¿Qué tienen en común el PRI de 90 años, nuestras instituciones y la oposición?
- Julián Chávez Trueba
- 6 marzo, 2019
- Columnas
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Mientras en Japón existen empresas e instituciones que han perdurado por más de 1,000 años, aquí en México nuestras instituciones no llegan a 40 años; excepto por una, que si bien no es una institución pública, se puede manejar como la más longeva y pegada a gobierno, a la cosa pública, estoy hablando del Partido Revolucionario Institucional, que ya ha cumplido 90 años y más de 70 en el poder.
Algunos puristas me dirán que la primera institución nació con la mano de Benito Juárez y la instauración del Registro Civil, sin embargo, en esta ocasión nos referimos a la institución como grupo de normas y personas que se encargan de la elaboración de algún producto público; aquí no entra el Registro Civil, por ser un servicio público de control.
Recordemos que el PRI nació por consecuencia de la “inclusión” de nuestro México a la vida democrática, debido a que el PNR (Partido Nacional Revolucionario) era una especie de herramienta por la cual los ciudadanos podían acceder a los programas sociales (aún desarticulados en aquel entonces) resultado de la Revolución Mexicana (pronúnciese con enjundia y con acento de Aguascaliéntesnnn!)
Pues el PRI entonces fue la forma de guardar todas las inquietudes revolucionarias, cobijando todas y cada una de las inquietudes sociales, como la repartición de tierras, el Estado republicano y federal, y la “democracia” como mejor forma de participación cívica. Aquí es como nace esta institución en México.
Con posterioridad, el PRI poco a poco suelta el poder permitiendo otros partidos políticos y ya en estos últimos 40 años, podemos hablar de las instituciones sobre todo, levantadas en tiempo de Salinas de Gortari, como los son el INEGI, PEMEX, o el IFE (INE), que han servido a generar información para la mercadotecnia y repartición de los programas sociales. A pesar de que en otros países nos solicitan asesoría para levantar instituciones electorales, nuestras instituciones aún son jóvenes y nos ha costado mucho mantenerlas (literal) y legitimarlas.
Ahora bien, como nuestras instituciones han tenido sus descalabros y nacieron cobijadas por el PRI, han existido actores que no creen en ellas, como nuestro ahora Presidente AMLO que puede ser encontrado en google si colocan “al diablo con sus instituciones” (léase con acento Tabasqueño).
AMLO durante más de 12 años se dedicó a decir que no servían las instituciones, que eran corruptas, que no aportan nada y que en general deben desaparecer por no apoyar a la gente. Aquí pasó esa máxima que versa: “una mentira repetida muchas veces, se vuelve verdad”. Lamentablemente AMLO en su discurso de hartazgo no solo logró detentar el poder, sino también incluir en el hartazgo social a todas las instituciones mexicanas.
Dicho esto, ahora AMLO con toda causalidad ha decidido cerrar las operaciones de PEMEX, abatir el INEE, cerrar guarderías, abrir Los Pinos, etc., con la misma idea de que todo lo hecho ha estado mal, plagado de una sola cosa: corrupción; y entre estas instituciones corruptas se encuentra el PRI, el PAN y el PRD.
Anteriormente cuando “ganaba” el PRI o el PAN, habían ciertas formas en las que el presidente era intocable, intachable e incorruptible, debido a que nadie quiere meterse con el personaje más poderoso del escenario político en México, existía una oposición alegona, que mucho decía y que poco aportaba, que manejaba el escándalo y la confrontación como primer ariete, que no se metía en lo que más duele: el llegar al poder.
Poco a poco estas formas han venido cambiado y en este sexenio Morenista que empieza, tales formas lo hicieron abruptamente. El PAN y sobre todo el PRI, no se habían enfrentado a un escenario igual. No saben cómo ser oposición. Por un lado no pueden seguir con las figuras de acarreos para mítines de presión política, porque justamente eso fue parte del hastío social; por otro lado no pueden decir que las instituciones están mal porque ellos mismos las hicieron; y no pueden entrar en los mismos alegatos sinsentido, señalando el mínimo error puesto que esa era la cantaleta desrazonada que criticaban cuando estaban el poder.
Así que PRI, PAN y PRD están desarmados, no saben en donde están parados, puesto que si critican, la gente les reprocha, los exhibe, los nulifica; si empiezan con “golpes bajos” la gente los criticaría el doble; entonces todo lo que digan ahora está mal, es corrupto y no es verdadero.
Ahora si le sumamos a ese escenario que el presidente AMLO impone la agenda, una y otra vez, de forma diaria, mesurada, concienzuda, entonces mientras empiezan a criticar con mucho fondo, ya hay otro tema en la puerta. Además, la comunicación que tiene AMLO es irreprochable; cuando se le cuestiona por algún resultado adverso, causado por una mala decisión, de inmediato o corrige, (que es algo que no se había visto en gobierno anteriores) o en su respuesta coloca axiomas (verdades absolutas) vg. -Señor presidente, la estimadora Stándar and Poor’s califica negativamente a PEMEX- …- PEMEX es grande, como México, …estamos eliminando la corrupción y eso tiene repercusiones, …pero les aseguro que la calificación mejorará, …además, yo respeto su opinión…
Nadie le va a debatir que PEMEX es tan grande como México, nadie le va a debatir que está mal combatir la corrupción y nadie puede decir que en un cambio los resultados son inmediatos.
Así que necesitamos encontrar una voz sensata de oposición, de debate, de soluciones, que trabaje más rápido que la presidencia, que tenga solvencia moral, que tenga recursos y que esté en el escenario de la política pública mexicana, para poder crear cierta sinergia, cierto dinamismo, para garantizar que con crítica constructiva se pueda llegar de una mejor forma a la estabilidad y paz social.
En pocas palabras, para contar con una oposición real se necesita UN MILAGRO.