Trabajando para ser pobre

La vida se ha vuelto más costosa, vivir, o para muchos sobrevivir cada vez cuesta más y no es cuestión de tener un empleo o no, ya que existen personas que trabajan o han trabajado prácticamente toda su vida y aun con eso no logran mejorar las condiciones personales y las de su familia. Seguir pensando que los límites están en la mente de las personas, o que el límite es el cielo, es negarse a ver la realidad.
En 2022, el salario mínimo en México tuvo un incremento histórico del 22 por ciento respecto al año anterior, pasando de 141.70 a 172.87 pesos diarios en la zona centro del país. De acuerdo con la Comisión Nacional de Salario Mínimos (Conasami), es el aumento más alto que ha tenido en los últimos 34 años, hasta aquí, todo iba relativamente bien. El 1 de enero parecía comenzar de manera más amigable, lo que no sabíamos es que la inflación también alcanzaría niveles históricos, lo que vino a derrumbar de manera prematura lo que podía ser una noticia que celebrar por largo tiempo.
En términos simples, la inflación, en economía, es el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios, por lo cual, más allá de tener conocimientos teóricos y técnicos en la materia, los hechos lo dicen; salir al supermercado, mercado local o tiendita de la esquina, nos enfrenta a momentos complicados sobre qué comprar, cuánto comprar, o definitivamente no comprar, pues el incremento “histórico” en el salario mínimo, se contrarresta con la inflación “histórica”, con lo cual adquirir aquello que se considera indispensable para una persona y para cientos de familias (donde no es lo mismo una familia “promedio”, de cuatro integrantes, a una de seis o más) resulta casi imposible, ycubrir la “canasta básica” se convirtió en privilegio de unos cuantos.
El propósito de fijar una cantidad mínima de dinero para los trabajadores es, cubrir las necesidades de una vida digna (artículo 123 constitucional), tal como la alimentación, vivienda y educación. La ley es poesía para nuestros oídos, pero seguimos esperando que se pueda materializar.
Ahora bien, en diciembre del año pasado, el titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), Ricardo Sheffield, dio a conocerlo que de acuerdo a estudios previos son los 21 productos de la canasta básica más consumidos por las familias mexicanas (la canasta básica se compone de 40), aceite de maíz o canola, arroz en grano, azúcar morena, bistec de res, cebolla, chile serrano, chuleta de puerco, frijol en grano, huevo, jabón de tocador, jitomate saladet, limón, manzana, melón, pan de caja, papa, papel higiénico, pasta para sopa, pollo entero, tortilla de maíz y zanahoria.
¿Ustedes consideran que realmente todo aquel que cuenta con un empleo dentro de la economía formal puede cubrir la canasta básica? La diferencia salarial en México es brutal, se trabaja mucho y se gana poco. De manera reiterada se habla de generación de fuentes de empleo, pero lo que no se menciona son los bajos salarios que se ofrecen y las condiciones laborales precarizadas donde se han normalizado contar con un horario de entrada, pero no de salida, lo cual también impacta en las relaciones familiares y en la sociedad misma, pues el tiempo que se convive en casa es poco o nulo.
Qué si tener mayor preparación académica hace la diferencia, no necesariamente o no aplica para todos los casos, el contar con mayores habilidades, capacidades y conocimientos, no siempre se reconoce en el ámbito laboral y menos se refleja en una remuneración económica. La desigualdad que existe en México está presente en todos los ámbitos a los que se voltea a ver, sin embargo, se vende la idea de agradecer el contar con un empleo (muchas veces con malos tratos, sueldos de hambre y que siguen perpetuando esquemas de pobreza) donde se tiene quien te explote, porque peor sería no tenerlo, imagínense a lo que se ha llegado.
El artículo 123 referente al trabajo, en su apartado B, fracción VIII, señala que; “los trabajadores gozarán de derechos de escalafón a fin de que los ascensos se otorguen en función de los conocimientos, aptitudes y antigüedad”, pero en este país, los asensos siguen estando al margen de la ley; el amiguismo, el compadrazgo, las simpatíasy sí, algunos golpes de suerte, son los que determinan quien tiene mejores oportunidades de trabajo, bajo algunas excepciones donde el mérito, cualidades profesionales y personales, no dejan espacio para poner en dudapor qué se ocupa determinado cargo.
“Vivir al día” se está convirtiendo en la regla más que en la excepción. Nacer pobre y morir pobre sigue siendo una realidad.Con los niveles de inflación que se tienen y sueldos tan pauperizados, es poco probable poder superarse.Nuestros gobernantes siguen llamando a “apretarnos el cinturón”, pero cuando ya se llegó al límite ¿Qué hacer?
La inflación general anual en la primera quincena de abril de este año fue de 7.72%, la mayor desde la segunda quincena de enero de 2001. En la segunda quincena de marzo fue de 7.45%, y en su momento se dijo que era la más alta desde enero de 2001 y, en la primera quincena de marzo, quedó en 7.29%, lo que nos deja ver un incremento sostenido en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), lo cual no parece que vaya cambiar de manera pronta.
No se puede pasar por alto que lo anterior obedece a una crisis mundial. En este contexto, el presidente López Obrador anunció el pasado miércoles 27 de marzo, que dará a conocer un plan antinflacionario que busca controlar el incremento de precios en 25 productos de la canasta básica, establecer precios “justos” que frenen el impacto en la economía de un gran número de mexicanos. Estamos en una situación bastante crítica, más allá de las filias y fobias hacia el gobierno en turno, lo más importante debería ser el bien común, tomar medidas y acciones que beneficien a las mayorías y principalmente a los que menos tienen, quienes destinan la mayor parte de su ingreso en alimentación, pues es injusto y hasta inhumano, trabajar para ser pobre.