Levanta la mano la oposición

Mucho se ha dicho ya de las acciones para hacer camino rumbo a la sucesión presidencial, que si no había oposición, que si se adelantaron mucho los tiempos, que si hay más circo que gobierno, pero en esta nota apuntaremos a lo que significa que por fin, ya tengamos una oposición.

Xóchitl Gálvez es una política que ha contado con posiciones con el amparo del PAN, sin embargo, se asume no panista, sino del pueblo, con cierta legitimación. Esto abrió las puertas de la atención social y de la visualización política, cosa que no tenía la oposición.

La verdadera razón por la que se levantó la oposición fue por la constante publicidad que desde la mañanera presidencial, se le estuvo otorgando; el presidente se enganchó con el afán de contar con su propia posición social, sin pensar que lo que hacía era avivar la llama de su contrincante.

Los enfrentamientos verbales le han volteado un revés a AMLO y dejan a una política “natural” que viene desde abajo, que no tiene compromisos partidistas y que cuenta con una simpatía bastante fortalecida. Las candidaturas de las “corcholatas” no han terminado de posicionar la simpatía de los votantes, al final la gente esta harta de los políticos de siempre y resulta que Xóchitl es un personaje por sí sola, sin partidos y por tanto, sin nexos que maten sus aspiraciones.

Es de alguna forma, la versión mejorada de AMLO, una persona que ha estado creciendo en la sombra del poder, con solvencia moral, que ha estado en contra de las ideas que no concuerdan con el desarrollo social. La pregunta es ¿ los partidos permitirán que alguien con ese perfil gane su proceso? De entrada es puede decir que no, puesto que ahí esta Beatriz Paredes del PRI, del viejo PRI, a punto de quedar nuevamente como parte de la “oposición”.

El 50% de la gente no quiere al PRI en el poder, por lo que colocar a una candidata de ese partido promocionaría el gane de MORENA, de quien fuera, sólo con el simple hecho de que no se quiere al PRI. En este punto permitirle y no permitirle el paso a Xóchitl es una toma de decisiones importante para la oposición. Va que dar en dejar ser y tener posibilidades de ganar, o a detener y perder.

Andrés Manuel ha caído en su propia trampa. Promulgaba este show mediático de campañas “no campañas” con la finalidad de distraer el colectivo en donde es fuerte: ser candidato. Esto es más patente al atender con ademanes de sordera, a quienes exigen justicia para los muchachos desaparecidos en Jalisco o a la asesinada en Sonora; AMLO ya no tiene a donde hacerse, pierde argumento y el regresar a sus tareas presidenciales le van a venir como knock out para la etapa final de su presidencia.

AMLO hoy está perdido. Ahora tiene todo que ganar la oposición. Su proceso parece más transparente y legítimo en comparación al propio de MORENA. Me parece que va a preferir centrarse en recibir el golpe mediático de la inseguridad y del sistema educativo, esperando contar con la simpatía suficiente que le alcance a no perder popularidad. El seguir ante Xóchitl si bien le pega en el orgullo, deberá tragárselo para seguir vigente en la preferencia popular.

AMLO hasta ahora, sólo tiene un límite: el 2024.