La iglesia católica y sus perversiones

Abril de 2023, más de 600 niños abusados por 150 sacerdotes católicos en los últimos 80 años según un informe presentado en Estados Unidos. Anthony Brown, el fiscal general de Maryland, acusó a los miembros de la Iglesia católica de décadas de encubrimiento en un documento de 463 páginas y señaló que la cifra “real” probablemente es mucho mayor.

Normalmente, eran jóvenes estrechamente vinculados a la iglesia: monaguillos, miembros del coro y participantes en organizaciones juveniles. Esto, de acuerdo a información publicada por la   internacional de noticias BBC.

Octubre de 2021, la agencia de noticias France 24 publica: Pederastia en la Iglesia católica francesa: 216 mil víctimas desde 1950 al 2000. Obispos y sacerdotes han abusado sexualmente de menores por décadas de acuerdo con esta investigación. Sin embargo, el número de víctimas aumenta a más de 330 mil si se tiene en cuenta a los afectados por parte de miembros laicos de la iglesia. El comité investigador acusó a la institución religiosa de ignorar la situación durante demasiado tiempo y conminó a ejecutar reformas dentro de la iglesia.

Febrero de 2022, Pederastia eclesial en México: 426 sacerdotes investigados en la última década. En México, han ido saliendo a la luz numerosos casos, pero las víctimas, los activistas y los investigadores coinciden en que son muchas más las historias que siguen en el anonimato.

Por cada víctima que se conoce, probablemente hay 50 o 100 más. Un pederasta que llega a los 60 años de edad habiendo tenido acceso a niños habrá podido abusar de 100 niños. Víctimas señalan falta de consecuencias legales y de reparación del daño, a pesar de los cientos de casos denunciados ante la iglesia católica y las autoridades (expansión política, 2022).

Julio de 2023, las organizaciones Spes Viva y Bishop Accountability, que se dedican a identificar casos de agresiones sexuales dentro de la Iglesia católica, publicaron una lista de 16 obispos y arzobispos religiosos mexicanos señalados por encubrir casos de abuso sexual contra menores de edad (27 de julio). La co-directora de la asociación, puntualizó que han registrado acusaciones en contra de 250 sacerdotes en México, los cuales han sido encubiertos por actuales líderes clericales.

Tal vez un listado con el nombre de 250 sacerdotes acusados de violación no les diga nada, pero hablemos de casos documentados como el del sacerdote Gerardo Silvestre Hernández, quien en la Sierra de Oaxaca emborrachaba a niños indígenas que no hablaban español para después abusar sexualmente de ellos. Se habla de más de 100 casos. Lo llamativo de este asunto es que un grupo de 10 sacerdotes de la zona presentaron la acusación con el entonces obispo; José Luis Chávez Botello, que, en lugar de tomar cartas en el asunto, comenzó a hostigar a los sacerdotes diciendo que lo que buscaban era dañar la iglesia desde adentro. Este caso llegó a tribunales y se logró hacer justicia, pero lo que debemos señalar es esta conducta sistemática para proteger a sacerdotes abusadores.

En San Luis Potosí, Eduardo Córdova Bautista, considerado el sacerdote de las élites, drogaba a los niños y los violaba. Al igual que en el caso anterior, se habla de más de 100 víctimas. Protegido por el entonces obispo Luis Morales Reyes, arzobispo Norberto Rivera y hasta medios de comunicación, logra huir ante el escándalo, pero se presume que actualmente está en San Luis Potosí protegido por las clases altas del Estado.

No se puede dejar de hablar del emblema más podrido de la iglesia católica; Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, quien abusó sexualmente de al menos 60 menores de edad —la cifra exacta nunca se conocerá— y tuvo seis hijos con tres mujeres, según lo que se alcanzó a conocer de este sujeto.

Pese a las acusaciones y los testimonios de las víctimas, la iglesia no hizo nada y las autoridades tampoco. Desde 1941, año de fundación de la Legión hasta 2019, se habla de 175 menores víctimas de abusos sexuales cometidos por 33 sacerdotes de la congregación, y lo que pasó con Marcia Maciel, es lo que sucede con muchos sacerdotes violadores, mueren impunes.

De acuerdo con el INEGI, el número de católicos en México ha ido a la baja. En el año 2000, se contaba con 87.9%, en 2010 y 2020, el número siguió descendiendo, de 82.7 a 77.7 %. En contraste, incrementó el porcentaje de personas sin religión; de 4.68% en 2010 a 10.6% en 2020.

En nombre de la religión los abusos cometidos a nivel mundial son incuantificables. La mayoría de las victimas que tuvieron el valor de denunciar siguen esperando justicia y la iglesia y sus “creyentes” negando lo sucedido o esperando que el tema se olvide. Pero como pedir que alguien olvide una violación, es insultante.

La religión ha tenido un papel fundamental en la sociedad como mecanismo de control, ha sido capaz de influir en la forma de pensar y de actuar de las personas haciendo que estas, se sientan obligadas a cumplir con una serie de requisitos que, de acuerdo al discurso de cada religión, Dios espera que realicen. No se puede generalizar a todos los integrantes del sacerdocio de la iglesia católica como perversos, pero entre ellos han sabido como ocultar hechos tan viles y guardar silencio.

La iglesia católica ha sido muy hipócrita, se dice preocupada por los derechos humanos de los migrantes, habla de las víctimas de la violencia y la inseguridad, pero cuando hablarán de las víctimas que ellos han generado, cuándo van a mirar hacia dentro y reconocerán su papel en la parte de la degradación social que se vive. Esta institución ha sido muy buena para prohibir, para infundir temor y que decir de los excesos por parte de sacerdotes marcada por el derroche de dinero, vinculaciones con el narcotráfico y hasta intromisión en procesos electorales y quien los vigila.

 Con que autoridad pretenden hablar de valores con denuncias tan graves como las que tienen, les han arruinado la vida a miles de personas y por más que intenten reivindicarse con discursos de cero tolerancias y con un Papa que se asume más abierto y progresista, la realidad está diciendo otra cosa. Un encubridor más del vaticano que se suma a la lista de quienes le antecedieron.

Hablar de abuso sexual a menores por parte de sacerdotes no es precisamente el tema que más gusta, pero deja al descubierto quienes somos, que pensamos y nuestro nivel de consciencia y responsabilidad social. En verdad aquellos que se dicen católicos pueden pasar esto por alto, no se detienen a pensar en cómo actuarían si un hijo, una hija o un familiar hubiera vivido una situación así, podrían dormir tranquilos, son preguntas que no está de más hacerse.

Por las victimas que denunciaron, por aquellos que no se atrevieron y por todas y todos los que nunca volvieron a ser los mismos después de pasar por un hecho tan traumático como este, no debemos ser indiferentes. Mientras no exista presión para llevar ante las autoridades a estos abusadores y encubridores para pedir justicia, seguiremos exponiendo a niños y niñas a estos depredadores sexuales.

Tal vez la mejor opción es dejar el tema en manos de un ente superior, ya que en el mundo terrenal existe mucha impunidad y poca voluntad para ponerle un alto a la iglesia católica, entonces, “Dios dirá”.