¿Con quiénes queda el PRI?

Hace unos meses se hablaba en esta misma opinión, sobre la importancia de que los políticos actuales entendieran que el “chip” de la gente ya cambió, que de apoco todos vamos transitando a entender que los hechos son mejores que los bonitos discursos y que hay cosas que no se pueden tapar el Sol con un dedo.

Alejandro Moreno (Alito) forma parte de ese “selecto” grupo de dinosaurios políticos que estudiaron a Melchor Ocampo y a Horacio Zúñiga como hitos de la palabra y se olvidaron de la actualización de tales ideas, que si bien fueron buenas como base, no pueden ser vigentes hoy en día. Alito como jefe supremo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), después de haber perdido casi el total de las gubernaturas del país se atrevió a decir que estaba todo bien, que había “tiro”, que se tiene convencida a más gente y que se perdió por las demarcaciones territoriales, cuando de 11 gubernaturas se ganó una, se mantuvo otra y las otras 9 se perdieron.

Es imposible poder sostener esto como político respetable, incluso desde este mismo espacio se señalaba lo sorprendente que resultaba que antes que pedir disculpas y enfrentar nuevos retos de cara a la derrota presidencial, Alito Moreno tuvo como primer comercial posterior a aquella derrota, uno que decía que el PRI estaba más fuerte que nunca y que no pasaba nada y que estaba listo para la siguiente, lo cual denotaba una profunda ceguera democrática, no solo política, sino interna, puesto que adentro del PRI se gestaba un descontento.

De ahí que el pasado mes Claudia Ruiz Massieu, Eruviel Ávila Villegas, Miguel Ángel Osorio Chong y más de 320 priistas más, se declararon fuera del PRI, por las malas prácticas políticas de Alito, sin embargo, no es hasta hace una semana que Alito los expulsa definitivamente del PRI, como si hubiesen deseado volver.

Además de anotarle un gravísimo error a Alito por no aceptar sus errores y sobre todo, no aceptar las culpas priistas de hacer tanto acto malo y corrupto a nuestro México, como si fueran chinches o como si el negarlas las aclarara y disipara entre la gente, (pensando que justamente el no aceptar culpas es el error que ha criticado de AMLO, ya que sin el reconocimiento no se puede empezar a resolverlos), en esta columna bajo esta circunstancia se realiza el siguiente planteamiento ¿quién se queda convencido en el PRI?

Eruviel cuenta con una estructura importante en el Valle de México; Osorio Chong tiene una red de empresarios y políticos importantes hacia la cúpula de este país y Ruiz Massieu forma parte del priismo real, crítico y convencido ante la institucionalidad. Además, ellos salen convencidos, con cierta credibilidad y con algo de valor moral. Todos ellos cuentan con seguidores que no dependen al cien del PRI y que no son tan leales a la institución sino a los ideales propios que notoriamente ha perdido Alito al negar la realidad, porque eso es justamente lo que hace consuetudinariamente AMLO, negarlo todo y decir que hay otros datos, simplemente así no se puede iniciar un diálogo político oportuno.

El PRI es un partido de instituciones y lo más importante es la propia institución, entonces la gente que se queda es la que se compra por apoyos, la que gana dinero por favores o la que opera por dinero en favor de la institución.

¿A dónde va a parar esa fuerza política? Es un buen momento para pensar en un nuevo horizonte para los escasos priistas que se asumen convencidos de su labor en pro de la democracia, ya que parece que el PRI es víctima de lo que lo llevó a perder todos los escaños políticos: el cacicazgo y lealtad ciega a un líder. Hoy importa más una persona libre de culpa, aunque no tenga capacidad, pero en un futuro cercano la gente va a preferir a personas que hayan demostrado que lo que dice es congruente con lo que se hacer, y hay que estar preparados para ese escenario, cuando las redes sociales calmen sus aguas y la gente se harte de la infodemia y del altavoz que todos tienen al alcance.

Ojalá que no se diluya esta idea de evolución en otros partidos como ya anunció Eruviel, que lo están llamando del Partido Verde, porque volvería a perder credibilidad y legitimidad, aunque es entendible porque muchas veces es lo que mejor saben hacer los militantes del PRI, operar su grupos políticos en favor de su candidato.

Igualmente, la duda queda en el aire ¿qué pasará con Del mazo? Ahora que se notó aún más entreguista hacia MORENA, le darán una posición diplomática, se juntará con sus amigos los priistas de abolengo, o se quedará callado y en lo obscurito como lo hizo durante 6 años.

Sin duda el PRI se encuentra en crisis, sin el ala transformadora, sin evolución y con un dirigente que es peor que los políticos clásicos. Ante este escenario ¿la gente continuará otorgándole apoyo ahora a Xóchitl? ¿A poco no tiene dudas el priista de hueso colorado?

Ojalá que hagan algo sabio, tanto los que se salieron del PRI, como la dirigencia actual, que no entiende que al cerrar las puertas de un organismo público, lo convierte en privado, y como todos los antros exclusivos en Toluca, entre más privados duran menos.