Un País polarizado y dividido socialmente

@jserratv

Desde que en Junio del 2018, Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones democráticamente, el País que ya tenía camino andado en este tema, se fue dividiendo y polarizando aún más, a partir de que cada mañana el titular del ejecutivo, fue señalando enemigos en prácticamente todos los frentes, no solo a su acérrimo rival Felipe Calderón Hinojosa, al cual ataca cada semana desde que comenzó el sexenio, en una repetición y odio que parece no tener fin y que se ha convertido en una obsesión para el tabasqueño, que no puede superar la derrota del 2006 y mira que ya han pasado 16 largos años, derrota mínima que el único culpable fue el propio Andrés Manuel, ya que tenía una ventaja de diez puntos en casi todas las encuestas y se confió, además de que erró en su estrategia de los últimos dos meses y sobre todo la clase media le dio el triunfo al michoacano.
En las interminables y repetitivas mañaneras de López, nos platica de un País que no existe más que en su imaginación y cuando algún reportero le señala las cifras verdaderas que incluso publican las propias instancias de gobierno, el Presidente se sale por la tangente con su ya trillada frase de “yo tengo otros datos” y lejos de que esto cause risa, provoca el enojo y la preocupación de los que no nos chupamos el dedo. Cabe mencionar que por supuesto, ese reportero que se atrevió a contradecirlo, no volverá a pisar las mañaneras, ya que ahí solo se entra por invitación y es obligatorio no juzgar ni enfrentar al mandatario. Quienes alguna vez lo hicieron como Ricardo Rocha o Jorge Ramos, no fueron nuevamente invitados y se les prohibió la entrada. Las mañaneras es una copia vil del programa que invento Chávez en Venezuela llamado “hola Presidente” y que ahora lo sigue Maduro, es decir como en la Iglesia, escuchar, repetir y callar.
Si hiciéramos una colección de todas las mentiras que ha dicho López Obrador en estos cuatro años y le creciera la nariz como a Pinocho, la misma no cabría en el estado de Chihuahua y si contáramos la cantidad de enemigos que se ha fabricado, la lista sería interminable, ya que todo aquel que discierne de lo que dice, pasa a formar parte de la lista negra del Presidente.
En lo que va de su mandato, ha criticado, amenazado y señalado a un sinfín de personas y grupos, por ejemplo a los Neoliberales, a los Conservadores, a la clase media, a los ricos, a todo político de oposición, a los Jesuitas, a los Sacerdotes, a los Judíos, a los Españoles, a los intelectuales, a los científicos, a los militares (aunque luego los defendió ), a los Doctores, a los Abogados, a las mujeres, a los que tienen un auto o una casa propia, a la OEA, a la ONU, a la OMS, al INE, a los Magistrados, y un largo etcétera.
Pero eso sí, tiene palabras suaves y hasta cariñosas para el crimen organizado y para los narcotraficantes, que dice el, que también son seres humanos. Incluso a sus propios seguidores les pone apodos como solovinos y mascotas. Y a los aspirantes de su partido a sucederlo les llama corcholatas y los confronta para que todos sepan quién manda, es decir se ha convertido en un hombre que no escucha, que lee lo que le conviene, que promete y se compromete (aunque nunca cumpla), se cree infalible, con un ego que no cabe en Palacio Nacional y que está más cerca de ser un dictador, que un hombre de izquierda. Se siente incluso el líder de América Latina y defiende a todos los gobiernos dictatoriales, autoritarios y asesinos que han acabado con la democracia y las libertades en sus naciones. Dice un dicho “dime con quién te juntas y te diré quién eres”, por si alguien todavía tiene dudas de los intereses de este Señor. El apoyará al candidato o candidata de su partido que más le obedezca, porque él quiere seguir gobernando tras bambalinas!
Todo ese veneno y acusaciones que hace el Presidente, tiene efectos muy adversos, ya que ha creado entre sus fieles seguidores y sus enemigos, una polarización como nunca se había visto en México, unos se sienten incluidos y otros ofendidos, creándose un caldo de cultivo altamente peligroso, donde la violencia sustituya a la razón y al diálogo, donde la ofensa pase al insulto y la opinión será letra muerta.
Los mexicanos tenemos la obligación moral y cívica de no permitir que nadie de ninguna corriente ideológica y fanática, nos haga perder la cordura, el respeto por diferentes pensamientos, la libertad de expresión sin señalamientos y que nadie nos utilice para sus propios propósitos, utilizándonos como soldaditos en un tablero de juego.
Los enemigos comunes de todos los mexicanos son el crimen organizado, la pobreza, el hambre, las enfermedades, no los que piensan diferente en política.
Nos leemos la próxima semana, saludos
Juan Serrat Viñas