Algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con qué pasará, otras hacen que suceda. Michael Jordan

Con regularidad somos -todos- impredecibles y hasta por momentos, sorpresivos y sorprendidos; en ocasiones nada nos está o nada nos llena; a menudo lo que queremos transmitir se malinterpreta o se maneja de la manera más equivocada por no saberse expresar y peor aún, por no saber comprender. Y en el ámbito deportivo esto no es la excepción, al contrario, a cada instante surgen éstas y otras condiciones que, ciertamente lo hacen rico, sabroso, pero también ácido, picoso y jocoso. Muchos lo captamos y otros no, a quienes nos interesa e importa el abanico de opciones deportivas, a otros simplemente porque les da “hueva” leer y saber de los temas o porque simplemente no es de su preferencia y se van por la facilita, de lo que hasta el perico sabe decir, y sacan a relucir sus historias milenarias que sólo impregnan su ego y por ende despilfarran voraces ideas arcaicas…en fin, allá ellos y su poquitera visión deportiva y su medianísimo don de palabra -ja- que dicen tener.

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Hoy estoy sorprendido una vez más por la facilidad de pasar de largo actos y actuaciones dignas de un imperio de fortaleza mental y física, y otorgarle mayores espacios al acto de celebración y felicidad de un beso de Antonio Pérez a Anthony Lewis, padres de Sergio y Lewis, respectivamente, que a lo que un par de hermanos rarámuris intentarán realizar en República Checa, en el denominado Moravsky Ultra Maratón, evento que se realiza durante 7 días y que solamente es para quienes han enfrentado condiciones de superación diaria en la vida misma. ¡Atención! No estoy en contra de los impulsos y emociones de felicidad y que se muestren cómo quieran y dónde sea, pero no estoy a favor de elevar a “n” potencia una imagen o un instante que, si bien es cierto queda marcado en la historia por los logros conseguidos, considero que es más resaltable la participación de 2 seres humanos que llegaron solos al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México -por increíble que les parezca- vestidos con sus indumentaria tradicional a sus raíces, sin alboroto alguno, sin los vivas y hurras, sin cámaras persiguiéndolos en los pasillos ni compañeros reporteros encimosos que buscan una declaración. Ellos son también parte de la diversidad deportiva de nuestro México pero que se les olvida a muchos, sino es que, a todos, y es por ello que me da enojo y hago una rabieta cada vez que surgen mejores resultados con más mexicanos en el país o en el extranjero y que pueden pasar desapercibidos solo porque prevalece lo que “más” llama la atención. Por eso, desde este Valle he bregado incansablemente porque se conozca y reconozca a quienes luchan, sí, en aras de su persona y sus familias, pero también del deporte y ganar unas monedas para seguir sus batallas, insisto y quede muy clarito, no le restó importancia a los demás temas y a los logros de nuestros compatriotas en otros deportes, pero Talina y Toño Ramírez ¿no merecen atención? ¿apoyo económico? ¿respaldo? ¿entrevistas, portadas, seguimiento, fomento y difusión de sus participaciones? Quiero decirles que cuando vi las imágenes de humildad de estos hermanos, no dude un segundo en hacerlo grande, porque esa es la razón fundamental del crecimiento deportivo en nuestro entorno, es ahí y en la educación dónde se tiene que invertir y no verlo como negocio y mucho menos como generador de dinero para sólo algunos, porque la riqueza deportiva es para todos, pero no llega a las manos indicadas, y en ocasiones se nos olvida que hay un mundo después del fucho y hoy en día de la F1 y se le tiene que otorgar su real dimensión, porque si no al ratito -ya lo verán- ganen o no ganen el ultra maratón, muchos y muchas “autoridades” se van a para el cuello y como siempre saldrán a decir que sí se les ha apoyado y etcétera.
Como colofón quiero aportarles algo referente a este evento deportivo. En México no es un deporte nuevo y de hecho hay registros de 1926 cuando los tarahumaras Tomás Zafiro y Leoncio San Miguel, recorrieron y cubrieron una distancia de 100 kms, desde Pachuca hasta la CdMex, en un tiempo cercano a las 10 horas. Por cierto, los tarahumaras se llaman a sí mismo rarámuri, que proviene de las raíces: rara -pie- y muri -correr- siendo uno de los referentes de la Sierra allá en Chihuahua, donde recorren grandes cantidades de kilómetros para realizar sus labores domésticas, de compra-venta-, de trabajo, salud y educación, entre otros, por lo que su condición de correr no es de la noche a la mañana y tampoco para generar un “atractivo” más, sino que lo realizan porque son fuerte en mentalidad y físicamente dotados ya que si bien es cierto que pueden hacer distancias oficiales de 21 y 42.195 kms., lo mismo hacen con aquellas de más de 50, llegando a superar barreras de los 63 y 100 mil metros.
En fin, ojalá Talina y Antonio, consigan esos resultados que tanto ansían y sigan demostrando su excelsa valía en todo sentido, además no solamente se trata de ellos, en su familia, conforman 5 hermanos y se suman: Mario, Juana y Lorena, solo que en ésta ocasión ellos se quedaron en México por otros temas, y de llevarse al cabo el famoso Ultra Maratón de los cañones, en Guachochi, en la Sierra Tarahumara, se volverán a reunir para correr los 5 juntos y después continuar con sus costumbres y tradiciones, como el cultivo de maíz y frijol, pastorear sus rebaños de cabras y ovejas por las montañas, o bien, distraerse y jugar carreras de bola o como dicen en su lengua: rarajipuami, que consiste en patear una pelota hecha de madera y ver quién será el primero en alcanzarla, ahí juegas todos, niños y adultos, con la peculiaridad de que apuestan alimentos para que una vez concluido el juego, convivan sin importar quien resultó perdedor o ganador…
Pásenla bien!!!

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