En los Juegos Olímpicos no se corona a los más hermosos ni a los más fuertes, sino a los que compiten. También en la vida, los que actúan rectamente son quienes alcanzan el premio. Aristóteles

En los Juegos Olímpicos no se corona a los más hermosos ni a los más fuertes, sino a los que compiten. También en la vida, los que actúan rectamente son quienes alcanzan el premio. Aristóteles

Cuando todo pareciera normal, aparecen monstruos que atormentan, azotan y por momentos devastan cualquier resquicio de entrada y/o salida de luz, a veces, casi siempre a diario, son partidarios de hacerte pasar no solo un mal momento sino un pésimo día, pero de esto deberíamos aprender todos los momentos para erradicarlos, mandarlos al carajo y evitar una catástrofe. Así es el deporte, el ejercicio, el entrenamiento físico y mental y también la recreación y la diversión. Es por ello que en tiempos pandémicos que nos han azorado de diversas maneras y causado un impacto lacerante en toda la humanidad se requiere algo más que simple voluntad para salir adelante, se necesita fibra, valor y eso que ustedes y nosotros sabemos y que bien aplica para ¡todos! y no se trata solamente de un dicho común o hasta por momentos vulgar, más bien es una invitación al punto de reflexión y recorrer todas las áreas que aún nos queda por descifrar y si podemos hacerlo a través del deporte pues que mejor que cargar con armonía, tranquilidad y algo de paz.
Este martes se conmemora el “Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz”, promulgado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en coincidencia con el inicio de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en 1896, en Atenas, Grecia. Y sirva el dato para ejemplificar como a lo largo de los años, la humanidad ha visto en el deporte y la actividad física y desde hace unos años en la Cultura Física, el estímulo necesario para erradicar diversos males que nos aquejan, ha impreso tenacidad para promover de forma permanente la creación, instauración y fortalecimiento de tejidos socio-deportivos que impacten en la sociedad, destacando con valores el desarrollo de cualquier disciplina deportiva desde los niños hasta los adultos mayores, la protección de los espacios públicos así como la implementación de programas sociales de alto impacto que generen mayor oportunidad para jóvenes que buscan ávidamente un cambio en sus condiciones y enseguida sean un referente de cómo el deporte impacta de grata manera y lo traslada desde el núcleo familiar y lo lleva a ampliarlo al sector productivo. Hoy en día las políticas públicas en este rubro son más precisas: llegar de verdad al deporte social y activarlo, poner en marcha la detección de talentos que representen a la localidad, municipio, estado y país, la apertura de más y mejores infraestructuras que cuenten con lo necesario para la promoción, difusión y fomento del deporte y Cultura Física.
Así pues, cuando de pronto surgen esperanzas y deseos profundos de infundir planes, proyectos y programas efectivos que surtan efectos reales de ampliar el horizonte deportivo y que con ello se genere paz, es ahí donde debemos sumar esfuerzos y no cerrarnos por unos cuantos mafiosos de pantalón largo que solo velan por sus arcas, a veces se disfrazan de ángeles, pero sin la aureola y por tanto no iluminan en nada. Y es aquí donde intervenimos todos y debemos convertirnos en embajadores y promotores de estas facetas de la Cultura Física y el Deporte, seamos amateurs, semiprofesionales o profesionales, quienes por simple condición de mantenimiento físico y mental, por ocio y recreación, todos debemos dejar un granito de arena en la consecución de la paz en cualquier esfera de la vida, pero en la actividad deportiva es elocuente y más directa, claro, en ocasiones hay sus excepciones pero son las menos, de tal suerte que con esta opción seguiremos abriendo el horizonte para las generaciones y brindarles espacios de calidad, programas incluyentes donde convergen TODOS, donde la risa, el abrazo, el beso y el apretón de manos formulen endorfinas, paz, alegría, pero sobre todo ganas de vivir y no de sobrevivir. Jugar o divertirse es lo de menos, hacerlo es lo importante y llevarlo a cabo de la mejor manera es la liberación de tensión, es la recuperación de movilidad, es ejercitar cuerpo y mente, es oxigenar de mejor manera, pero atención, esta es tan solo la muestra de un inicio prometedor de un programa integral de alimentación, cuidados personales, etcétera, por eso se habla y señala que los ejes centrales para lograr el bienestar individual y colectivo está en la salud, educación, deporte y cultura física, obvio, sin olvidarnos de los otros sectores.