Pandora Papers, el probable epitafio de la derecha chilena

El pasado fin de semana una noticia convulsionó a múltiples gobiernos del orbe mundial, la publicación de un estudio denominado “Pandora Papers”, realizado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), a través del cual se revela una práctica financiera en la que se ven involucrados no sólo actores políticos, sino también empresarios y miembros de la farándula. Sin embargo, los políticos entre los que figuran primeros ministros de países europeos, expresidentes, legisladores son los que se encuentran en el ojo clínico de sus propios gobiernos, las autoridades de fiscalización, los cuerpos policiacos y el escrutinio público.
En este sentido, los últimos 60 años han quedado documentadas por distintas corporaciones policiacas de investigación como el la Agencia Federal de Investigaciones conocida por sus siglas en inglés como (FBI), la existencia de paraísos fiscales como Suiza, las Islas Caimán, las Islas Vírgenes Británicas, Luxemburgo o Tahití, por citar algunas, a través de cuyos bancos se realizan transferencias de dinero con la finalidad de esconder riquezas, o bien, para pagar menos impuestos a las autoridades fiscales del país de origen de la fuente de riqueza. Aunado a lo anterior, con el boom del surgimiento de la mafia, los cárteles y demás grupos de la delincuencia organizada a nivel internacional, las prácticas para el blanqueo de capitales paulatinamente han sido perseguidas con mayor rigor y sancionadas por los jueces.
No obstante, a partir de la publicación en 2016 de los denominados “Panamá Papers”, así como el caso Odebrecht dado a conocer en el mismo año, los medios periodísticos de investigación han jugado un papel preponderante para desnudar los mecanismos modernos de lavado de dinero y ocultamiento de fortunas en paraísos fiscales, dentro de esa modernidad destaca la constitución de las denominadas empresas offshore, muchas de las cuales al gozar de una jurisdiccional extraterritorial a la luz del derecho internacional, puede sujetarse a la flexibilidad fiscal y legal que le otorga el país en el que es constituida (generalmente paraísos fiscales), resaltando que la constitución de dichas empresas en muchos casos es a través de despachos corporativos que se dedican exclusivamente a ello, aún a sabiendas que muchas de estas son sociedades mercantiles fantasmas, tal y como ha quedado de manifiesto gracias al estudio publicado por la ICIJ.
Sirva este contexto, para enfocarse en un actor político vinculado fuertemente con la derecha latinoamericana, el presidente chileno Sebatián Piñera, quien es uno de los nombres que salió a relucir en los Pandora Papers, acción que se suma al gran descontento social que ha generado su gobierno, después de las manifestaciones multitudinarias del año 2019, cuando miles de chilenos salieron a las calles a exigir una economía más amigable para miles de ciudadanos que sienten que la bonanza macroeconómica que vive el país sudamericano desde inicios de los años 90’s del pasado siglo XX, no se ha visto reflejada en sus bolsillos.
Aunado a lo anterior, la famosa bursatilización del sistema de pensiones que tanto presumían a inicios de la década del siglo XXI tal pareciera no ha generado los rendimientos económicos que tanto prometieron sus gobernantes, a tal grado que dichas manifestaciones incentivaron que Piñera tuviera que cambiar urgentemente a sus ministros económicos y de Hacienda para tratar de resistir los embates de una izquierda que busca por fin un respiro a la inflación exacerbada, menguar las políticas neoliberales de las cuales Chile fue promotor a partir de la llegada de los Chicago Boys con el gobierno pinochetista, así como acabar por completo con los escándalos de corrupción en su gobierno.
En este sentido, el último periodo presidencial de Piñera parece sucumbir y con ello sucumben también los sueños de la derecha liberal que intenta mantener a flote un barco que pareciera estarse hundiendo, además se advierte que Chile se ha convertido en una ínsula sudamericana por la constante confrontación de su presidente con naciones de izquierda como sus vecinos Argentina, Bolivia y Perú, situación que se antoja por demás innecesaria en momentos en los que están prontos a vivir una de las jornadas electorales más esperadas en este 2021.
Bajo este tenor, a finales de noviembre el partido del actual presidente Piñera viviera una primera vuelta electoral que pareciera podría desencadenar una segunda pata el mes de diciembre. Sin embargo, lo preocupante para Piñera es que los partidos que han tomado la delantera en las preferencias electorales han sido aquellos vinculados a la izquierda en una alianza electoral que aglutina a las fuerzas más radicales y más moderadas del amplio espectro del socialismo y social democracia chilena, así como otra alianza que enfila a las fuerzas de centro como el principal brazo opositor frente a la primera, muy por debajo en las preferencias electorales de cara a noviembre.
Finalmente, el nuevo escándalo de los Pandora Papers parece que será no sólo el último clavo que cierre el féretro de la derecha chilena, sino también de la carrera política de Piñera, ya que si echamos mano de la historia, Chile ha sido muestra palpable de los países que se rigen por la consigna de que al corrupto “ni perdón ni olvido”.
Twitter:@EdgarMaPe