EL DERBI Y LAS FECHAS

Un partido más, tres puntos menos. Es el balance más simple que dejó el pasado sábado el derbi madrileño. El Atlético de Madrid comenzó con buen pie, hasta generó ocasiones de gol en la primera mitad, pero los rojiblancos se diluyeron en los últimos cuarenta y cinco minutos. Además, el gol de Benzema cayó como un jarro de agua fría. Es cierto que el Real Madrid tampoco brilló, pero en cuanto tiene ocasión el balón entra entre los tres palos. Y no se me olvida el penalti no pitado que nunca falla en esta cita futbolística… En fin, es la realidad que hay, el Atleti tiene un problema y se aleja de Europa. Mucho tienen que mejorar si quieren tener plaza europea la próxima temporada… ¡A ver si reaccionan!
Los que me conocen saben que mi corazón es rojiblanco, que nunca dejo de creer en los míos y a pesar de que el partido de ayer no era un partido cualquiera mi mente no estaba en el Santiago Bernabéu. Por mi cabeza se sucedían una serie de recuerdos que vuelven a mí cada año por estas fechas. Son recuerdos duros, de esos que no se olvidan ni con un derbi madrileño. Hay cosas más importantes que tu equipo gane o pierda. De ahí, que los que me escribieron un mensaje el pasado sábado no obtuvieran la respuesta que esperaban. Hace unos años, en estos días recibí la peor noticia que me han dado nunca. Fue un diagnóstico que, sin duda, dio un giro a mi vida de trescientos sesenta grados. Por eso, aunque mi corazón colchonero siempre late por mis colores, el sábado lo hacía para recordarme todo lo que he vivido. Todas las batallas que fui ganando día a día sin un guion establecido. Me emociona pensar que de todo aquello me quedan recuerdos muy duros que no podré olvidar, pero también en mí hay cicatrices que por mucho que tiren me llenan de fuerza, de vida y, sobre todo, me animan a seguir luchando por los sueños que tengo pendientes. Estas marcas grabadas en mi piel me invitan a disfrutar de quienes me rodean, a no malgastar mi tiempo en tonterías y a sonreír porque cada día es un regalo. Y no solo para mí por haber superado una leucemia, sino para todos. No lo olvidéis nunca.
Y dicho esto, a pesar de que me digan que no mire al pasado, hay días que es inevitable. Soy fuerte pero no soy de piedra. Eso sí, creedme que cuando miro para atrás no me vengo abajo. A veces, ver el pasado te da más fuerza para afrontar el presente y vivirlo sin cuestionar cómo será el futuro. Por eso, este derbi ha pasado sin pena ni gloria. Por supuesto, que me hubiese gustado ver triunfar a los míos. Eso sí, no estaba yo para dar muchos ánimos, pero estoy convencida de que el Atleti se cae y se levanta. Ya lo ha hecho y no dudo que lo volverá a hacer. A mí me pasó lo mismo. Todo mi mundo se vino abajo y, poco a poco, con mucho sacrificio, mucho trabajo, mucha perseverancia y mucha fuerza fui recomponiendo mi vida y volví a tomar sus riendas. Ésas que la leucemia me había arrebatado.
Hoy escribo con el corazón, no sé si colchonero o no. Al menos, muchos comprenderán por qué se quedaron con las ganas de hablar conmigo sobre el post partido. Mi coraje y mi corazón estaban recordando “otra liga”, la liga de la vida. La liga en la que fui sumando puntos superando los ciclos de quimio y la gané el día que me hicieron el trasplante de médula.
Y dicho esto, y superados estos días. Pensemos ya en el próximo partido. Vuelvo a ser la Jimena de siempre que se pone su bufanda para disfrutar de su Atleti gane o pierda… Pero como pierdan el próximo partido se enteran.