“El primer paso de la ignorancia es presumir de saber” Baltasar Gracián

En mi defensa diré que ser analfabeta deportivo -por grado de escolaridad y/o práctica- no obsta para que nadie pueda hacer cálculos sobre algunas áreas de gusto particular en las cuáles, o bien, apreciar o intervenir, es decir: dónde voy a estar, qué voy a hacer, cómo lo haré, cuánto me costará -en todo sentido- y finalmente, qué beneficio obtendré y cómo lo compartiré con la sociedad. Eso es un tema y otro muy distinto es ser inculto, porque tener la capacidad de “deportizar” es haber pasado por un proceso educativo, de entrenamiento deportivo formal, después una práctica, desarrollo y, finalmente, contar con herramientas suficientes para fomentar, proteger, promover y supervisar -en todo momento- lo bien aprendido y no ser solamente un ocasional personaje que evidencia su falta de capacidad para encarar las vicisitudes de la vida misma. Lo anterior, viene a colación -infortunadamente- con lo que nos deja el huracán Otis, entre otras cosas, la más terrible realidad de conmoción por la ineptitud, menosprecio, insensibilidad, cinismo, deshumanización e incultura, de algunos -muchos- personajes de la “polaca” guerrerense y nacional, que no saben, siquiera, lo redondo del círculo y mucho menos aprestan su servicios en aras de ayudar a los demás, incluso, son tan insolentes que solo piensan en sí mismos y utilizan todo un aparato estructural para taparle el ojo a su pseudo realidad, pero ésta supera cualquier realidad, porque la gente no solo está harta sino que ha abierto los ojos -nunca es tarde- y enardece ante la falta de respaldo y entonces la resiliencia no es una alternativa sino una obligación.

Sin embargo, lo que nos sigue atorando como sociedad y deporte, es el trabajo que aparentemente se desarrolla tanto en la política deportiva como aspecto importante en el progreso del deporte en las sociedades modernas, por lo que hay que intervenir de manera inmediata en la revisión de las conceptualizaciones básicas tales como ciencia política, deporte y sistema deportivo. Y es así como podemos darnos cuenta, cómo las políticas públicas y la función que debe cumplir el estado en el sistema deportivo y en las demás aristas en nuestro México, simplemente se ven arrasadas como el mentado huracán, arrasando lo que a su paso se encuentra y dejando desolación, oscuridad, muerte, pero también memoria para toda la eternidad.

Existen lecciones de vida que nos colocan al borde del olvido o estar por siempre en la memoria y corazón, junto a estos aprendizajes, hay otros tantos que nos ayudan a crecer como personas y a mejorar nuestra forma de actuar y de relacionarnos con los demás. Una lección para la vida puede ser positiva o negativa, pero siempre nos deja una enseñanza valiosa que podemos aplicar en el futuro y éste es el momento para actuar y salvar vidas, también para ejercer por medio del deporte y la comunicación masiva -la buena eh- como la de El Valle, una sinergia para el rescate de valores y apoyo irrestricto, real, autónomo y directo con nuestros hermanos guerrerenses, no podemos dejar pasar de lado esto y hacer -cómo lo hacen otros- cómo qué no pasa nada grave o solamente es “poquito”, patrañas! ¡BASTA! Ante el devastador huracán, había que alertar en cadena nacional y por todos los medios posibles el peligro que significaba. Había que actuar rápido con todos los recursos disponibles para prevenir a la población acapulqueña, con información veraz, eficaz y humanista, estoy seguro que se pudo advertir a la población y resguardarla.

Ahora bien, con la emergencia causada por Otis en Acapulco se pone en riesgo el derecho a la educación, deporte y salud de miles de niñas, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores, gente trabajadora con ánimos de salir adelante, población que vive -en su mayoría- del turismo, a esas personas nos les interesan los rezos ajenos ni a distancia, mucho menos que los demás sientan pena, agobio y/o tristeza, tampoco pancartas en escenarios deportivos, ni trazos en redes sociales de ánimos por levantarse, lo que ocupan urgente y necesariamente es apoyo y creo que con el deporte podemos hacer, con conocimiento, eventos masivos, partidos, encuentros, etc., y donar lo de taquillas, donativos personales sin fines de reconocimiento más que el de salvar vidas y evitar a toda costa que en la ignorancia y sin democracia, haya caos y muerte.

Por cierto, para la señora munícipe del puerto, le digo que la cohesión social refiere al grado de integración de la ciudadanía a su comunidad. Cuanto más unida, solidaria y cohesionada esté esa sociedad, la convivencia entre sus miembros será mucho más armónica y la democracia funcionará mejor. Jamás será, bajo ninguna circunstancia -NINGUNA- la rapiña, actos vandálicos, agresiones, etc., esto es el significado. Para que lo sepa y estudie. Además, le acerco en temas deportivos, qué es la cohesión en el deporte, y ésta puede entenderse como “un proceso dinámico que se refleja en la tendencia grupal de mantenerse juntos y permanecer unidos en la persecución de sus metas y objetivos”, Carron (1982) citado en Cañizares (2020).

Pásenla bien!!!