De corcholatas a fichitas

Corría el primer minuto del lunes 5 junio y aun sin conocer los resultados oficiales, pero si predecibles de las elecciones del Estado de México y Coahuila, cuando la sucesión presidencial del 2024 se echó a andar. La desesperación, inseguridad y las ansias de un personaje como Marcelo Ebrard, ha venido a ejercer presión entre aquellos que aspiran a ocupar la silla presidencial el próximo año, pues, con tremendo madruguete al hacer pública su renuncia a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), la cual es efectiva a partir de este lunes 12 de junio, el mensaje del excanciller es claro; va con todo para ser el sucesor de Andrés Manuel López Obrador, sabedor de que es su última oportunidad para intentarlo, pues a sus casi 64 años, “ya no se cuece al primer hervor” y pensar en una candidatura a los setenta, no resulta lo más viable.

El presidente López Obrador ha señalado que ya no hay tapados, de hecho, de manera temprana los aspirantes de Morena se comenzaron a destapar y existen por lo menos seis “corcholatas” como los refiere el presidente: la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, el excanciller, Marcelo Luis Ebrard Casaubón, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández y el senador Ricardo Monreal Ávila. Del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Manuel Velasco Coello y Gerardo Fernández Noroña, diputado del Partido del Trabajo (PT).

Ante un número considerable de candidatos, lo más importante será preservar la unidad del partido, pues de haber aprendido la lección, saben que el peor enemigo de Morena es Morena, y si buscan postular al mejor candidato; ni traiciones, ni berrinches y menos anteponer los intereses personales como el excandidato a la gubernatura de Coahuila; Ricardo Mejía Berdeja, quien dejó Morena para ser impulsado por el PT y con su pobre participación y más pobres resultados, su carrera política probablemente ha llegado a su fin.

Lo irónico de esta situación es, que mientras Morena tiene más de una corcholata para el 2024, la oposición no llega ni a una fichita, pues ellos siguen celebrando tonterías y se empeñan en difundir un discurso en el que minimizan su derrota al decir que esto, quedó 2 a 1, pero no es lo mismo perder el Estado más poblado a nivel nacional con una lista nominal de alrededor de 12. 6 millones de ciudadanos que es el caso del Estado de México, que perder el Estado número 15 de acuerdo con el número de habitantes con una lista nominal de poco más de 2 millones trecientos mil ciudadanos, como que las cuentas de la oposición están un tanto desproporcionadas, pues comparar peras con manzanas no les servirá de mucho, solo alimentan el autoengaño. Pero esto no es lo peor, pues cuando hablan de una renovación, imagínense que sale de las catacumbas un personaje como Arturo Montiel del PRI, y resulta que Santiago Creel del PAN, pretende ser el candidato de la oposición. Del amarillito que queda, mejor ni hablamos.

No se trata de sumar miserias, sino de presentar un candidato que realmente pueda ser oposición a la candidatura que presente Morena, quien está metido en la sucesión presidencial al ritmo que ha marcado el presidente y aunque ha dicho que no va a intervenir, en días recientes se reunió con los aspirantes presidenciales de Morena, así como gobernadores del partido guinda y la virtual gobernadora Delfina Gómez y por ahora, prevalece el método que él prefiere, la encuesta, instrumento del que se ha abusado y ha perdido credibilidad.

Esta semana será decisiva, con certeza conoceremos a los aspirantes a la presidencia por parte de Morena y a quiénes ocuparan los cargos vacantes. También se irán destapando sus equipos de trabajo y bajo esta lógica, morena entrará en una división interna; momentánea o no, ya lo veremos. Por último, tal vez exista una postura más firme de la oposición, que, aunque no les guste, también han entrado al juego del presidente y deberán acelerar sus métodos de selección. Los morenistas no viven en el 2023, sino en el 2024 y no hay tiempo, tendrán que elegir a su mejor fichita.