18 de septiembre: Día Mundial de la Ética Médica

18 de septiembre: Día Mundial de la Ética Médica
Pbro. Dr. Daniel Valdez García

 

INTRODUCCIÓN

Hacia la década de los 70’s el imperativo categórico lo regía el libre comercio con su típica expresión “Bussines are bussines”. Y sería dos décadas posteriores que pasaría a “Ethic is ethic”. La ética se ha ido empleado en todos los ámbitos profesionales y de modo especial como deontología en el Derecho, en la medicina con la biomedicina, la ética médica y en los últimos años con la bioética.

 

1. Actos biomédicos y bioéticos en el Ars médica

 

La medicina es una de las ciencias más antiguas en la humanidad, como lo es la arquitectura, la ingeniería y otras que surgen a la par del genio humano y su evolución. Por las pinturas rupestres podemos inferir que fue la mujer quien comenzó a hacer cierto tipo de mezclas y/o brebajes. Y de la misma manera por la medicina forense inferimos de vestigios humanos con ciertas posibilidades de “prótesis” o apoyos ante las desgracias sufridas y la lucha por la supervivencia ante la inclemencia del tiempo y la fuerza de las bestias.

Pasarán muchos años para que la medicina esté en manos de los sacerdotes o chamanes de las diversas culturas en el mundo. Luego vendrá la práctica de la iatrogenia que no siempre fue bien vista. El código de Hammurabi guarda recetas médicas, recibos y normas como la ley de Talión para regular las relaciones médico-paciente. En el caso del pueblo judío, son los sacerdotes los garantes de la salud de la comunidad excluyendo o bien certificando la salud recuperada.

Para el naciente cristianismo se extiende, ante la enfermedad, la práctica de llamar a los sacerdotes, recibir el perdón de los pecados y el sacramento de la unción de los enfermos, y junto con ello el rechazo a la revisión médica. Al mismo tiempo surgen los santos protectores para enfermedades, por ejemplo, Santa Lucía para los débiles visuales porque a ella en su martirio le sacaron los ojos. Y así hay una larga lista.

Será la peste bubónica que provocará la migración al campo, incluso abandonando a sus familiares infectados. Entre los cristianos se dieron dos actitudes: Los que veían en esa epidemia un castigo de Dios y responden con penitencia flagelándose tres veces al día; y los flagelos ensangrentados atrajeron más ratas y sus pulgas que complicaron más todo. Y los que atendieron lo mejor que pudieron a sus enfermos en incluso a los que habían sido abandonados.

De frente a los enfermos mentales, como la esquizofrenia y la epilepsia, algunos miembros de la jerarquía de la Iglesia católica los dejo en manos de los exorcistas atrasando la psiquiatría por cien años.

Baste decir que medicinas como la acupuntura y la homeopatía tienen aún grandes desafíos frente a enfermedades infectó contagiosas, pues no hay base científica para actuar solo bajo los principios terapéuticos empleados por ellos.

Por lo tanto, el médico ha de ver siempre paciente antes que a un delincuente dado el caso de encontrarse ante un dilema. Y cuando los recursos son limitados, como el triage en la pandemia de COVID-19, el acto bioético ha de ser para quien tienen mayores posibilidades de recuperar la salud. Al respecto hay millones de casos que son dilemas bioéticos como la transfusión sanguínea a quienes se denominan religiosamente “testigos de Jehova”; la práctica de abortos a menores de edad sin el consentimiento de los padres, desconectar pacientes intubados o declarados con muerte encefálica. Los factores costo-beneficio no pueden ser criterios utilitaristas o pragmáticos, pues también es “ensañamiento terapéutico” pues las medidas desproporcionadas a la realidad, dignidad, calidad de vida y posibilidades del entorno familiar.

 

2. Ética médica

La ética, hasta donde sabemos, fue un término usado por Solón, filósofo estoico, para describir los hábitos de los animales para su alimentación, resguardo y seguridad. Eso es algo que no se puede perder de vista. Es fundamental. Luego vendrá Aristóteles con sus éticas, pero sobre todo hablando de la formación del carácter y la personalidad. Y está muy bien porque él tenía resueltas las necesidades de alimento, resguardo y seguridad, siendo el preceptor de Alejandro Magno no tendría que preocuparse de ello. Si como parte de la ética no nos preocupamos y ocupamos de qué los profesionales de la medicina tengan sana alimentación, casa digna y seguridad social seguiremos solamente con discursos y documentos.

La ética hoy por hoy tiene que ver con la formación integral de todo profesional, en conocer sus límites y establecer límites a otros. No hay nada más práctico en la vida que la ética, para los cual hay instituciones que establecen código de ética, y a nivel gubernamental están las Normas sanitarias y de otra índole. En la práctica médica se tiene en cuenta el juramento de Hipócrates y la normatividad de acuerdo a su especialidad.

A todo esto hay que agregar principios éticos insoslayables, como son la dignidad y calidad de vida del médico tratante y del paciente. También está todo aquello que parece muy simple y tiene que ver con lo práctico de una auténtica práctica médica y ética: No ponerse sobre el cuello el estetoscopio, no usar corbata, barba, ni accesorios, ni celular. Usar zapato adecuado, y saber que le bata no es parte del “outfit”. Siempre hacer Clinica y no recurrir a terapia farmacológica en primera instancia. La paciencia es la que más ayuda al enfermo y al médico, por eso se le llama “paciente”.

La ética médica está en muchos documentos y discursos, pero no es clara en la realidad. Eso dificulta al paciente apegarse al tratamiento, cambiar sus hábitos y recibir acompañamiento de su médico tratante. Ante todo, el profesional de la salud, mediante el trato respetuoso, digno y adecuado a sus pacientes, abonan a preservar la salud y/o a contribuir a recuperarla. Los médicos regañones o paternalistas mutilan la salud integral de los pacientes, “toda ayuda innecesaria discapacita a la persona”.

Una palabrita más sobre lo que llaman en USA “second victim”. Todo médico solidario, sinérgico y empático “sufre” con su paciente e incluso también el duelo por su muerte. Lo ético no es disfrazar el proceso, ni dañar más al paciente emocional o psicológicamente; ante todo debe ser honesto y hablar siempre con la verdad y humildad a su paciente en términos coloquiales, fraternos, cercanos y familiares. La verdad siempre hasta donde se puede decir y cómo se debe decir.

Por último, no olvidar que en México el primer acto ético que hace el médico es traducir la enfermedad, síntomas y signos vitales, por ejemplo, hay quienes se quejan de “dolor de caballo”; de “sentir nudos en panza” y “mariposas en el estómago”.