LA TECNOLOGÍA Y LA SEGURÍDAD HÍDRICA

Para el Banco Interamericano de Desarrollo la seguridad hídrica es definida como la capacidad de las poblaciones para salvaguardar, a nivel de cuenca, el acceso sostenible al agua en cantidades adecuadas y con la calidad apropiada para garantizar el derecho humano al agua y al saneamiento y la salud de los ecosistemas, así como promover el desarrollo socio-económico y asegurar la protección eficaz de vidas y bienes durante desastres relacionados con los fenómenos hidrometeorológicos extremos.

En un ambiente de seguridad hídrica se tienen los siguientes escenarios:

-Las personas cuentan con acceso al agua potable en cantidad y calidad adecuadas y a un precio justo, lo que les permite solventar sus necesidades básicas de consumo, saneamiento, higiene y salud;

-Los ecosistemas son aprovechados de manera sustentable para que puedan brindar sus servicios ambientales, de los cuales dependen tanto las personas como la naturaleza;

-Existe un abastecimiento adecuado de agua para la producción de alimentos y de energía, así como para la industria, el transporte, el turismo y otras actividades económicas; y

-La población es resiliente a los efectos relacionados con los fenómenos hidrometeorológicos extremos, como inundaciones, sequías, transporte de contaminantes, deslaves, entre otros.

Si bien se ha progresado de manera sustantiva en el alcance de la seguridad hídrica, los retos han aumentado en las últimas décadas. Entre los factores determinantes se encuentran: el aumento de las presiones provocadas por la rápida urbanización; los efectos asociados al cambio ambiental global; el mantenimiento de un sistema económico basado en la utilización intensiva de energía y materiales; el aumento poblacional sin reducción de la desigualdad; entre otros.

Como consecuencia, se observan desafíos en cada una de las dimensiones de la seguridad hídrica. Para ofrecer soluciones significativas a los problemas hídricos, se requiere generar conocimiento científico, tecnológico y social de frontera; fortalecer las interfaces ciencia-sociedad y ciencia-política; integrar equipos interdisciplinarios para adoptar, en el sector del agua, los avances alcanzados por otras áreas del conocimiento; e implementar soluciones particulares para diversas escalas. Así, es evidente que la innovación está en el centro de la seguridad hídrica, particularmente en un contexto de Cuarta Revolución Industrial.

De acuerdo con el fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schawb, “la Cuarta Revolución Industrial genera un mundo en el que los sistemas de fabricación virtuales y físicos cooperan entre sí de manera flexible y a nivel global.” Pero agrega que esta revolución “no solo consiste en sistemas inteligentes y conectados. Su alcance es más amplio. Se trata de la fusión o convergencia de tecnologías y su interacción a través de los espacios físicos, digitales y biológicos, lo que la convierte en algo completamente distinto a las revoluciones anteriores”.

En el sector hídrico, las tecnologías de la información y la comunicación tienen el potencial de integrar sistemas más eficientes y resilientes, reducir los costos de construcción, operación y mantenimiento de las infraestructuras verdes y grises, así como mejorar su sustentabilidad. Las soluciones tecnológicas inteligentes deben permitir la integración, en tiempo real, de datos provenientes de múltiples actores y servir para mejorar la toma de decisiones, tanto a nivel personal como de política pública.

PIENSA GLOBALMENTE, ACTÚA LOCALMENTE

Las dos primeras acciones de digitalización en un Organismo Operador es la integración correcta del padrón de usuarios y el catastro hidráulico de la infraestructura. Para ambas actividades más que tecnología se requiere la experiencia de las personas que han participado en la instalación de tomas y construcción de infraestructura. Recuerden #SalvemosOjuelos.

Reciban un abrazo de su amigo, Luis Eduardo Mejía Pedrero. Comentarios al correo [email protected] Instagram @mejiapedrero Twitter @cuencalerma o por Facebook.