SEGUNDA PARTE

“la paz a través del deporte ha sido un mecanismo simbólico…”
…y entonces resulta que ahora todo será medio de prevención de actos vandálicos y con la opción de erradicar cualquier índice de violencia en los estadios de futbol y como una muestra sobre lo que ocurrió en nuestro balompié, es el equipo del Querétaro quien pone el ejemplo con la cruzada de tener un estadio libre de toda acción violenta, con las gradas llenas de aficionados (más no de fanáticos) que acuden y acudirán con la clara consigna de pasar un buen rato y no arriesgar la vida…para ello, determinaron la acción de pintar de blanco una zona del inmueble, invitando a la población a vestir de blanco y negando el acceso a los líderes de las mentadas barras y a unos cuantos. Lo curioso del caso es que esta condición debería ser replicada a la voz de ya! por todos los conjuntos de nuestro futbol y colocar en bandeja de plata a los rijosos y exhibirlos para que esto, insisto, no vuelva a ocurrir bajo ninguna opción. Ojalá así sea, porque aún estamos a tiempo, todos, de poner nuestro granito de arena en aras de una reposición del deporte mexicano, en donde el futbol como parte de la idiosincrasia debe ser una bandera de paz no una bayoneta de guerra… yo creo que se puede y mucho!
Derivado de lo anterior y con los antecedentes que le han dado la vuelta al mundo, celebro con mucho tacto una iniciativa que tiene que ver con los preceptos básicos, elementales del acervo deportivo. Me refiero a la alianza estratégica del deporte olímpico por la Paz, movimiento que surge, ciertamente a esos niveles pero que, debe, necesariamente impactar de la mejor forma en todas las áreas de la Cultura Física y Deporte, porque con la visión estratégica de quienes apuestan por un México deportivo de mejor calidad y nivel, buscan las alternativas, herramientas, proyectos, planes y programas que impacten directamente en beneficio de la población. La paz es un eje central de toda esfera de la vida, y el proponer activarlo en plan emergente o bien, con una claridad más a fondo, hace que aún cifremos esperanzas de una recomposición socio deportivo que nos coloque en mejores mecanismos de desarrollo.
El integrar equipos con la intervención directa del movimiento olímpico mexicano con distintas instancias públicas y privadas de carácter nacional e internacional con el propósito de llevar la paz a todos los lugares del país, es una alternativa que debemos aprovechar todos y que no se trata solo de un discurso desgatado o aburrido. No!, nel! hoy estamos ávidos de emerger y salir del trance en que estamos atolondrados (claro, unos más que otros) y que, por tanto, si bien es cierto tampoco se trata de una varita mágica o de venta de espejitos, debemos apostar por un mejor mañana. Dejar de lado esas altiveces de quienes a veces no se conducen bien y apostarle al real cambio, esa amigo(a) es la real opción que tenemos.
Me quedo con la esperanza fehaciente de que “la paz a través del deporte ha sido un mecanismo simbólico”, en donde, sin duda, se reconoce al deporte y la Cultura Física como dispositivos de comunicación y movilización social, porque toda esta esencia surge de la sociedad misma en general y no de alguien en específico y mucho menos de una instancia, luego entonces, crear y ponderar alianzas en beneficio del deporte es la llave de una mejora en todo sentido.
Soy un convencido de que la unión hace la fuerza, acá no se trata de tener y/o sentir miedo, al contrario, hay que ser temerarios (de los buenos) constructores de estrategias y fuerzas con todos los sectores de la sociedad involucrando a TODOS, para que sean las nuevas generaciones y quienes están en procesos activos, quienes converjan para contar y tener más y mejores muestras de valores en torno al deporte, tales como la disciplina, respeto, amor a la sociedad y a su país, entre otros.
Habrá sin duda, una revolución a favor del cambio inspirando una corriente con alternativas eficaces que comiencen desde casa, prosigan en la escuela y se enaltezcan en las diversas áreas deportivas, amén de los consabidos códigos que deben ser permanentes como la prevención de adicciones, fomento a la cultura del autocuidado de la salud, y la construcción de una cultura cívica de la paz, donde el deporte es y será la mejor herramienta y alternativa de procuración personal y colectiva. Esa es la consigna, y si en el futbol como en otras áreas se han debilitado por no contar con estas aristas, hoy es momento ya no de redoblar esfuerzos, si no de cimentar nuevas y altas expectativas que no se queden solo en el discurso, además con todo ello, me queda claro que se seguirá estimulando el sano movimiento deportivo mexicano que conlleve a la paz que tanta falta nos hace.
Pásenla bien!!!