Circo, maroma y política

El pasado 3 de julio Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, Eruviel Ávila y Nuvia Mayorga Delgado, personajes clave del partido Revolucionario Institucional (PRI), dieron a conocer su salida de este partido, lo cual no sorprendió tanto como el nombre que le dieron a su nuevo movimiento: “Congruencia por México”, el chiste se cuenta solo. Ante este hecho, el dirigente del partido Alejandro Moreno, señaló; lo mejor del PRI, se queda en el PRI ¿Cómo? ¿Se refiere a él? Si eso es lo mejor, cómo estará lo peor.

Hablando de falta de congruencia, la pasarela de aspirantes presidenciables, perdón, de aspirantes para ser él, o la responsable nacional para construir el Frente Amplio por México (FAM) concluyó. De 33 registros, trece personas “cumplieron con los requisitos”, empezamos con un breve pero significativo repaso. En primer lugar, quiero hablar de la Senadora Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, aquella mujer que se disfrazó de dinosaurio en diciembre del año pasado como parte de una protesta en contra de la reforma electoral propuesta por AMLO (la cual calificó como un regreso “a la época de los dinosaurios priistas”), ahora pretende disfrazarse de indígena para mostrarse cercana a las causas, necesidades y agravios de este sector de la población, pero así como tener un libro en la mano no te hace un ávido lector, portar un huipil no te convierte en defensor de los pueblos indígenas. Que ironía que esos priistas a los que se refería meses atrás, serán los que eventualmente estarán apoyando su candidatura presidencial, desde ahora lo hacen.

No obstante, “para papelón”, el que protagonizó el Senador Santiago Creel Miranda, quien con un discurso forzado y con un histrionismo de actor de televisa, nos hizo recordar que “los ricos también lloran”, pero cómo no hacerlo cuando es la cuarta vez que se registra como aspirante presidencial y el pronóstico es reservado. Otra personalidad inscrita fue Gabriel Ricardo Quadri de la Torre, quien en 2019 twitteo: “Si México no tuviera que cargar con Guerrero, Oaxaca y Chiapas, sería un país de desarrollo medio y potencia emergente”, por lo que, de ganar, seguramente lo primero que intentará es desaparecer estas regiones del país para convertir a México en un país de primer mundo.

Sigamos con la pasarela; Francisco Javier García Cabeza de Vaca; exgobernador de Tamaulipas, quien es investigado por la Fiscalía General de la República (FGR) desde agosto de 2020, por la presunta comisión de delitos de delincuencia organizada, lavado de dinero y fraude fiscal, quien realizó su registro de forma virtual, al señalar que es un perseguido político. Las acusaciones son muy serias y antes de pensar en su registro, lo primero sería esclarecer la situación, o piensa juntar sus 150 mil firmas por Zoom ¿O cómo?

Por otra parte, la inhabilitación para ocupar cualquier cargo público o de elección popular para Silvano Aureoles Conejo, sigue vigente por presentar a destiempo su declaración patrimonial, luego de haber concluido su gestión como gobernador en Michoacán, por lo que fue sancionado y perdió parte de sus derechos políticos-electorales, sin embargo, también ha realizado su registro.

Uno más es, Enrique Octavio de la Madrid Cordero, del que su mayor logro es, ser hijo del expresidente Miguel de la Madrid Hurtado. Beatriz Paredes Rangel, quien señaló: “No tengo cola que me pisen”, aunque eso dicen la mayor parte de nuestros políticos y cuando queremos saber de los mismos, resulta que ya están fuera del país.

También consiguió su registro el Senador Miguel Ángel Mancera, cuya gestión en el Gobierno de la Ciudad de México se encuentra marcada por las investigaciones de su círculo más cercano. Sin embargo, es parte de aquellos responsables directos que nunca se dieron cuenta de lo que pasaba. La lista continúa; José Jaime Enríquez Félix, exdiputado perredista y exjubilado de la UNAM, Ignacio Loyola Vera; exgobernador panista de Querétaro, Jorge Luis Preciado Rodríguez; exlegislador panista, Israel Rivas Bastida; vocero del Movimiento Nacional por la Salud Papás de Niños con Cáncer y Sergio Ibán Torres Bravo; exsecretario de Seguridad de San Andrés Cholula, Puebla. Pero si la elegida es Xóchitl Gálvez, para que tanto circo.

La política, invariablemente implica una puesta en escena donde todas y todos los que aspiran a un cargo público intentan presentarse como la mejor opción, pero todo en exceso es malo. La forma de hacer política debe cambiar, debe evolucionar y no me refiero a ver políticos bailando en tik-tok, usando botargas, o mostrando “lágrimas de cocodrilo”.

Aspirar a un cargo público debería suponer estándares o filtros de selección más altos, ya que actualmente bajo la idea de inclusión y pluralidad, no se puede abrir la puerta a cualquier delincuente, farsante, oportunista o payaso (sin ofender a los que practican este oficio).

Lo he mencionado antes y lo reitero ahora, necesitamos partidos de oposición, necesitamos tener propuestas políticas que sean capaces de representar los intereses de los distintos sectores de la población. La fragmentación y la degradación política que vivimos es preocupante.

Ante nuestros ojos se desmorona el sistema de partidos, las pugnas internas y los deseos personales están por encima del interés público. Ser oposición implica responsabilidad y una verdadera congruencia con lo que dicen y con lo que hacen. Los ciudadanos no les pagamos a nuestros políticos para que hagan tonterías, se supone que su labor principal es la representación.

La política se debe dignificar, ser político o servidor público no significa robarse hasta los “clips”, pero si queremos mejores políticos necesitamos dejar de ser ciudadanos de chocolate. Sin presiones los políticos no harán nada, harán lo que quieran y probablemente lo harán peor. Falta menos de un año para los comicios donde se renovará la presidencia de la república —2 de junio de 2024—y hay dos opciones; sentarnos a observar el espectáculo “chafa” que ofrecen nuestros políticos, o pensar seriamente en el país que merecemos y qué es lo que estamos haciendo para lograrlo, pues “mentar madres” en redes sociales, no es precisamente un activismo que genere grandes cambios.