GRILLANDO

Era un niño cuando se jugó el mundial de México 1986, una época mágica y especial en donde el futbol hizo vibrar al mundo, pero especialmente a los mexicanos quienes vivimos una fiesta, principalmente en la Ciudad de México donde todos los días las calles se llenaban de aficionados de diferentes naciones que se abrazaban, convivían y cantaban.
Es una de las épocas que más agradeceré a mi “Jefecita Santa”, porque junto con mi hermana y amigos entrañables, nos subíamos al auto y recorríamos las calles festejando los partidos de México, de ahí que tenga excelentes recuerdos de ese mundial que pude vivir a plenitud a pesar de mi corta edad.
Desde entonces, todos los mundiales han sido motivo de emoción, sin embargo, este de Qatar ha sido todo lo contrario, una Copa del mundo que se definió por el poder económico de la familia AL THANI, que son los que mandan en esa pequeña, pero rica nación, y que gracias a la presunta corrupción del ex presidente de la FIFA, JOSEPH BLATTER; el francés MICHEL PLATINI y el fallecido JULIO GRONDONA, de la mano de los delegados de CONCAFAC y COMEBOL, aceptaron millones de dólares para llevar el mundial al país árabe, lo anterior, sin importar que se tendrían que cambiar fechas, que no había estadios y que se construirían bajo el yugo de la explotación laboral que le costó la vida a cientos de personas, muchos de ellos migrantes.
También hay que destacar el enorme choque cultural emanado de las leyes y reglas religiosas que violan los derechos humanos y las garantías individuales de las mayorías, una pena para un deporte tan bello como el futbol que en su esencia debe comunicar todo lo contrario.
El mundial empezó y honestamente no percibo la emoción de años pasados, algo que las televisoras no dirán, pues finalmente es un producto que venden bien, sin embargo, para mí el mundial de Qatar representa la podredumbre en el deporte, aquella generada por la codicia, la corrupción y la estupidez de aquellos que teniendo algo tan noble en sus manos lo echan a perder por unos cuantos billetes.
Obvio que veré algunos partidos del mundial, pues amo el futbol, sin embargo, queda latente que al futbol mundial y no se diga al nacional, le urge retomar sus principios básicos, deportivos y humanos, aquellos que lograron que este deporte fuera de gran impacto para millones de personas que finalmente lo único que deseamos es que impere el juego limpio y lo deportivo, algo que no debería estar peleado con lo económico, pero que en la FIFA y en las mafias del futbol parecieran no entender, algo que insisto, ojalá un día cambie para que la pelota no se siga manchando.

LA GRÁFICA DE HOY
Totalmente contrario a lo que hablamos del futbol, es de la experiencia NFL que se vivió en el estadio Azteca en la Ciudad de México en el partido de la semana 11 entre los Cardenales de Arizona y los 49ers de San Francisco, un evento deportivo de gran nivel que ojalá tengamos más seguido en nuestro país.
Y es que, como siempre lo he dicho, la NFL es el ejemplo de la mejor liga deportiva del mundo, una liga que gana millones de dólares anualmente sin castigar el aspecto deportivo, inclusive a través de sus reglan logran que su liga sea competitiva y que todos los equipos puedan ser protagonistas siempre y cuando se tomen las decisiones correctas.
Por lo pronto, ayer la NFL nos dejó probar un poco de su magia en territorio Azteca y vaya que fue emocionante, pues no solo fue el juego, sino todo lo que rodea a esta liga que los gringos manejan de forma ejemplar y que los aficionados mexicanos supieron aprovechar.
Miles de aficionados a los 49ers disfrutaron de una aplastante victoria de su equipo que se impuso en el marcador por 38 puntos a 10 para seguir luchando por una posición en su división que los llevé a los play offs.
Pero con lo que principalmente me quedo, es con la magia de la afición mexicana, que con gritos, cantos y bailes le dieron color a la NFL para que viviera un lunes por la noche diferente, un lunes por la noche muy mexicano, pues vivió al máximo la pasión del futbol americano.

Y VA DE CUENTO
Un cura de nombre ULISES URBINA, se bañaba todas las noches en la bañera del convento. Por costumbre, una de las hermanas, solía traerle el agua caliente y ayudarle para que no se resbalara, todo ello sin ningún pudor.
Un día, la monja acude a la madre superiora y le dice: Madre, he alcanzado la salvación.
– ¿Y cómo ha sido?
El cura ULISES, ayer en el baño, me enseñó su entrepierna, y me aseguró que se trataba de la llave de la salvación. La probé en mi cerradura, y realmente, fue como estar en el cielo.
La madre superiora enfadada le dice: Ese cura embustero, yo llevo dos años soplando la trompeta del arcángel Gabriel y nada de salvación…

HASTA mañana con más GRILLANDO. Comentarios en Twitter en @pepenader y en [email protected] 

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