Todos somos culpables

En la naturaleza del hombre existen aspectos que aunque no son deseables y para nada nos gustan, no siempre podemos cambiar, nos equivocamos una y otra vez, y en más de una ocasión cometemos el mismo error, juramos que en una próxima ocasión tendremos más cuidado, lo pensaremos mejor, es más, no habrá una próxima vez, pero llega el punto en el que volvemos a la justificación; somos seres humanos y nos equivocamos.
La experiencia pudo ser lo suficientemente mala, nos puede llevar a sentir culpa, pero pasa el tiempo y se olvida, la falta de memoria nos invade, y nuevamente tropezamos con la misma piedra, y en este caso, lo es casi de manera literal y tiene nombre y apellido; Enrique Peña Nieto. Se volvió a confiar en alguien que no debimos, porque una vez que nos mostró quien era y de lo que era capaz, una vez…. que en realidad se convirtieron en 6 años, de 2005 a 2011 en el Estado de México, la experiencia tenia que llevarnos a elegir mejor, pero el hubiera no existe.
No bastó un hecho como el de San Salvador Atenco (que por lo aberrante, se dio a conocer a nivel internacional) para darse cuenta que un individuo como Peña Nieto, no tenía las credenciales para ejercer el poder, para gobernar un Estado y mucho menos un país, pues recordemos, porque seguramente algunos han olvidado no solo la manera en que llegó a ser presidente, que no tiene que ver precisamente con las mejores prácticas de campaña, sino que también han dejado de lado un hecho que, le cambio la vida a una comunidad durante los días 3 y 4 de mayo de 2006, en el poblado de San Salvador Atenco, Estado de México, donde se vivió uno de los actos represivos más brutales de los que se tenga memoria en el país. Más de 3 mil efectivos de la policía atacaron a los pobladores.
Lo que inició como un conflicto entre floricultores por la inconformidad de un espacio para la venta, se salió de control desatando una serie de bloqueos carreteros, marchas y enfrentamientos entre los inconformes y policías de orden federal, estatal y municipal. Un operativo plagado de violaciones a los derechos humanos cometidos indiscriminadamente en contra de integrantes del movimiento social; Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) de San Salvador Atenco, quienes sostienen que en este caso, se tiene pendiente la aplicación de justicia y castigo contra los expresidentes Enrique Peña Nieto y Vicente Fox Quesada; a quiénes han acusado de ser los autores intelectuales de la represión, acoso y violaciones sistemáticas de los derechos humanos que se cometieron en los años 2001, 2002 y 2006, principalmente, durante su lucha contra la edificación del aeropuerto en Texcoco.
En mayo de 2006, hubo dos jóvenes muertos, de 14 y 20 años; incontables pobladores golpeados y arrastrados con brutalidad, humillados, casas cateadas, destrozadas por dentro, robadas; más de 200 detenidos con violencia, pobladores encarcelados por más de cuatro años. La investigación por parte de La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aseguró que respecto a la detención de 11 mujeres que presentaron denuncia; fue ilegal y arbitraria, y consideró la acreditación de la existencia de graves actos de violencia física y psicológica, incluyendo tortura, diversas formas de violencia y violación sexual ¿Y saben que sucedió en 2012? Lo saben, este sujeto, quien permitió estas atrocidades, se convirtió en presidente de México para el periodo 2012 – 2018.
Se sabía quién era y aun con eso Televisa se encargó de impulsar su triunfo presidencial y lo volvió hacer, ahora como presidente de México, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, septiembre de 2014. Enrique Peña se ha ido, pero seguimos sin saber que pasó con los estudiantes, este hecho que también cimbró al país, pero que lamentablemente a la distancia para muchos es irrelevante, pero es un caso que nuevamente nos coloca en el plano internacional por la gravedad del hecho, pues, “43 estudiantes desaparecieron”, pero tal vez el expresidente Peña Nieto puede decirnos dónde están, cuáles fueron sus órdenes, pero sigue sin dar la cara y hacerse responsable, sin embargo, algo queda claro; lo que denominó como “verdad histórica”, fue una mentira monumental.
El pasado lunes 28 de marzo, fue un día importante respecto al caso Ayotzinapa, se dio a conocer el tercer informe por parte del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), designado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), quienes revelaron la participación de la Marina, la hoy desaparecida Procuraduría General de la República (PGR) y la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).
Asimismo, se confirma que muchas actividades dentro de la investigación eran falsas, lo cual refleja una vil simulación en tres momentos; simulación el día de los hechos porque cambiaron las bitácoras, cambiaron los documentos y falsificaron información. Un segundo momento; falsificación de los elementos que fueron parte previa de la investigación de la PGR y un tercer momento; sumado a lo anterior, la tortura, lo cual desvirtúa totalmente la investigación, llevando por caminos ineficaces e ineficientes, por ello; llevamos 7 años sin poder encontrar a los estudiantes y saber qué fue lo que realmente sucedió, se alteraron las evidencias y no es algo de lo que Peña Nieto no tuviera conocimiento, y lo mínimo que se espera es que sea llamado a declarar, ya que juzgar ante la ley a un expresidente en nuestro país, se ve lejano.
Enrique Peña Nieto, como autoridad máxima es responsable de lo ocurrido en San Salvador Atenco en el Estado de México y en Ayotzinapa, Guerrero. A los que se preguntan por qué estamos como estamos, la respuesta puede ser por la falta de compromiso social y por nuestra irresponsabilidad para elegir gobernantes, por no aprender de nuestros errores, errores que cobran vidas y que dejan secuelas profundas e imborrables en la vida de las personas, porque muchos no lo eligieron una vez, sino dos, primero; como gobernador y después como presidente.
Algunos viven añorando el pasado, en verdad es lo que extrañan, gobernantes de esta calaña. Qué vergüenza que gente así nos gobierne, un personaje tan menor, que evidenciaba serios problemas para estructurar una idea, articular una frase y emitir una opinión, y que fue sujeto de burlas por la falta de “astucia” para responder preguntas que le implicaban salirse del guion. Aquí y ahora miramos a todos lados buscando un culpable, en verdad todo es responsabilidad de “malos gobiernos” ¿quién elige a los gobernantes? ¿quién los vota o decide no acudir a las urnas? ¿quiénes son los que no se informan y exigen rendición de cuentas? ¿quiénes son los que de la protesta no pasan a la propuesta? El país es de todos, aunque unos cuantos se sientan dueños del mismo, no puede existir un solo culpable del país que hoy tenemos y padecemos, todos, absolutamente todos los que podemos informarnos y participar, somos culpables.