A la mitad del camino

“En política, nada ocurre por casualidad. Cada vez que un acontecimiento surge, se puede estar seguro que fue previsto para llevarse a cabo de esa manera”. Es lo que Franklin D. Roosevelt decía y López Obrador, nos hace recordar. Después de varios meses aludiendo en la conferencia matutina a un libro de su autoría que se encontraba en proceso, el pasado lunes, justo a unos días de su informe que marca la mitad de su gobierno, el presidente presentó su libro: “A la mitad del camino”, donde plasma su pensamiento y las acciones llevadas a cabo en dos años nueve meses, como era de esperar y para no perder tan acostumbrada mención, lo recomendó de manera especial a sus adversarios.
A la mitad del camino…. las cosas no han sido nada sencillas, asimilar los cambios que ha traído un gobierno de izquierda, una oposición que sigue sin saber cómo organizarse, instituciones que generan más dudas que certezas, una sociedad polarizada a niveles nunca antes vistos, y una pandemia a la que no le vemos fin, es como llegamos a los 3 años de gobierno.
Actualmente, el presidente cuenta con más del 60 por ciento de aprobación, esto, de acuerdo con encuestas publicadas el pasado lunes 30 de agosto por el diario “El Economista”; 60.8%, “El Universal”; 62% y “Oráculos”; 61%, lo cual no puede pasarse por alto, y para cuestión de ego, seguro le vino bien a AMLO para iniciar la semana.
Como en todo gobierno habrá aspectos favorables, otros no tanto y algunos reprobables, el punto es que se quieran reconocer, que se entienda que el país no es del mandatario en turno, es de todas y de todos los que lo habitamos. Lo esperado sería desear que le vaya bien al gobierno, porque con ello nos puede ir mejor a todos, pero es casi imposible lograr esto, y no solo con este gobierno, pues en el fondo o no tan en el fondo, lo que sigue preocupando es un color de partido.
A la mitad del camino, AMLO llega con enormes problemáticas sociales y confrontaciones institucionales, pese a ello, el apoyo por parte de la población, es innegable, y las encuestas lo dicen, lo que hace pensar que tan necesario es aferrarse en un tema como la revocación de mandato, más valdría dedicar tiempo, dinero y atención, a temas más apremiantes de la agenda cotidiana.
A pesar de la situación económica que no es del todo favorable, la gente sigue confiando en el presidente, le sigue dando el voto de confianza. En general, la idea de que le va ir mejor con este gobierno, sigue presente.
Hoy tenemos un presidente con una enorme concentración de poder, todo pasa por él, o es la impresión que nos deja, lo que ha llevado a una enorme disminución del papel de las secretarías, donde es difícil evaluar si nos están quedando a deber, o el margen de maniobra que tienen o les ha dejado el presidente no les da para más.
Pensar en un cambio radical y dejar los vicios del pasado atrás es imposible y menos en tres años, venimos de un gobierno donde la corrupción se desbordó con Peña Nieto, “un gobierno de raterillos” donde el listado de exgobernadores vinculados a procesos o con señalamientos de desvío de recursos y corrupción es indignante, y de la noche a la mañana no se puede cambiar al país, por lo cual es importante no olvidar de dónde venimos.
Cada uno puede valorar como vamos a la mitad del sexenio en lo colectivo y en lo individual, si vamos por una cuarta transformación o una transformación de cuarta, cada uno tendrá la mejor opinión, y si tienen el ánimo y la voluntad, por qué no, comprar el libro del presidente, ya que aseguró que no se van a aburrir, que no van a bostezar, y les va a gustar aun cuando no se esté de acuerdo con sus planteamientos.