por lo cual, entonces, vale la pena luchar y vivir!!!

Pásenla bien!!!