Las corcholatas entre la espada y la pared

Pues sigue en estos días el proceso no convencional, de exposición política de las llamadas corcholatas, es decir los candidatos a la la presidencia de México que hacen proselitismo desde el partido en el poder MORENA.

Una vez sorteado el problema de conceptualizar esto que no es campaña pero sí lo es, ante el INE, se están topando con una realidad no tan cruda como la que sufren todos los mexicanos a diario al salir a las calles llenas de inseguridad: el no poder hablar de absolutamente nada de política presidencial en sus campañas.

Y entiéndase bien no es que deban o no deban, de que quieran o no quieran, sino de realmente poder hablar, porque solamente tienen 2 vías: Hablar bien del presidente o hablar mal. Claro, esto puede resultar obvio pero trasladado a diferentes conceptos, escenarios, posibilidades y demás circunstancias propias de un discurso político se vuelven en una selva inmensa que los rodea imposibilitándoles  avanzar.

Supongamos (como ya fue) que a Claudia Sheinbaum se le ocurre hablar bien del presidente, por ejemplo del sistema de salud, que como todos sabemos tuvo un sinfín de deficiencias y que incluso durante la pandemia resultó ser México el país que en comparativa de su población, tuvo el mayor número de muertos por COVID, por lo que hay poco que decir al respecto, sin embargo cuando ella trata de justificar que desde la presidencia se construyeron diferentes políticas, se enreda diciendo que todos los pacientes de esta enfermedad tenían cama, que no hubo uno que se muriera ni en el pasillo ni en la calle, circunstancia que es en muchas realidades una mentira, pues existen numerosos vídeos de personas falleciendo en situaciones deplorables porque los hospitales en el mejor de los casos se encontraban llenos y en el peor de los casos no tenían los insumos para la atención de este tipo de padecimientos. Otro ejemplo es que hace unos días Marcelo Ebrard decide no pensar en el pasado ni justificarlo en su discurso, sino avanzar y proponer. En estos días él propuso un sistema de vigilancia que denomina ANGEL, que no es más que una intrincada red de cámaras con inteligencia artificial para poder auxiliar en la investigación de delitos, que en términos generales suena bien a reserva del costo, pero el hecho de proponer un sistema de vigilancia significa que existe una gran carestía en este rubro por parte de la sociedad actual, esto significa que la presidencia no está haciendo su trabajo en ese rubro, que en palabras de nuestro presidente López Obrador la estrategia de abrazos y no balazos funciona muy bien y ha dado buenos resultados porque ha bajado el índice de delictivo. Así que una candidata decidió defender al presidente y pierde toda credibilidad, por otro lado un candidato decide proponer lo que significa señalar también deficiencias en el actual gobierno e incluso contradecir lo que ya ha dicho el presidente.

Entonces como se puede ver los discursos de los que pretenden y aspiran ser presidentes desde el partido en el poder, resultan ser un laberinto al enfrentarse con la realidad debido a que no existen argumentos que debatan la lógica o a que no existe una mentira tan grande que todo mundo se la crea, Están condenados a perder todo su discurso; a perder el aliado en el poder que es el presidente, o sus aliados es decir sus votantes.

Entonces la pregunta queda en el aire ¿para dónde se van a hacer las famosas corcholatas, qué harían ustedes en su posición?