Boris Johnson, ¿un Churchill con tintes fascistas?

Hace dos meses, analizamos en Trinchera Global el adiós de la ex Primer Ministra de Reino Unido, Theresa May, situación parecida a la dimisión en 1940 de Neville Chamberlain para ceder paso a Winston Churchill. Sin embargo, la salida de May del gobierno no obedeció a una amenaza de guerra como la enfrentada por Chamberlain (en pleno inicio de la Segunda Guerra Mundial), sino a la exigencia de la militancia del partido conservador por la desincorporación de Reino Unido de la Unión Europea. Partiendo de esta premisa, el pasado 24 de julio asumió el cargo de Primer Ministro británico, Alexander Boris de Pfeffel Johnson, político conservador que desde 2001 ha tenido una ascendente carrera política, convirtiéndose en uno de los artífices del Brexit.
Pero, ¿Qué es lo que hace tan carismático a Boris Johnson? “La identidad política de Johnson es resbaladiza; como bromista y como un hábil orador político, Johnson a menudo hace política para desafiar lo establecido, mientras que como blanco, clase media, educado en Oxford y miembro de del partido conservador, él simboliza todo lo que se considera como el establishment” (Yates, 2014, pág. 35). Se resalta, que la formación de Johnson es sólida, lo que le ha llevado a publicar trabajos históricos destacados como una de las biografías más apasionantes de Churchill (reflejo de sus propias aspiraciones políticas), pero también fue acusado al inicio de su carrera periodística por falsificar una cita en un artículo publicado por The Times, lo que le valió ser despedido. Poseedor de una personalidad quijotesca surrealista, fue durante ocho años en alcalde de la ciudad de Londres, atrayendo los reflectores en 2012 cuando la capital británica fue la sede de los Juegos Olímpicos de verano, mostrando la imagen de una ciudad de primer mundo, ordenada y con una identidad pocas veces vista en otras sedes olímpicas.
Sin embargo, el carisma de Boris no es el único factor que lo ha catapultado dentro de la política británica, ya que además de su membresía y liderazgo dentro del partido conservador, en un lustro se convirtió en una de las voces emblemáticas de la salida de UK de la Unión Europea, colocando el tema junto con Nigel Farage en la agenda política de la isla, lo que a la postre le costó la dimisión al entonces Primer Ministro David Cameron, después del Referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea del año 2016. “Boris Johnson (conocido como BoJo por los medios británicos), es una de las figuras más emblemáticas en la campaña pro-BREXIT. Tras la renuncia de David Cameron, Johnson pasó a ocupar el Ministerio de Asuntos Exteriores de la Mancomunidad de Naciones, uno de los cargos con mayor prestigio y responsabilidad. Tiene una trayectoria más bien rocambolesca, pues ha logrado ascender en el escenario político gracias a una combinación de histrionismo y astucia” (Gómez García, 2016, pág. 11). Precisamente la dimisión de Cameron provocó un sisma al interior del partido conservador, generando la oportunidad inmejorable para Johnson de convertirse en el Ministro de Relaciones Exteriores y de la Mancomunidad de Naciones del Reino Unido.
Esta cartera dentro del gobierno de Theresa May, fue el espacio inmejorable para posicionar no sólo en Gran Bretaña el tema del Brexit, sino en la comunidad internacional, particularmente con los líderes de la Unión Europea. Bajo este tenor y en palabras de Boris Johnson, la UE se ha se había vuelto “cada vez más centralizadora, interferente y antidemocrático […] La independencia de este país está siendo seriamente comprometida. Es este problema fundamental: esto erosiona la democracia, eso me lleva a emprender ésta lucha” (Virdee & McGeever, 2018, pág. 1804). En este orden de ideas, la figura de Johnson se convirtió en una de las complicaciones más evidentes durante el gobierno de Theresa May, quien en repetidas ocasiones trató de conciliar una salida con acuerdo de la Unión Europea, o bien, postergar la misma, lo que le ocasionó encontronazos con Jean-Claude Junker, Presidente de la Comisión Europea, así como con el presidente francés Emmanuel Macron y la canciller alemana Angela Merkel.
No obstante, ahora viene lo más difícil para Boris Johnson, conformar un gobierno que le permita al partido conservador salir avante de la presión política laborista, particularmente del líder de la oposición Jeremy Corbyn, conciliar la preocupación de Irlanda del Norte en su resistencia de salir de la Unión Europea y Escocia, quien además de intentar no salir de la Unión Europea, buscan su independencia de UK. Aunque uno de los temas que más preocupa a la opinión pública es que la imagen de Boris a la voz de Alfredo Crespo representa “una combinación de demagogia y populismo” (Crespo Alcázar, 2016, pág. 194), buscando incrementar el miedo en los británicos si no se alcanza un “Brexit duro”, aunado a que podría posicionar un discurso segregacionista, xenófobo y nacionalista, que le posicione en la imagen de un Churchill con tintes fascistas.
Twitter: @EdgarMaPe