Familia toluqueña rescata elaboración del dulce tradicional

Toluca, Méx.- La venta de dulces típicos disminuye con el paso de los años debido principalmente a la introducción de dulces confitados y extranjeros, pero esto no desalienta a Jorge Hernández García quién elabora artesanalmente más de 60 tipos de golosina natural para preservar la tradición.
Heredero de una de las tradiciones más representativas de la cultura mexicana, el señor Roberto platicó que en la actualidad, todos los integrantes de la familia Hernández García aprenden la receta de cada uno de los dulces que reviven la historia de la capital mexiquense y dan un toque de sabor a la gente que los consume, por ello, es fundamental seguir con la tradición de elaboración artesanal.
A poco más de cinco décadas dedicado a la elaboración, indicó que a pesar de los cambios generacionales buscan innovar y por ello, se dieron a la tarea de crear nuevos sabores a los ya famosos dulces de leche, de los cuales actualmente ofrecen 22 entre los que se encuentran el sabor mango, mandarina, fresa y canela.
Externó que dulces que más prefieren los clientes son los de leche o jamoncillos, limones rellenos de coco, muéganos, fruta cubierta, barquillos, tamarindo con chile o azúcar, palanquetas y el macarrón, este último con el que inició la travesía por la tradición.
Dulces típicos libres de conservadores y cien por ciento naturales, son los que ofrece Don Jorge, quien comentó que lo que elabora llegó a otras latitudes como España, Francia y Alemania, a través de los mismos clientes que tienen desde hace muchos años, lo que da muestra de la calidad de dulces que elabora.
Detalló que por las características que tienen, en el caso de la fruta cubierta tarda de 4 a 5 días su elaboración que va desde el pelado, desgajamiento y dejarla en agua durante un día para quitarle el sabor amargo , siguiente día pasa al proceso de cocción que va de 4 a 6 horas con el agua hirviendo para que quede blanda, después la dejan reposar en miel ligera, al quinto día se retira de la miel, la dejan escurrir alrededor de una hora para finalmente sumergirla en una miel espesa el tiempo necesario para dejarla lista y venderla al público.