Me voy a referir esta ocasión a un concepto que ha sido motivo de reflexión, meditación, controversia, filosofía y religión: el alma.

En sí ¿qué es el alma?, voy a comenzar con la definición del término. Alma proviene del término latino anima y se refiere a una entidad inmaterial que, según las afirmaciones y creencias de diferentes tradiciones y perspectivas filosóficas y religiosa, poseen los seres vivos y hace que estos tengan la particularidad del movimiento. La descripción de sus propiedades y características varía según cada una de esas tradiciones y perspectivas.
El término alma se puede aplicar, según las más antiguas interpretaciones, a los seres vivos en general (plantas y animales) como su principio constitutivo. Interpretaciones del inicio del pensamiento filosófico, en este caso de Aristóteles, el alma incorporaría el principio vital o esencia interna de cada uno de esos seres vivos, gracias a la cual estos tienen una determinada identidad, no explicable a partir de la realidad material de sus partes.
El término también se usa en una acepción muy particular cuando se refiere a los seres humanos, en este segundo caso, según muchas tradiciones religiosas y filosóficas, el alma sería el componente espiritual de los seres humanos, sin embargo, esto introduce otro término que debe ser producto de otras reflexiones: el espíritu.
Desde el punto de vista de la filosofía, el concepto del alma ha pasado por diversos intentos de explicación: desde el dualismo impulsado por Descartes hasta la interpretación existencialista de un todo con dos aspectos específicos que son: lo material y lo inmaterial. Descartes define alma como cosa pensante opuesta a cosa “extensa” entendida ésta como lo material (el cuerpo); Baruch Spinoza se refiere al alma como atributo y modo de la substancia divina. Leibniz la denominó como “mónada”, cerrada en sí misma; Kant terminó calificándola como la imposibilidad de aprender lo absoluto; Hegel manifiesta que el alma es el autodesarrollo de la idea; Nietzche se refiere al alma como invención y ente imaginario del común de la gente, que ayuda a fortalecer las creencias de la existencia de un dios o, más específicamente, de “Dios”; Freud como diferencia entre el “yo” y el “super-yo”.
Desde el punto de vista de las tradiciones religiosas, voy a empezar con la concepción cristiana, la cual establece que el hombre consta de tres partes que son: cuerpo (lo físico), alma (lo relacionado con lo emocional) y espíritu (lo relacionado con lo espiritual). De acuerdo con la tradición cristiana, el alma es uno de los aspectos del ser humano que lo unifica como individuo y lo “lanza” a actividades que van más allá de lo material. Gracias al alma, el ser humano tiene instintos, sentimientos, emociones, pensamientos y decisiones libres, y puede volver sobre sí mismo (autoconciencia).
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