El primer logro de Alejandra Del Moral

Arrancan las pre campañas de las candidatas a la Gubernatura del Estado de México, sin duda una carrera de resistencia y no de velocidad, pero a pesar de que prácticamente las dos candidatas se sitúan en una popularidad similar, Alejandra Del Moral en su primer discurso atendió un asunto importante que la puede ir posicionando encima de su adversaria.
Todos los partidos políticos están plagados de corrupción, de malos manejos, de delincuentes, de compadrazgos y demás, por lo que no es esto el diferenciador de las candidatas. Además de la congruencia que presenten entre su discurso y sus actos, las candidatas imprudencialmente van dando breves reflejos de lo que nos depara si somos gobernados por una o por otra.
A diferencia de Delfina que no ha necesitado más que la aceptación y confianza de una sola persona (AMLO), Alejandra Del Moral ya puede contar con varias victorias, sólo por el hecho de ser precandidata. Recordemos que se encontraban muchos contendientes fuertes entre sus legionarios partidistas, como Eric Sevilla, Laura Barrera y sobre todo Ana Lilia, de quien se decía que era posible que realizara algún pacto por fuera de su partido. Todos ellos levantaron la mano y aunque no quisiesen, Alejandra Del Moral los unió a su proyecto: a eso se le llama conciliar, cabildear y organizar, cualidades indispensables de una gobernadora.
Por otra parte, tuvo que mediar y negociar la manera en que iban a participar los partidos PAN y PRD dentro de la contienda estatal, con los candidatos de cada uno, por lo que nuevamente pudo estar en el momento y lugar preciso para poder unir a estas dos grandes fuerzas estatales. Buen detalle en su primer discurso, el agradecer a todas estas voces dentro y fuera del PRI.
Pues no conforme con ello, Alejandra dijo algo que me dejó perplejo en su primer discurso: ofreció disculpas por todos aquellos priistas que fungiendo como autoridad no supieron estar a la altura de su obligación popular. Esto es un parte aguas sin duda, ya que incluso el dirigente nacional Alejandro Moreno no ha podido entender y mucho menos asimilar este punto en su argumento. Hace unos meses en una entrevista posterior a haber perdido la gubernatura de 5 Estados de 6 en contienda, la periodista le preguntaba al dirigente del PRI que si se trataba de una derrota y él aferrado decía que no, que se había ganado una y que MORENA iba en notorio retroceso, lo cual es una falacia; el PRI no levantó, no ganó y por el contrario iba perdiendo; pero parecía que el asimilar la derrota era peor que la roña o la lepra para Moreno Cárdenas, sin entender que la gente está harta de políticos de pose y de fotos de postal, la gente quiere y necesita políticos de overol y zapatos de trabajo.
El PRI como institución es buena, sin embargo, desde hace el año 2000 le debía una disculpa a la gente por haberse alejado de sus ideales, de sus bases y del clamor del ciudadano que exigía justicia y economía. Hasta ahora, Alejandra Del Moral es la única política que he escuchado que acepta culpas y se compromete a darles solución. Lo importante aquí es que, si los políticos se siguen asumiendo como mesías, como reyes y generadores de bienestares mágicos, sin entender que son hombres con errores y que pueden mejorar con el trabajo, nunca habrá un camino diferente en el gobierno, lo primero que se debe hacer para poder mejorar o resolver un error, es observarlo, definirlo y entenderlo, la invisibilidad o la negación no abonan a la solución, sino todo lo contrario, hacen que el error permanezca y aumente de magnitud.
Basta ya de discursos demagógicos tipo Reyes Heroles u Horacio Zúñiga, son buenos como antecedente histórico, pero la gente requiere de empatía, de asimilación y de honestidad.
Muy bien por Alejandra Del Moral, ya unió a su partido, ya unió a la oposición, falta unir a la ciudadanía. ¿Lo logrará?
Se agradece siempre que los políticos, por lo menos en el discurso, no traten de tapar al Sol con un dedo. Ojalá que ella sea la primera de muchos otros que sigan esa nueva vertiente que se observa aún en la lejanía y se trasmiten los buenos discursos a los buenos hechos.